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TENS futronino en la zona de catástrofe: "Todavía hay gente durmiendo en el suelo"

Por Mario Guarda / 14 de febrero de 2024 | 21:30
El grupo de voluntarios que acompaña a Nicolás ha encontrado casos que tienen urgencias especiales. Créditos: Nicolás Araya.
Han sido jornadas intensas con largas caminatas y en contacto con familias que han perdido todo. Revisa cómo un grupo de TENS voluntarios se mueve por la zona afectada por los incendios.
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Entre los caminos de un paisaje urbano quemado y un clima que alza los termómetros hasta los 37 grados en los momentos de mayor intensidad, continúa la cruzada por Viña del Mar de un grupo de voluntarios, todos TENS liderados por Nicolás Araya, por llevar alivio a pesar del natural agotamiento por las diarias caminatas cerro arriba. 

Luego de iniciar los recorridos el pasado domingo 11 de febrero haciendo curaciones a quienes les haga falta, la campaña de ayuda avanza aliviando el dolor y la angustia de quienes han perdido sus posesiones.

“He seguido con la campaña de donaciones, junté $350.000 aparte de lo que ya teníamos y hemos comprado más que nada remedios, protectores solares, bálsamos labiales”, señala Araya a Grupo DiarioSur.

“Hemos andado por Monte Sinaí, Villa Independencia, Achupallas, todo el sector, que son kilómetros de cerros, hemos estado también en campamentos: Chile Despertó, Nuevo Progreso y ahí la gente, como ya me ubicó, me empezó a hacer encargos”, describe.

También ha enseñado a la gente cómo hacerse curaciones por sí mismos, dejándoles ciertos insumos clínicos para tal efecto, incluso lograron unir fuerzas con veterinarios que realizan atenciones a mascotas. 

Carencias entre carencias

Así, dentro de todos los problemas y carencias que hoy aquejan a cientos de familias afectadas por los incendios, el grupo de voluntarios que acompaña a Nicolás ha encontrado casos que tienen urgencias especiales. 

Tal es el caso de una familia con niños que necesitaban medicamentos, debido a que los menores se encontraban enfermos. “Les compramos y logramos la meta de ir a dejárselos, era una caminata de como cinco horas porque el acceso sigue estando complicado”, aclara.

También lograron llegar al sector Villa Dulce, campamento cuyas familias en gran parte son adultos mayores. “Habían hecho curaciones a las personas, pero muy básicas, yo se las cambié por curaciones muy completas y eso lo agradecían mucho”, expresa. 

En el caso de los adultos mayores esa acción es muy importante para evitar infecciones y, en el peor de los casos, posibles amputaciones, ya que encontraron situaciones de personas con pie diabético. 

Otro caso se dio en el sector Achupallas, donde un matrimonio de adultos mayores con dos hijas en situación de discapacidad, perdieron todos sus enseres, es el caso de don Guillermo, hasta donde se dirigieron. 

En el camino también hicieron un aporte en dinero a una madre con dos niños pequeños, que aparte vive también con una adulta mayor sordo-muda, sin posibilidad de adquirir leche ni pañales para sus hijos.  

“Cuando hice la transferencia, una de las niñas escuchó eso y me contó el caso de don Guillermo, le dije que mi última misión del día era llegar donde él”, comenta Nicolás.

“Nos acompañaron caminando por aproximadamente 40 minutos y logramos llegar a su casa”. Así conocieron a don Guillermo, quien se emocionó hasta las lágrimas al momento de recibir la ayuda económica de $150.000. “Él lo agradeció mucho, porque necesita mucha ayuda”. 

Pero la ayuda no termina ahí, ya que este miércoles, el grupo volvió a reunirse con don Guillermo, porque se comprometieron a limpiar el sitio donde estuvo su casa, precisamente para dejar el lugar en condiciones para la reconstrucción de la misma. 

Obstáculos: la distancia y estigmas sociales

“Acá son cerros con distancias de ocho, nueve, diez, incluso hasta 25 kilómetros desde la ciudad de Viña del Mar, y hay un radio de más o menos 50 kilómetros de todas las casas quemadas", es la descripción del enorme territorio en que deben moverse principalmente a pie.

“Es un sector donde también había tomas hacia los cerros y todo resultó quemado, entonces, más allá de que sean tomas, había gente viviendo, hay niños, hay personas que necesitan”, agrega Nicolás Araya.

En ese punto, el histórico estigma social que recae sobre las personas que viven en campamentos intentó frenar la voluntad de ayuda de los voluntarios, aunque Nicolás explica que en ningún momento se cuestionó el avanzar hacia esos sectores. 

“Nos pasaba que en algún momento nos decían: chiquillos no vayan para allá porque es muy peligroso, pero nosotros llegamos allá porque ahí nos habían pedido medicamentos para niños”, asegura.

“Misión que me pedían, misión que yo trataba de cumplir y hasta el día de hoy, gracias a Dios, he podido cumplir todas”, comenta.

Dentro de lo terrible del ambiente, que asemeja a los efectos de una bomba nuclear según palabras de Nicolás, también revela que todavía se están encontrando cuerpos de personas entre los escombros, muchas veces delatados por el olor a descomposición. 

Ello quedó claro para Nicolás ya que pudo presenciar cómo un grupo que trabajaba en un sector, descubrió un cadáver, como de seguro irán apareciendo más. Aun así, la cruzada del grupo de TENS continúa.

“Dios va poniendo todas esas cosas"

Dentro de las lesiones más comunes que Nicolás y sus voluntarios han atendido, se cuentan, quemaduras, heridas y punzaciones, no solo a consecuencia inmediata de los incendios, sino también a posterior en los esfuerzos de remoción y retiro de escombros. 

“Ayer también atendimos a una niña de las brigadistas que se cortó, así que le hicimos los primeros auxilios y a través de la Armada hicimos el enganche para que pudiera llegar a médico, porque se había cortado con una lata y con una profundidad de unos cinco centímetros, era muy complicado”, asegura.

“Dios va poniendo todas esas cosas, porque estábamos ahí en el momento preciso”, es la convicción que el TENS de Futrono tiene a cada paso que da y con cada paciente que atiende.

Otro punto que Nicolás señala es la lentitud en la llegada de la ayuda a los sectores afectados. "Hay mucha estructura (burocracia) y la gente necesita cosas”, explica. 

“Por ejemplo, hice un llamado hoy (ayer) en Viña para que llevaran carpas y fueron a donar seis carpas, de esas para cinco personas y con comedor”, indica, una ayuda que va directo a familias que hasta la fecha no tienen donde dormir con dignidad. 

En el trabajo que Nicolás realiza y con las publicaciones en redes sociales, ya se ha hecho conocido, recibe decenas de mensajes a diario en su teléfono y muchas personas han ido donando de acuerdo a cómo pueden hacerlo. 

“Han ido depositando de tres mil pesos, de cinco mil, de diez mil, de cuarenta y cincuenta mil pesos, gente de Futrono que de verdad quiero darles las gracias porque han aportado mucho, en total he juntado más menos $600.000, todo ha ido en ayuda a la gente”, explica.

“Mi llamado sería decirles a las personas que no se olviden de esto”, insiste. “Vamos a seguir buscando familias para seguir ayudando con el dinero que va quedando en la cuenta. La idea es volver con la cuenta en cero".

Por último, el joven TENS reitera que es necesario aportar, son muchas las necesidades urgentes que están presentes en la zona y cada peso destinado a esas familias, es valioso.

“La solidaridad es clave en todo esto, todavía hay gente que está durmiendo en el suelo, ni siquiera en cemento sino en la tierra”, indica.

 

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