Agotados, pero con la satisfacción interior de la misión cumplida, quedaron los integrantes del grupo especializado que logró encontrar con vida a Marcelo Guajardo, quien permanecía extraviado en el cerro Pico Toribio en Futrono.
Lo entregaron todo, así lo señaló a Diario Futrono, el comandante Cristian Mancilla, de la Unidad de Rescate Acuático y Terrestre (URAT) de Osorno.
Es que fue una verdadera lucha de estos hombres contra las condiciones climáticas adversas, mucho viento, lluvia y frío. A lo anterior se sumó lo complicado del terreno con humedad, resbaloso y quebradas peligrosas.
Pero todo ese esfuerzo agotador del grupo de 26 personas que protagonizó el rescate valió la pena cuando encontraron con vida al joven de 25 años. Al borde de la hipotermia, con lesiones, pero vivo.
Los ahora conocidos como los “héroes del Toribio” son miembros del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE), la Unidad de Rescate Acuático y Terrestre (URAT) Osorno, Carabineros de Llifén y Futrono, además de Bomberos de Llifén, Futrono y Riñinahue.
Todos pusieron sus fuerzas y su trabajo profesional para que esta historia tenga un final feliz y pase a formar parte de la historia en Futrono.
El comandante Cristian Mancilla contó detalles desde la interna del amplio operativo. “La principal dificultad fue el terreno. Mucho barro, subidas muy intensas, además de la neblina y el fuerte viento que nos acompañó durante toda la jornada”, comentó.
A veces parecía que todo ese despliegue sería infructuoso. La lluvia complicaba el avance, los hombres podían gritar el nombre de Marcelo con todas las fuerzas de sus gargantas, pero parecía que el viento los silenciaba.
Cuando las cosas se complicaban, pero el ánimo no decaía, unos efectivos del Gope de Carabineros dieron con el joven extraviado a eso de las 13.20 horas aproximadamente.
Marcelo se había hecho de fuerzas y había logrado acercarse al lugar desde donde escuchaba que gritaban su nombre. Tenía frío, estaba desorientado, pero las ganas de vivir eran más fuertes y en un gran esfuerzo, logró alcanzar las posiciones de las personas que lo buscaban.
Tras la llegada de los miembros de URAT, se estabilizó al muchacho y se coordinó la bajada del cerro.
“El descenso comenzó a las 14.30, después de una hora de estabilizar la temperatura del joven. Llegamos a las 19.00 a la base. Cargamos la camilla cerro abajo. Tuvimos que generar un punto de seguridad porque era muy difícil el traslado. Hubo momentos complejos, pero lo logramos… Veníamos a punta de porrazos, muy agotados, las piernas ya no daban, acalambrados. Cuidando que la camilla no se diera vuelta”, relató el comandante Mansilla.
Al empezar a llegar a la base, el grupo vio las luces y las personas que los esperaban expectantes. “Fue como un golpe de energía. Ver a sus padres emocionados. Eso hace que uno olvide todos los momentos malos. La satisfacción de haber cumplido la misión es algo muy gratificante y sientes que todo lo que haces vale la pena”, agregó el oficial.
- Fue uno de los rescates más complejos que les ha tocado vivir…
- “Diría que sí. Fue uno de los rescates más difíciles, pero con resultado positivo. Si no hubiésemos estado todos los que estábamos ahí, juntos y coordinados, no sé si hubiese sido posible el salvataje y la bajada tan rápido con la ayuda del GOPE, Bomberos y Carabineros. Nos deja feliz el aportar con unos padres que estaban desesperados”.
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