En los años ochenta decir que alguien vivía en el campamento Chorrillos de Valdivia era para mirarlo diferente, o con desprecio o con temor.
Desde los años setenta casi en al final del gobierno de Salvador Allende y en la totalidad del gobierno de Augusto Pinochet, Valdivia se llenó de campamentos, destacando el Wanapri en la población Corvi y El Roble y Chorrillos en la pampa Krahmer.
La necesidad de la casa propia con los servicios básicos mínimos eran el sueño de todo chileno y así lo atesoraron por años los habitantes de estas poblaciones callampas, como se les llamó.
Por estos días los vecinos de la población Pablo Neruda celebraron sus 32 años de existencia, desde que un 28 de octubre de 1991 se inauguró la población y cientos de familias dejaron las casuchas de madera y zinc para iniciar una nueva vida, en casas con luz y agua y aislación térmica para no seguir pasando frío en los inviernos.
Pero la génesis de la población Pablo Neruda fue el campamento Chorrillos que fue sinónimo de pobreza y marginación y también de delincuencia en la ciudad de los ríos.
Fue tal la estigmatización que más de algún niño sintió vergüenza en el colegio al decir dónde vivía. Otros levantaban con orgullo la cabeza para decir su origen e incluso hacer ver que eran un centro de resistencia a la dictadura de Pinochet.
También hubo manos generosas que ayudaron a sus pobladores y a sus niños y niñas, en especial las iglesias evangélicas y católicas, e incluso destacó a figura de un sacerdote francés que vivió como un vecino más en la población callampa, Jean Pierre Henry.
Pero el origen del campamento Chorrillos es más antiguo y la necesidad de la casa propia se acrecentó por el cataclismo del terremoto del 22 de mayo de 1960.
El verdadero drama del terremoto del 22 de mayo de 1960 fue que muchas familias perdieron sus casas y tuvieron que vivir de allegados. Así fue como empezaron las tomas de terrenos.
Pero este fue un fenómeno que se vivió en todo Chile donde también hubo motivaciones políticas. El Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) se vinculó en la organización de los pobladores y motivó muchas tomas, entre ellas la del campamento 26 de enero que hasta hoy se conoce como población La Bandera en la capital.
Según el libro “Campamento Chorrillos de Valdivia, una historia poblacional para contar e imaginar (1973-1991)“ de la antropóloga Bernarda Aucapán, en 1970 surgen en Valdivia las primeras tomas de terreno. A 10 años del terremoto no había acciones para reivindicar a los sin casa, por eso vecinos de las poblaciones Menzel, Barrios Bajos y Las Ánimas se organizaron bajo el alero del Frente de Pobladores del MIR.
Aucapán indica en su trabajo que la primera toma en Valdivia fue en 1970 en un sector que estaba entre Picarte y Simpson en lo que antes se conoció como el supermercado Las tres B. Primero fueron 10 familias las que se instalaron en unos rucos de madera y zinc, a los pocos días se suman otras 80 y al año ya eran más de mil familias. Al sector poblacional se le bautizó como campamento Vietnam Heroico.
Los militantes del MIR impusieron disciplina al interior del campamento. No se podía beber alcohol, estaban prohibidas las riñas y el abuso contra las mujeres. Todos los varones vigilaban quién entraba al campamento y se hacían escuelas de alfabetización.
El éxito del Vietnam Heroico hizo que el MIR motivara otras tomas y así surgieron los campamentos Luciano Cruz, Che Guevara, Ho Chi Minh o Salvador Allende.
El campamento tuvo que levantarse y en febrero de 1973 sus familias hicieron el éxodo, cual pueblo hebreo, hacia un sector de la pampa Krahmer, de propiedad de esta familia valdiviana. Al lado de un humedal se levantaron de nuevo las casuchas de madera y zinc.
Pero llegó el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y paralelo a ello la represión, pues varios militantes del MIR y del Partido Comunista vivían en el campamento. Se llegó a incluir a un miembro de las Fuerzas Armadas para que esté a cargo y se le cambió el nombre al campamento por el de Chorrillos.
Con la llegada de los año ochenta Chorrillos fue creciendo con más familias y fue necesario crear un nuevo campamento casi al lado, El Roble.
Ambos sectores vivían en la absoluta insalubridad, pues no tenían letrinas, sacaban agua de un pozo y las conexiones eléctricas de las casas eran de lo más variopintas y hasta con peligros de incendios.
Muchos pobladores sabían que si ocurría un incendio la casa simplemente se iba a quemar por completo porque los bomberos evitaban entrar al campamento por miedo a ser agredidos o asaltados. Tal era la fama que adquirió el sector.
El resentimiento era general y se manifestaba en las noches del 11 de septiembre con protestas de los vecinos contra el gobierno militar. Eran cacerolazos de frustración y al mismo tiempo, para escupir al aire el deseo de libertad y dignidad de valdivianos que no tenían nada y que eran segregados por la sociedad.
Obviamente llegaban fuerzas del orden a reprimir la protesta contra el gobierno imperante. La gente se organizaba y ponía trampas “cazabobos” en los linderos del campamento. A veces los carabineros se caían a tropel cuando sus bototos se enredaban con los alambres, provocando la algarabía de los manifestantes que no eran sólo jóvenes, sino también gente adulta.
Desde Chorrillos y El Roble salieron los primeros gritos de ¡Abajo Pinochet! en plena dictadura.
En un día impreciso de los años ochenta llegó a Chorrillos un extraño personaje. Era un hombre joven con pinta de no ser chileno. Al principio hablaba poco y los vecinos descubrieron que era extranjero.
-Me llamo Jean Pierre, pero tú me puedes llamar Juan Pedro- decía a quien le preguntaba su nombre.
El hombre, con la colaboración de otros curiosos vecinos lo ayudaron a levantar su casa y por las tardes se iba a trabajar de obrero.
Muchos dicen que dos o tres años después descubrieron que Juan Pedro era nada más y nada menos que un sacerdote católico que quería imitar la vida del Abate Pierre, otro sacerdote poblador y obrero francés que quería experimentar la pobreza de Jesús.
Jean Pierre Henry se hizo conocido, admirado y hasta amado por los vecinos de la población y más tarde, cuando el campamento fue erradicado se fue a vivir a una casa a Yáñez Zavala.
Este hombre siguió su misión cristiana entre los vecinos y vecinas y fue tanto el cariño que le tomaron que la actual parroquia de las poblaciones Pablo Neruda y Yáñez Zavala lleva el nombre de Santos Juan y Pedro en honor al padre Jean Pierre.
Jean Pierre Henry se fue a otros países de Latinoamérica en los años noventa y actualmente vive en Francia. Otro de sus legados fue su participación activa con el Movimiento de Cursillos de Cristiandad y grupos juveniles católicos del campamento Chorrillos.
En 1986, el gobierno de Pinochet comenzó las gestiones para erradicar a los pobladores de Chorrillos y El Roble. La idea era trasladar a esas familias a otro sector, en terrenos que el Servicio de Vivienda y Urbanismo (Serviu) adquirió a la familia valdiviana Krahmer.
Ese mismo año surgió la población Eduardo Yáñez Zavala, que en su mayoría erradicó a pobladores del campamento El Roble y cuatro años después, en 1991, se inicia la erradicación de los habitantes del campamento Chorrillos.
Los pobladores de Yáñez Zavala miraron con malos ojos la llegada de sus vecinos de Chorrillos, a quienes estigmatizaban de delincuentes o gente de mal vivir. Hubo hasta protestas y enfrentamientos entre ambos grupos como destacaron los medios de comunicación de la época.
En un principio se quiso denominar a la nueva población como Yáñez Zavala 2, pero los vecinos se negaron, después se propuso ponerle el nombre de Villa Flor Flores, una destacada dirigente del campamento Chorrillos, pero tampoco gustó a los pobladores.
En una reunión se acordó bautizar a la población como Pablo Neruda, en homenaje al poeta chileno. Se hizo una votación y ganó dicha opción.
La erradicación fue gracias a miembros del Ejército que ayudaron a trasladar a los vecinos y también a despejar los terrenos que ocuparon los dos campamentos.
Actualmente en los terrenos de las poblaciones callampas se asentaron la Villa Alborada y Parque Krahmer, además de los humedales en que muchas veces los pobladores intentaron sacar agua.
Estos procesos de erradicación fueron los más emblemáticos para entregar soluciones habitacionales y que posteriormente continuaron con la creación de nuevos sectores populares en los años noventa como lo fueron las poblaciones San Pedro, San Pablo y las villas Los Ediles y Los Alcaldes, todos estos en el sector sur de Valdivia.
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