En el marco del reciente Congreso de la Sociedad Chilena de Neumología Pediátrica (SOCHINEP), la Carrera de Kinesiología de la Pontificia Universidad Católica presentó los resultados de un innovador modelo de test de marcha de 6 minutos para pacientes pediátricios con patología respiratoria crónica, usuarios de ventilación mecánica y traqueostomizados, realizado en el Hospital Josefina Martínez; con apoyo de estímulos verbales y estrategias lúdicas.
El estudio se realizó en niños que dada su condición respiratoria compleja y crónica poseen altos requerimientos en salud, presentan limitaciones funcionales, y tienen un alto impacto en su desarrollo familiar y social. Para Gregory Villarroel, kinesiólogo docente de la Carrera de Kinesiología UC y líder del estudio, “todo tipo de intervención en este perfil de pacientes, busca reducir la dependencia de equipos y tecnología, así como mejorar la calidad de vida, la autonomía del niño y su funcionalidad en el entorno, por ende la necesidad de relacionarnos naturalmente con ellos a través de juego y la estimulación verbal”.
El trabajo de investigación “Test de marcha seis minutos modificado en niños medicamente complejos con patología respiratoria crónica, usuarios de ventilación mecánica y traqueostomía”, liderado por Gregory Villarroel, se aplicó en una muestra de niños entre 2 y 9 años, y demostró que existe una menor capacidad funcional en los niños con este tipo de enfermedades, principalmente si son usuarios de ventilación mecánica.
En 2008 el Hospital Josefina Martínez, de Puente Alto, campo clínico de la investigación UC, inició un Programa de Rehabilitación Respiratoria, que incluye entrenamiento aeróbico sobre trotadoras, en un plan de 2 a 3 sesiones por semana, monitoreando el rendimiento cardíaco y la saturación de oxígeno. Desde entonces, el establecimiento innova en exámenes y terapias interdisciplinarias que permitan mejorar las condiciones de tratamiento, la participación de la familia y habiliten un reintegro más temprano a la rutina y vida social. “Más del 90% de nuestros pacientes son portadores de traqueostomía y al menos un 70% son usuarios de ventilación mecánica crónica a través de traqueostomía; mientras que la mediana de edad fluctúa entre los 2 y 3 años. Esto ha llevado al Hospital y a nuestros profesionales a adaptarse a las necesidades de los niños, generando estrategias innovadoras tanto diagnósticas como terapéuticas. En el caso de este test de marcha, se consideraron las características anatómicas, funcionales, el ciclo del desarrollo e interés de cada niño, con el fin de captar su interés y su colaboración en la prueba”, señaló la Dra. Mireya Méndez, directora del Hospital Josefina Martínez.
La intervención involucró con éxito a un equipo multidisciplinario, con apoyo médico, kinesiológico, psicológico y nutricional. El test fue realizado en un pasillo plano de 30 metros, marcado cada 1 metro. Se indicó al paciente que debía caminar lo más rápido posible, sin correr, durante 6 minutos. Durante el recorrido el paciente tuvo la opción de sentarse y descansar si así lo requería, pero debía reincorporarse lo antes posible para continuar con la prueba, sin pausar el cronómetro durante la detención del paciente. Como parte de las modificaciones al protocolo se incorporaron estímulos constantes para lograr que camine con la mayor rapidez posible; y de ser necesario, llevando el ventilador y su sistema de oxígeno. Durante el desarrollo del test fueron utilizados algunos elementos de estimulación como un panel para pegar figuras, pelotas de velcro y una tablet.
La muestra fue aplicada en 15 niños, 14 de ellos usuarios de ventilación mecánica y 13 de 15 niños traqueostomizados. En aquellos pacientes que estaban empezando a caminar o que tenían una alteración del patrón de marcha, producto de su patología, también recibieron paralelamente kinesiología neuromotora para mejorar esta actividad.
La importancia del estudio es que permitió dar mayor peso a un test que debió adaptarse para una determinada población que habitualmente por su complejidad no es incorporada a un programa de rehabilitación. En este sentido, demostró que el test es muy confiable y seguro a pesar de la alteración funcional, y puede ser utilizado con modificaciones en este grupo de pacientes, contribuyendo a valorar el efecto de cualquier intervención o de la evolución propia de la enfermedad sobre la capacidad funcional de un niño médicamente complejo .
“El juego y la estimulación verbal fueron un recurso efectivo de motivación para lograr que los niños pudieran ejecutar este test y posteriormente ser entrenados en trotadora. Cuando lo hacíamos con el test estándar recomendado por la Asociación Americana del Tórax, los niños simplemente no caminaban porque no les interesaba. Asimismo, la participación de la familia confirmó su rol fundamental al transmitir seguridad y confianza al niño, colaborando en un mejor resultado del test y posteriormente una favorable adherencia al entrenamiento aeróbico”, precisó Gregory Villarroel.
Para este estudio se realizó al menos 2 veces el test durante la misma semana, observándose que existía muy poca variabilidad entre uno y otro. Este punto resulta fundamental en la valoración de la confiabilidad de una herramienta de evaluación. Por otro lado, los niños luego recibían un entrenamiento sobre trotadora de 24 sesiones 2-3 veces por semana y al finalizar las 24 sesiones se volvió a repetir el test de marcha, observándose mejoras estadísticamente significativas en la distancia que podían recorrer. “En promedio mejoraron casi 70 metros, lo que es muy bueno si pensamos que es casi 1 cuadra más que pueden caminar en solo 6 minutos. Precisamente este cambio en la distancia recorrida lograda en el TM6 luego de 24 sesiones de entrenamiento, forma parte del estudio presentado en Madrid en el International Congress de la European Respiratory Society en septiembre de este año”, finalizó el académico de la Carrera de Kinesiología UC.
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