“El voto obligatorio es el pasaporte que necesita Chile para recuperar la legitimidad de la representación republicana”, aseguró el diputado integrante de la comisión de Gobierno Interior de la Cámara Baja, Bernardo Berger (Ind).
“La tendencia a la baja sostenida en la participación a la hora de elegir a quienes nos representan, no es una cuestión que deba inquietar únicamente al mundo político, sino a todos si queremos cuidar nuestra democracia que tanto ha costado solidificar”, aseveró el legislador.
“A través del voto universal, y no de otra cosa, es como se garantiza una democracia realmente representativa. De ahí la relevancia de la discusión que venimos sosteniendo hace algunos días, que se tradujo en la aprobación por contundente mayoría en la Cámara Baja de un proyecto de ley que busca reponer la discrecionalidad del sufragio, y que ahora continúa su tratativa en el Senado”, explicó.
Berger recordó que “cuando se instaló la inscripción automática y el voto voluntario en 2009, se hizo pensando que ampliaría sustantivamente la participación electoral. Sin embargo, el resultado fue el contrario, y el voto voluntario sólo ha servido para abrir la puerta a una peligrosa distorsión de la representatividad, con una cada vez más bajísima presencia de electorado en las urnas”.
De ahí que el parlamentario sostuviera hoy que “el peligro de seguir perdiendo representatividad y, con ello, gobernabilidad, y la necesidad de devolver legitimidad a los procesos democráticos, son argumentos más que suficientes para reponer el voto obligatorio. Más aún, ante realidades como la reciente segunda vuelta de gobernadores regionales en que autoridades resultaron electas por apenas el 20, el 15 o menos por ciento de votantes”.
A juicio de Berger, “la distorsión de la democracia está ahí, en la puerta del horno, y si bien no es la única medida a la mano, el voto obligatorio es el pasaporte que Chile necesita para recuperar la legitimidad y garantizar una democracia realmente representativa –también está, por cierto, mejorar la educación cívica, la idoneidad de los candidatos que postulan, la credibilidad de los partidos y movimientos, entre otros factores-”.
Berger finalmente señaló que la condición de ciudadano “no sólo otorga derechos como acceso a los beneficios del Estado, exigir calidad de vida, o elegir y ser elegido, sino también conlleva el deber de involucrarnos y participar. Y personalmente creo que no hay un derecho más democrático que el deber de elegir a nuestros representantes mediante el voto”.
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