Cuando Thomas Cochrane llega a la costa valdiviana, el español Manuel Montoya ostentaba el cargo de gobernador, pero en la práctica el poder lo detentaba Fausto del Hoyo, segundo comandante del Regimiento Cantabria y que, según los historiadores, poseía mejor juicio que Montoya.
Del Hoyo formó dos batallones de infantería y dos escuadrones de caballería, en total 1.500 hombres. Esa guarnición fue la que fue atacada por Thomas Cochrane y sus oficiales el 3 de febrero de 1820. En total era un grupo de 318 soldados patriotas.
EL ATAQUE
128 cañones esperaban a eventuales invasores en 1820. Cochrane lo sabía y quedaba la opción de intentar un ataque por tierra y para tal efecto contaba con la ayuda de dos eficientes oficiales, el francés Jorge Beauchef y el inglés Guillermo Miller. El problema era ver cómo acercar sus naves lo máximo que podía hasta las baterías sin que nadie los viera.
Cochrane zarpó a Valdivia desde Talcahuano el 28 de enero de 1820 con la fragata O’Higgins, la goleta Moctezuma y el bergantín Intrépido. Lastimosamente la O’Higgins, el mejor barco de Cochrane, encalló a la altura de la isla Quiriquina y los soldados de ese barco debieron pasarse a la Moctezuma.
Lejos de desmoronarse, Cochrane siguió con sus planes y se dice que le expresó al mayor Miller “es necesario tomar Valdivia. Más vale ahogarnos que volver atrás. El golpe que el enemigo espera es el más seguro”. La fuerza de sus convicciones y el profundo respeto que el escocés inspiraba entre sus hombres hizo que la tropa no se desmoralizara y al final la O´Higgins siguió rumbo al sur.
El lord prefería emplear pequeñas y ágiles fuerzas. Siempre atacaba por sorpresa, con rapidez y en el lugar menos esperado, ojalá aprovechando la oscuridad de la noche. El 2 de febrero Cochrane llegó a 30 millas de Valdivia. El 3 de febrero dejó lejos de la costa a la O’Higgins y entró con la Moctezuma y el Intrépido a la bahía, ondeando bandera española, a las 3 de la tarde llegaban a la Aguada del Inglés, cerca del Morro Gonzalo y ocultando los botes de desembarco en la parte opuesta de los barcos, mientras los soldados se escondían en sus bodegas.
Primero se identificaron como “barcos del rey” y solicitaron un práctico para guiarlos por los canales. En ese momento un bote cayó al mar y los realistas descubrieron el engaño y abrieron fuego.
BEAUCHEF CONTROLA EL FUERTE
El Intrépido fue atravesado de lado a lado por una bala calibre 24, matando a siete tripulantes. Cochrane hizo bajar los botes del Moctezuma con 250 hombres al mando de Beauchef y 60 infantes de marina al mando de Miller.
Cuando los patriotas desembarcaron en la playa recibieron una lluvia de balas desde Aguada del Inglés. Una bala atravesó la gorra de Miller, rozándole el cráneo.
Los barcos chilenos también abrieron fuego y los proyectiles, al chocar con las rocas, lanzaron esquirlas en todas direcciones y eso hizo que la avanzada realista retrocediera y se refugiaron en el fuerte.
Ya caída la noche las tropas chilenas se internaron en el bosque para atacar el fuerte. Un teniente de apellido Vidal junto a 8 hombres fueron la avanzada, mientras Beauchef iba a la retaguardia, llevando como guía a un sargento realista hecho prisionero en la primera refriega. El francés lo seguía pistola en mano para evitar cualquier ardid.
El avance desde Aguada del Inglés hasta Corral no fue fácil, había que subir alturas escarpadas y atravesar espesos bosques, pero no había resistencia del enemigo porque estos pensaron que los atacaba un gran ejército y huían en total confusión.
Beauchef actuó con rapidez y llegó al fuerte de San Carlos y lo tomó sin que nadie opusiera resistencia. La marcha de los patriotas siguió de manera penosa y hasta el mayor Miller tuvo que ser llevado por sus hombres pues estaba debilitado por sus heridas. El esfuerzo valió la pena y se apoderaron de las baterías del Barro, Amargos y las dos de Chorocamayo.
DESCONCIERTO
En la noche de ese 3 de febrero el desconcierto entre los realistas era total, no atinaban a defenderse y prácticamente entregaban los fuertes sin luchar. Los patriotas estaban eufóricos al ver que el plan de Cochrane daba resultado y con apenas un puñado de hombres y con ese ánimo cayeron sobre el fuerte de Corral de manera brutal. Al final de la refriega se tomaron numerosos prisioneros, entre ellos al mismísimo teniente coronel Fausto del Hoyo.
Con pocos hombres, en pocas horas, se consolidaba el éxito de la operación, pero aún faltaba el golpe final. La incorporación de los fuertes de Niebla, Carboneros, El Piojo y Mancera. Ocurría al otro día.
Final del reportaje continúa este 3 de febrero: La entrada por calle Libertad y la liberación de Valdivia.
Ver parte 1 .- 1820: Valdivianos leales al Rey y la contratación de Thomas Cochrane para encabezar el ataque (Parte 1)
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