Por Vasti Abarca González
El 30 de septiembre de 2021, la desaparición del estudiante de Ingeniería Forestal de la Universidad Austral, Roberth Aldunce, abrió un crudo año en Valdivia: desde esa fecha, han desaparecido tres universitarios en la ciudad, dos fueron hallados sin vida y uno sigue sin rastro.
Roberth, que alcanzó a cumplir 21 años, había llegado a Valdivia para estudiar su ansiada carrera universitaria, que tenía como meta desde que inició un Bachillerato de dos años en la sede Coyhaique de la Universidad Austral.
Oriundos de Santiago, la familia Aldunce Briones se separó físicamente cuando Alejandra, hermana mayor de Roberth, se fue a vivir a Chimbarongo por razones laborales, mientras que el menor de la casa emprendía rumbo al sur.
Sin embargo, siempre estaban en contacto y las visitas eran constantes. Roberth viajaba al menos cuatro veces al año a Chimbarongo y durante el verano se iba a la casa de su papá, que reside en la comuna de Quilicura.
A pesar de la distancia, la familia se mantenía aferrada. Hace sólo unos años, los tres habían sufrido una dura pérdida que los marcó para siempre.
Con el corazón herido, Alejandra recuerda lo sucedido. “Mi mamá falleció porque le dispararon en la cabeza”, dice casi como un susurro.
En 2018, Nury Briones, de 61 años, vivía con una reciente nueva pareja tras separarse del padre de Roberth y Alejandra.
La última vez que su hija habló con ella todo parecía normal, por lo que la familia Aldunce Briones jamás imaginó la noticia que recibiría el 4 de diciembre de ese año.
Ese día, les notificaron que Nury Briones había sido asesinada de un disparo en la cabeza por su conviviente, Pedro López Avendaño, un suboficial en retiro de Carabineros, quien se suicidó tras el crimen ocurrido en la comuna de Huechuraba (Santiago).
“Él aunque perdió a su mamá, quería vivir”, dice Alejandra sobre su hermano Roberth.
Ambos cargaban con el dolor de esa pérdida, pero Alejandra era (y es) indiscutiblemente una hermana mayor. Aunque su hermano vivía en tierras lejanas, ella pagaba mensualmente un plan de celular para asegurar la comunicación diaria.
Todos los días llamaba a Roberth, aunque fueran cinco minutos. Cómo estaba, qué haría, a dónde iría. Alejandra asumió sin problemas una dinámica maternal desde que comenzó a estudiar pedagogía, cuenta.
Incluso, desde que Roberth estaba en séptimo básico, ella junto a su madre, eran las apoderadas en el colegio.
Hasta septiembre de 2021 habían pasado muchos años desde esos tiempos, pero el corazón de hermana mayor no había cambiado. Ese último día del mes, como muchas mañanas, Alejandra llamó a Roberth.
Esta vez no fue por teléfono, sino que a través de la plataforma de Messenger, porque Roberth dijo que tenía el celular malo.
Ese jueves, el universitario le contó a su hermana y su papá que en la noche saldría con sus amigos a un muelle. Era la primera velada sin toque de queda por la pandemia de covid-19, y las fiestas clandestinas no se hicieron esperar cuando cayó la noche en Valdivia.
Esa fue la última comunicación que tuvieron.
El estudiante de segundo año de Ingeniería Forestal, desapareció durante la madrugada y no se supo nada de su paradero durante casi dos semanas.
Las circunstancias que rodean esa noche del jueves 30 de septiembre aún están en investigación. Todavía no se puede hablar de certezas.
Alejandra supo que algo andaba mal cuando Roberth no contestó sus llamadas durante tres días. El primero de octubre lo llamó y nada. Al día siguiente tampoco respondió, al tercero no hubo caso. Era completamente extraño.
Ya habían pasado cuatro días cuando la expareja de Roberth se comunicó con Alejandra, según relata.
“Ella me dijo que estaba muy preocupada porque no lo había visto hace tiempo, quería saber si estaba vivo y me contó que había soñado con él, que estaba en la playa muerto en el agua”, recuerda Alejandra en conversación con Diario de Valdivia.
“Me pareció raro que dijera que no lo había visto porque aunque habían terminado, yo sabía que ellos se seguían juntando como amigos”, agrega.
La conversación dejó a Alejandra con más dudas que respuestas, y decidió llamar a su padre para que desde Santiago pusiera una denuncia por presunta desgracia porque nadie sabía donde estaba Roberth.
“Viajamos ese mismo lunes a Valdivia y nos juntamos allá con mi papá”, cuenta.
“Yo puse en mi Facebook que estaba desesperada, que quería saber algo de mi hermano, y cuando íbamos viajando, varios chicos de la universidad que lo conocían me dijeron que habían visto a Roberth con su expareja ese último día”, asegura Alejandra.
Más dudas se generaron cuando el 5 de octubre, según recuerda Alejandra, la expareja de Roberth se presentó ante la Policía de Investigaciones (PDI) con la mochila del universitario.
“Adentro había un jockey que mi hermano usaba, una toalla celeste, el celular con la pantalla quebrada, un cargador, y la billetera sin la Cuenta Rut”, detalla.
Sin embargo, seguían sin rastro de Roberth. La familia recorrió humedales, ríos, cabañas, playas, parques, pero nada.
Viajaron primos, tías, amigos, vecinos, desde Santiago y Chimbarongo. Más de 100 universitarios aplanaron el Parque Santa Inés y sectores aledaños, pero nada. “Era como si se lo hubiera tragado la tierra”, dice Alejandra.
Así pasaron las horas y días hasta el 12 de noviembre de 2021.
“El día que apareció su cuerpo, con mi esposo David estábamos en el centro de Valdivia porque una mujer había puesto en Facebook que vio a Roberth drogado en la plaza. Yo pensé que no podíamos descartar nada, así que fuimos, pero llegamos y no había nada”, relata la profesora.
En ese transcurso, Alejandra recuerda que llamaron por teléfono a su papá para avisarle que habían encontrado un cuerpo y querían verificar si era Roberth.
Y lo era. “Mi papá lo reconoció por los tatuajes”, comenta Alejandra, quien desde ese momento se transformó en una estoica representante de su hermano y su familia.
“Mi papá perdió a su mujer y después a su hijo”, lamenta, asegurando que no ha querido darle la mayor carga sobre la investigación, por lo que ella junto a una tía figuran como querellantes.
El 12 de octubre, Roberth fue hallado por un hombre que estaba cerca del muelle Los Castaños. Apareció flotando en el río Valdivia.
Según la investigación que está en curso a cargo del fiscal preferente, Jaime Calfil, se presume que la última vez que Roberth fue visto con vida estaba en el muelle Los Castaños, en la costanera valdiviana, frente al muelle Schuster.
¿Con quién? Eso es materia de investigación.
El doctor en Ciencias Forenses, Carlos A. Gutiérrez, quien fue contratado por la familia de Roberth, asegura que a diferencia del enigma que rodea las desapariciones y muertes de otros universitarios en Valdivia, el caso de Roberth tendrá certezas cuando finalice la investigación.
“Mi función como forense es saber qué es lo que le ocurrió esa noche, saber si en su fallecimiento hay terceras personas o fue un accidente, y eso es lo que tengo que establecer de forma científica”, explica a Diario de Valdivia.
Desde Santiago, Gutiérrez detalla que ha viajado al muelle donde se presume que Roberth estuvo por última vez, y maneja dos hipótesis: Se habría caído de manera accidental o podría haber sido empujado de forma intencional hacia el río.
“La hipótesis del suicidio la descarto ahora, no hay medios de prueba que indiquen que esto pueda haber sido un suicidio”, puntualiza. “Estamos desarrollando las pericias, se han pedido varias diligencias al Ministerio Público para complementar la información que tenemos”, agrega.
Alejandra asegura que no pudieron acceder a todos los registros de cámaras de seguridad que estaban disponibles en los muelles, dado que en un principio recibieron confusas pistas que los llevaron lejos de donde finalmente encontraron el cuerpo de Roberth.
Hasta ese momento, la familia no tenía pistas de lo importante que sería poder contar con registros de ese sector, por lo que cuando solicitaron las imágenes, ya habían sido borradas por el tiempo que había pasado.
Sin embargo, “hay movimientos bancarios también que son de importancia porque nos entregan de inmediato una hora exacta y nos acorta de inmediato el margen de horario en que él estaba con vida, o hasta dónde estuvo con vida, nos ayuda a poder establecer científicamente la data de muerte más exacta”, explica el forense Gutiérrez.
“Con eso pude establecer también en qué lugares pudo haber estado y en qué lugares podría haber caído al río”, detalla.
El científico forense proyecta que para diciembre debería entregar su primer informe. “Debería ser bastante concluyente en el sentido de si fue un accidente o un homicidio”, puntualiza Gutiérrez.
De todas maneras, defiende con énfasis: “Nosotros sabemos que indudablemente sí hay participación de terceras personas posterior a la muerte de Roberth, eso irá en mi informe”.
Desde la Fiscalía Regional Los Ríos, el vocero Eric Aguayo, explica que se trata de “una investigación vigente y con diligencias investigativas y periciales en curso, sin descartar ninguna línea investigativa”.
- ¿Cuáles son las principales diligencias que se han realizado hasta el momento?
“Existe una multiplicidad de diligencias que se han dispuesto por el fiscal preferente asignado al caso, consistentes entre otras en: órdenes de investigar a Carabineros de la SIP y Brigada de Homicidios especialista en la materia, peritajes al LACRIM de la PDI, toma de declaraciones, entre otras que no se pueden dar a conocer para asegurar el éxito de las mismas, y fundamentalmente porque la ley procesal penal no permite divulgar antecedentes de las investigaciones a quienes no son intervinientes”.
- ¿Qué nivel de prioridad tiene esta investigación?
“Este tipo de investigaciones tienen la mayor prioridad dentro del trabajo diario que realiza la Fiscalía. Se encuentra sujeta además al cumplimiento de un protocolo interinstitucional de presuntas desgracias existente a nivel nacional que rige la materia entre Fiscalía, Carabineros y PDI.
Este caso en concreto se encuentra a cargo de un fiscal preferente, especialista en este tipo de investigaciones. La familia se encuentra derivada y con apoyo permanente de la Unidad de Atención a Víctimas y Testigos de la Fiscalía Regional de Los Ríos, priorizando el traspaso de información oportuna”.
- ¿Hay un plazo establecido para el proceso investigativo?
“No encontrándose formalizada la investigación no existe plazo establecido por ley. El plazo, en consecuencia, será aquel necesario para que se concreten todas y cada una de las diligencias pertinentes y útiles destinadas al esclarecimiento de los hechos”.
Alejandra recuerda a Roberth como un empedernido ambientalista, amante de los animales, que le encantaba estar rodeado de naturaleza.
“Le gustaba hacer deporte, andaba en skate y le gustaba mucho nadar, de hecho aprendió a nadar de muy chiquitito, por eso es poco probable que se haya ahogado”, comenta.
Rockero, sociable y amante de la electrónica, Roberth estaba a punto de pasar a tercer año de su carrera y ya tenía algunas metas a la vista. “Siempre comentábamos que cuando se titulara, él quería salir de Chile para especializarse, siempre me lo comentaba”, dice Alejandra.
La familia de Roberth aún recibe visitas de sus amigos, la mayoría de Santiago, de allá era el grupo con el que salía a vacacionar y armaba panoramas, a pesar de la distancia. Muchos viajaron a Valdivia cuando desapareció.
“Yo me aferré al lado espiritual, entender que la muerte es parte de la vida, porque no hay otra opción”, reconoce Alejandra ante la magnitud de la pérdida de su madre y hermano.
“Uno igual tiene una parte de egoísmo de no querer soltarlos, pero cuando entiendes ese proceso, no queda más que aceptarlo. No voy a negar que tengo pena, pero tengo que seguir adelante. Tengo un papá, un esposo, mi casa, soy directora de una escuela, tengo que seguir adelante y recordar a Roberth de la mejor forma posible, no me queda de otra”, dice Alejandra entre lágrimas.
Y finaliza: “Sólo puedo buscar justicia, quiero saber qué pasó. Una cosa es que uno entienda la muerte como un proceso natural y otra muy distinta es que uno entienda por qué él se fue de esta forma. Y uno quiere justicia”.
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