Gestado como un proyecto Fondecyt en el año 2017 al alero de la Pontificia Universidad Católica, un estudio clínico desarrollado por académicos de las carreras de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello y de Fonoaudiología de la Pontificia Universidad Católica en pacientes de la Liga Chilena contra el Mal de Parkinson promueve el trabajo interdisciplinario en la intervención de pacientes con este diagnóstico, para entrenar la musculatura respiratoria y contribuir así a una mayor fuerza de la tos y de la intensidad de la voz. Los pacientes con esta enfermedad suelen desarrollar neumonías y derivar muchas veces en la muerte, así como la hipofonía o voz de débil intensidad, impacta en el aislamiento social y la calidad de vida.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo lentamente progresivo caracterizado por alteraciones motoras, rigidez muscular y temblor en reposo. Este diagnóstico afecta a los subsistemas del habla, incluidos respiración, fonación, articulación y prosodia. Asimismo, se observa una disminución del volumen de la voz, perjudicando las habilidades de comunicación y contribuyendo al aislamiento social y la calidad de vida del paciente. Estudios anteriores han revelado que las personas con Parkinson presentan múltiples complicaciones respiratorias, como debilidad y rigidez de los músculos respiratorios, de los músculos abdominales, de la pared torácica y tos reducida.
El estudio desarrollado, durante los años 2018 y 2019, por Alvaro Reyes, docente de la Universidad Andrés Bello, y anteriormente de Kinesiología UC y Adrián Castillo docentes de Fonoaudiología UC, se aplicó en 43 pacientes de la Liga Chilena contra el Mal de Parkinson, interviniendo con la implementación de un programa de entrenamiento con prescripción específica de 15 ejercicios diarios por 11 semanas, elevando la intensidad de los mismos cada dos semanas. La muestra, distribuida en hombres y mujeres entre 60 y 78 años, incluyó el uso de dispositivos para ejercitar la fuerza de la musculatura espiratoria, y de musculatura inspiratoria; demostrando que la primera de ellas permite mejorar la calidad de la tos aumentando su flujo, además de elevar el volumen de la voz en tareas de alta intensidad vocal.
“Las personas suelen asociar la enfermedad de Parkinson con la forma característica de la caminata, temblor y el descontrol de los movimientos, pero desconocen que la rigidez muscular afecta otros sistemas aún más riesgosos para la salud. Es necesario mejorar los protocolos de entrenamiento y rehabilitación, y así generar estrategias interdisciplinarias de apoyo kinesiológicos y fonoaudiológico de estos pacientes, de modo de prevenir complicaciones respiratorias y comunicativas”, así señaló Adrián Castillo.
Es muy común que los pacientes al aumentar la rigidez muscular pierdan la fuerza de la tos y por ende se atoren sin poder despejar las vías respiratorias. Es así como muchos de ellos desarrollan neumonías que terminan en la muerte. Sin menor importancia, se observa que los pacientes con Parkinson hablan cada vez más bajo, lo que afecta su calidad de vida y ayuda a su aislamiento. Una estrategia interdisciplinaria permite anticipar este deterioro evolutivo de la enfermedad y evitar complicaciones, en la medida que se innove en las terapias y se evalúe continuamente el flujo aéreo de la tos y la voz.
Isabel Cornejo, kinesióloga especialista en gerontología y directora ejecutiva de la Liga Chilena contra el Mal de Parkinson, señaló que los resultados del estudio fueron muy positivos, aunque el uso de dispositivos para entrenar el movimiento espiratorio e inspiratorio no está incluido en la canasta GES de Parkinson. “El problema de la actual canasta es que se centra en el tratamiento medicamentoso, dejando de lado los no farmacológicos que tienen igual impacto en la calidad de vida de las personas con Parkinson, como lo es la rehabilitación. Tan importante como las manifestaciones motoras de esta enfermedad, son aquellas comunicativas, ya que contribuyen al deterioro cognitivo de la persona y a su aislamiento social”, precisó.
La Liga Chilena contra el Mal de Parkinson es una ONG con 34 años de trayectoria en la atención a estos pacientes. Sus pilares de trabajo se centran en el aspecto biomédico, en mantener la funcionalidad con apoyo de fonoaudiólogo, kinesiólogo, terapeuta ocupacional y asistente social; y la conservación y prolongación de la salud mental y la participación para mantener un rol activo en la sociedad. Si bien no hay cifras precisas sobre Parkinson en Chile, en 1992 una encuesta identificó una prevalencia de 1,9 personas por cada 100 mil habitantes, no obstante se asume que es una cifra en aumento, ya que el envejecimiento progresivo de la población eleva su incidencia. El GES Parkinson no cuenta con cifras estadísticas pero atiende alrededor de 32 mil personas en el país, lo que implica que habrían más 8 mil pacientes aún no tratados.
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