Por Vasti Abarca González
El pasado sábado 17 de septiembre, Omar Avilés de 35 años, salió por última vez de su casa ubicada en el sector Las Ánimas, Valdivia.
Esa mañana, como de costumbre estaba en el antejardín donde solía fumar cigarro y escuchar música, cuando llegó un amigo de la infancia llamado Jorge, para invitarlo a un paseo en Isla del Rey.
Llegó temprano y ofreció a Omar junto a su madre, Edith Figueroa, que fueran a la isla para celebrar Fiestas Patrias. Los amigos ya habían ido unas cuatro veces antes.
Edith comenta que ella no tenía ganas de ir y le pidió a su hijo que se quedara. “Pero Jorge empezó a decir que yo no dejaba que Omarcito fuera a ningún lugar y me pedía que yo también fuera, pero yo no quería porque no tenía nada preparado”, cuenta. “Jorge le decía que era mamón”, agrega.
Según relata la madre de Omar, el amigo volvió a las dos de la tarde, y se volvió a encontrar con una respuesta negativa por parte de Omar y Edith. “Me dijo de nuevo que le diera permiso, así que ya le dije que bueno, pero que se tenían que devolver en máximo dos días. Omarcito se duchó, Jorge lo afeitó y se fueron”, explica a Diario de Valdivia.
Edith comenta que la noche de ese sábado llamó a Omar y él le dijo que estaba todo bien.
Acostumbrada a mantener constante comunicación con su hijo, al día siguiente lo volvió a llamar a las 11 de la mañana. “Le pregunté cuándo se iban a devolver, pero no sé qué le diría Jorge porque me respondió que de ahí me iba a avisar, y esa es la última vez que hablé con mi hijo”, recuerda.
Agrega que según el relato del amigo, a las cinco de la madrugada del lunes, Omar se escapó de la casa hacia donde estaban las barcazas. “Jorge sintió la puerta como que alguien salía, así que fue a buscarlo y se lo llevó para la casa otra vez”, se acuerda.
“Yo digo cómo no lo trajo si vio que estaba ahí, vio que mi hijo quería venirse, quizás no había dormido bien”, dice Edith.
Edith asegura que cuando llegó la mañana del lunes, el amigo llegó hasta su casa pero sin Omar.
“Le pregunté dónde estaba mi hijo y me respondió que no se quiso devolver con él y que se quería quedar allá, pero a los cinco minutos que él se vino, Omar había cambiado de opinión y se había ido por otro camino, el de Carboneros. La muchacha donde se estaban quedando en la isla le avisó que mi hijo se había arrancado para venirse”, recuerda.
En ese momento, calculaban que si Omar había tomado el camino por Carboneros, estaría alrededor del medio día en la casa, pero no fue así. “Llegaron las dos de la tarde y a esa hora había barcaza para cruzar, así que Jorge fue y empezaron a buscar altiro, avisando a los Carabineros”, recuerda.
Ese lunes 19 de septiembre, Jorge interpuso la denuncia por presunta desgracia.
Según relata Edith, lo primero que se enteró fue que había huellas que iban hacia el cerro. “Los detectives me mostraron fotos y se veía clarito”, asegura.
En la primera etapa de la búsqueda también se encontró la ropa con la que andaba Omar, la que se habría sacado para poder nadar.
"Mi hijo atravesó un río pequeño que hay, se sacó la ropita, su parkita, andaba bien arregladito, se sacó sus zapatillas, su billetera, celular y nadó”, comenta.
"A mí me dijeron que se había metido al agua unas tres veces, entonces las personas que lo vieron pensaron que él estaba nadando solamente. Al parecer él quería llegar de nuevo a la barcaza, se quería devolver. De seguro se arrancó por Carboneros para que Jorge no lo pillara si se iba por el mismo camino, pero esta otra parte Omar no la conocía tan bien”, puntualiza.
Edith cree que su hijo se equivocó de ruta. “Como que se desorientó, habían pasado dos días sin tomar sus pastillas de dormir, pero en dos días mi hijo no descompensa porque él llevaba su tratamiento al pie de la letra y estaba pendiente de sus controles”, enfatiza.
La madre de Omar explica que el joven tenía un diagnóstico mental, pero eso no le impedía socializar y trabajar, aunque nadie lo quería contratar, por lo que las calles de Valdivia se transformaron en su puesto de trabajo, donde vendía parche curitas o chocolates. Era conocido entre los locatarios del centro de Valdivia, incluyendo colectiveros y choferes de micro.
“Él tenía un leve retraso pero estaba en tratamiento, y era tranquilito, no molestaba a nadie. Iba al Centro de Salud Mental Comunitario (Cescamco) Las Ánimas hace como cuatro años. Cuando él tenía un problema, tenía harta personalidad y pedía hora para hablar con el psiquiatra, así que el doctor me llamaba para avisarme”.
Y enfatiza: “Si se hubiera sentido perdido habría preguntado y habría llegado, pero en el monte a quién iba a hallar”, dice Edith.
Después de que encontraron las huellas y la ropa, se hallaron en el cerro letras escritas con palos que pedían “auxilio”.
“Mi hijo era inteligente”, enfatiza Edith.
“Lo último que hallaron es una prueba biológica, hallaron a un animal con sus crías y que tenía restos en la garganta no se sabe si de humano o animal, y eso lo están analizando, esa prueba parece que se demora meses”, comenta.
Edith Figueroa asegura que desde la Municipalidad de Valdivia le habían prometido una reunión con la alcaldesa durante el transcurso de esta semana, pero no sucedió.
“Si ella se hizo cargo de Valdivia tiene que ayudarnos porque a ella la escuchan mucho más que a nosotros, entonces, ¿por qué dicen una cosa y no la cumplen? En la última marcha que hicimos no fue la alcaldesa porque dijo que andaba con problemas de salud”, cuestiona.
Edith ha mantenido una solitaria búsqueda durante estos meses, presentándose como la única vocera en el caso de su hijo.
Los escasos recursos con los que cuenta la han mantenido en un proceso de búsqueda sin rumbo, careciendo de una guía legal que dirija sus pasos en cuanto a solicitudes, algo que ha sido relevante en los casos de otros jóvenes desaparecidos en Valdivia, según el relato de las familias.
Al momento de esta entrevista, Edith aún no había pedido acceso a la carpeta investigativa, no por algún tipo de prohibición, sino por desconocimiento y falta de herramientas.
Su principal comunicación es con la SIP de Carabineros, pero no a través de informes formales, sino por llamados telefónicos, según relata Edith.
“Nadie me ha dado asesoría, de nada”, asegura. No cuenta con abogado, tampoco con perito, no hay recursos para pagar ayuda privada.
Según explica, solo una vez tuvo una reunión con el fiscal, donde también estuvo presente el psicólogo de Fiscalía. Asegura que es el único acercamiento que ha tenido con el tribunal y que intentó comunicarse con el fiscal por celular, pero no tuvo buena recepción.
En paralelo, Edith dice que la policía le aconsejó no ir a las búsquedas en la montaña “porque hay animales salvajes y es muy peligroso”, por lo que tampoco conoce de manera directa donde se perdió su hijo.
Desde el living de su casa, acompañada por una vecina y el fogón de leña en pleno noviembre, Edith teme perder la cordura.
“Quiero tener siquiera algo para poder darle santa sepultura a mi hijo para poder ir a llorarlo, estoy que me vuelvo loca, si yo no estuviera con calmantes o no tuviera esta fuerza que me da Dios, estaría como loca. ¡Cuántas mamás se han vuelto locas pensando en su hijo perdido! Omar era mi único hijo y además era un niño especial”, lamenta con ojos vidriosos.
Al igual que su hijo, comenta que recibe tratamiento en el Cesamco Las Ánimas, desde donde una asistente social la va a visitar de vez en cuando para constatar cómo va con los medicamentos y para ayudarla en algunas situaciones como mandar un correo electrónico.
Edith asegura que es la única ayuda psicológica y social con la que cuenta.
Dentro de los lentos avances que vislumbra, cuenta que mañana lunes irá a la Policía de Investigaciones (PDI) para que le entreguen la ropa de su hijo. “Hallaron una parka, zapatillas y el celular”, detalla.
En este contexto, el vocero de la Fiscalía Regional de Los Ríos, confirma que un amigo de Omar interpuso la denuncia por presunta desgracia el día 19 de septiembre de este año, en el retén de Carabineros de Niebla.
“Desde entonces, se han efectuado múltiples operativos de búsqueda, principalmente terrestres y marítimos, los que continuarán en los próximos días”, asegura a Diario de Valdivia.
- ¿Por qué la madre de Omar no tiene acceso a la carpeta investigativa?
“Esa afirmación no es efectiva. En este caso, la causa no se encuentra en carácter de reservada, y por consiguiente la madre de Omar tiene derecho a conocer y acceder a la carpeta investigativa, solicitando copia de ella cuando lo estime necesario, e incluso a solicitar diligencias de investigación.
En este punto es importante indicar que ella se encuentra derivada a la Unidad de Atención a Víctimas y Testigos de la Fiscalía Regional desde el inicio de la investigación, pues una de nuestras preocupaciones es que se mantenga oportunamente informada, y en dicha Unidad se le explicó en qué consiste la investigación penal, se le ha brindado acompañamiento por parte de un psicólogo para resolver sus dudas, y se le ha informado del estado de la causa.
Dicho profesional ha mantenido contacto permanente con ella de manera presencial y telefónica, dándole detalle y enviándole información de las búsquedas efectuadas, e incluso le acompañó en la reunión que sostuvo con el Fiscal del caso, donde tuvo la posibilidad de formularle directamente sus dudas y conocer en extenso sobre los avances de la indagatoria”.
- ¿Dentro de las diligencias realizadas, se ha pedido declaración a las personas que lo vieron por última vez?
“Las múltiples diligencias de investigación encomendadas por el fiscal de la causa a las policías incluyen toma de declaración a toda persona que tenga antecedentes de la desaparición de Omar y que lo vieron o tuvieron contacto con él antes de desaparecer. Ello incluye, por cierto, también a amigos, conocidos y familiares de Omar.
Sin embargo, no nos podemos referir en detalle a esas diligencias, pues la ley procesal penal impide dar a conocer aquello a terceros ajenos a la investigación.
Reiteramos eso sí y somos categóricos en sostener que precisamente la madre de Omar tiene derecho a conocer la carpeta y las diligencias realizadas, y de hecho así ha ocurrido, pues ello se ha asegurado con la colaboración brindada a través del profesional de URAVIT. Incluso si hubiese alguna diligencia que no se hubiere aún realizado, la madre puede pedirla a la Fiscalía para que se evalúe su realización”.
En este contexto y tomando como referencia el caso de la familia del universitario desaparecido, Roger Lampert, Diario de Valdivia consultó a la municipalidad qué pasos debe seguir la madre de Omar para poder contar con ayuda legal gratuita.
Esta fue la respuesta:
“Respecto de la atención psicológica y asesoría jurídica, si bien el Centro de Atención a Víctimas entrega estos servicios por casos de robos a personas o delitos contra la propiedad, se ha hecho una excepción con el caso de Roger Lampert, estando disponibles también para las familias de Valdivia que estén en una situación similar. Para ello, pueden hacer la solicitud al correo centrointegraldevictimas@gmail.com o dirigirse a la oficina ubicada en Carlos Anwandter #750”.
Además, desde el Departamento de Comunicaciones, aseguran que la jefa de gabinete fue la funcionaria de la municipalidad que conversó con Edith y se comprometió a coordinar una reunión que se “realizará próximamente”.
La casa de Edith quedó solitaria. Las lágrimas aposadas en sus ojos revelan el desconsuelo de una madre que solo tiene corazón para tener la esperanza de hallar el más mínimo rastro del cuerpo de su hijo.
La habitación de Omar quedó intacta y Edith aún lo visualiza fumando en el jardín mientras mira por la ventana. “Solo se fumaba sus cigarritos, era lo único, él no tomaba”, dice.
Está orgullosa de la que era su rutina, que considera propia de un hombre trabajador: se levantaba todos los días a las siete de la mañana, y se acostaba temprano.
Edith dice que en el barrio lo trataban de “mamón” porque era un regalón de su madre y andaba siempre con ella. “A él nunca le faltó nada, yo siempre lo cuidé con todo lo que tenía”, comenta, mirando la única foto que tiene de su hijo.
Tuvo un problema técnico con su celular, y no ha podido acceder al registro que tiene con todas las fotos de Omar. La situación le complica porque asegura que tiene muchas imágenes de su único hijo y son sus principales recuerdos. Explica que por esta razón solo hay una foto de Omar recorriendo todo internet.
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