Fue un 22 de abril de 1922, hace 100 años ya. José María Fourniel Ríos, el empresario y agricultor más acaudalado de Río Bueno, transitaba por un camino rural junto a un grupo de sus peones.
Ceñidos de gruesas mantas de castilla, sombrero y compartiendo unos cigarrillos, la tropilla avanzaba despreocupada sin saber que entre la vegetación sureña los espiaban los ojos de Augusto Pardo, un ex reo que tenía clara sus intenciones.
De improviso se escuchan dos disparos, Fourniel cae al suelo y Pardo escapa al galope. Dos certeros tiros al pecho fueron los que le quitaron la vida al acaudalado agricultor. Así culminaba la vida del patriarca de los Fourniel, que pasaba sus días en la cómoda y amplia mansión que los riobueninos llamaban el “Palacio de lágrimas”.
Antes y después del trágico hecho ya se tejían varias leyendas de la mansión y en torno al desafortunado empresario, muchas de ellas acrecentadas por la superstición, la imaginación o –tal vez- por la envidia.
El “Palacio de lágrimas” o Casa Fourniel era una casona antigua de exquisitos detalles arquitectónicos que en 2012 fue declarada Monumento Nacional, pero en 2014 un incendio de proporciones acabó con el inmueble y, de paso, con un mudo testigo del pasado glorioso de Río Bueno.
Muchas sospechas surgieron en torno a dicho incendio, más aún cuando en aquel 2014 funcionaba el Juzgado de Policía Local, cuyo archivo poseía muchas causas judiciales, en especial disputas de terrenos.
Según archivos de Monumentos Nacionales, la familia Fourniel en Chile fue fundada por el vasco francés Carlos Fourniel, quien fue traído desde Perú en calidad de prisionero a la zona.
Con la independencia de Chile, Carlos Fourniel logró amasar una fortuna y se casó en Valdivia con Rosario Martínez Pinuer. Juntos conciben a José María Fourniel Martínez en 1822, quien posteriormente logra hacerse de varios fundos y terrenos en Valdivia. En 1857 se casa con Juana María Ríos Vásquez, padres de José María Fourniel Ríos, el hombre de mayor riqueza en Río Bueno a fines del siglo XIX.
Según antecedentes históricos, Fourniel Ríos era hombre con caminada galante, de elevada estatura, robusto y de tez blanca, con cabello negro, iluminaba su aspecto altanero y sus ojos color café.
Mucho de leyenda había en él, pues se hablaba de él como un hombre que heredó su fortuna de sus antepasados, otros añadían sabor a la leyenda indicando que se enriqueció con negocios ilícitos y otros la condimentaban más todavía cuchicheando que había hecho pacto con seres misteriosos. Era admirado, pero pronto fue envidiado y odiado.
El acaudalado empresario encarga al arquitecto vasco Martín Ohaco Rehbein para que levante su casa. Ohaco había construido bodegas y hosterías en los sectores de La Unión y Río Bueno y otras construcciones emblemáticas de Río Bueno, tales como La casa Rehbein, la Casa Viertel y el Club Alemán Antiguo, todas construcciones ya desaparecidas.
A partir de 1875 y en adelante la zona de Río Bueno recibió a muchos inmigrantes vasco franceses como los Iroumé, Duhalde y Fourniel que pronto se afianzaron como prósperos comerciantes y levantaron sus negocios en el puerto Trumao, en torno a la barra navegable del río Bueno.
Según la tesis del historiador valdiviano Rodrigo Araya “Chilenos, huilliches e inmigrantes. Arcaísmo y modernidad en Valdivia. 1896-1926”, en aquellos primeros años del siglo XX las disputas de tierras entre familias eran muy frecuentes, llegando incluso a resolverse por la violencia o con situaciones fraudulentas.
La obra de Araya constata que Fourniel entró en disputa por tierras con huilliches del sector Tiqueco, llegando incluso a conatos de violentos con ellos. Araya cita a El Correo de Valdivia de julio de 1907 donde un grupo de peones de Fourniel dieron muerte a Tránsito Rerequeo. Además, hubo denuncias formales hacia él, por parte de los huilliches, las que quedaron como constancias en la Intendencia de Valdivia.
Además de las familias huilliches, es probable que Fourniel haya tenido otra clase de enemigos que encargaron su asesinato.
Tras el crimen de Fourniel, la policía capturó al autor material del asesinato, el ex reo Augusto Pardo, quien reconoció que su accionar fue “por encargo”.
Posteriormente el diario La Aurora informó el 31 de agosto de 1922 que una “camarilla” de personas –aunque no da nombres- habría procurado sacar del caso al juez Sánchez para desviar la atención de las investigaciones hacia una serie de rumores que perjudicaban a la familia del fallecido empresario.
Asimismo, el diario La Razón de La Unión señala con fecha 8 de julio de 1922 que el crimen de Fourniel quedó impune y que el sumario estaba “durmiendo el sueño de los justos”.
La Casa Fourniel fue construida en 1906 y según constata en Monumentos Nacionales, tenía 393,06 metros cuadrados, era de tres pisos y su estilo arquitectónico era francés provenzal con finas maderas nativas como el lingue, roble, laurel y pellín. Tenía finos detalles en tornería, como destacan sus balaustradas en balcones y escaleras, convirtiéndose en un símbolo de opulencia y poder económico del sur de Chile.
Río Bueno conoció la mansión como “Palacio de lágrimas” y según cuentan los antiguos habitantes de la ciudad que los Fourniel daban exquisitas veladas y cenas sociales en aquellos primeros años del siglo XX. En sus salones había lámparas cuyas formas asemejaban a lágrimas que caían y le daban una elegancia especial, de ahí su nombre.
La casa contaba en el primer nivel con cuatro dormitorios, un salón, una sala de espera, dos comedores, cocina, hall, despensa y, en el pasillo, una oficina privada de don José María y otra oficina destinada a la atención de los obreros que trabajaban para él.
En el segundo nivel poseía el salón rojo, sala de billar, hall, comedor para visitas, pieza para guardar loza, dos baños, cuatro dormitorios, y en el tercer nivel, una habitación que se encontraba clausurada y otras para alojados.
En vida de José María Fourniel y tras su muerte los lugareños contaban historias misteriosas que ocurrían en torno a la casa.
Se comentaba que en el tercer piso se podía ver a una niña alojada en una pequeña habitación y en las noches la gente que pasaba por fuera de la casa la veían sentada frente a la ventana que daba a la plaza de armas, acariciando a su pequeña muñeca y observando a cada uno de los transeúntes que transitan a altas horas de la madrugada.
Otros mitos comentan sobre la existencia de un cuarto clausurado, debido a su gran riqueza literaria y en él había un libro rojo donde se contaba la historia del “Palacio de lágrimas”.
También se comentaba que cuando la casa ya estaba solitaria y sus antiguos ocupantes se habían marchado los transeúntes escuchaban por las noches ruidos de música, piano y baile, pese a que se sabía que al interior no había nadie.
Otra historia dice que el término “Palacio de lágrimas” no vendría de las lámparas. Algunos riobueninos cuentan que cuando se terminó la construcción de la mansión muchos trabajadores no recibieron su sueldo acordado y que se fueron de Río Bueno entre lágrimas.
La casa fue vendida en 1966 por José María Fourniel Peters al municipio de Río Bueno. La familia ya no contaba con los recursos para mantenerla y un tiempo fue parte de la municipalidad y desde 1981 funcionó ahí el Liceo Vicente Pérez Rosales.
Antes de 2014 funcionó como Juzgado de Policía Local, programas de Jefas de Hogar, Adulto Mayor, Fonasa y la oficina de Emergencia Municipal y también se ocupaba frecuentemente su sala de reuniones. Sólo se usaba el primer y segundo piso, mientras que el tercer piso no tenía un uso práctico.
El 24 de septiembre de 2012 se anunció que la casa era declarada Monumento Nacional y se dieron a conocer proyectos de recuperación, pero mientras se tramitaban dichas diligencias un incendio la destruyó por completo un 28 de noviembre de 2014.
Desde entonces ha habido iniciativas para intentar reconstruirla de manera idéntica a la casa original, dado que se conservan los planos originales de Martín Ohaco de 1906, los que están guardados en el Colegio de Arquitectos, sin embargo aún no se ha concretado dicho proyecto.
Desde la Municipalidad de Río Bueno confirmaron que el proyecto de reconstrucción está dentro de los objetivos del Secplan y del departamento de cultura.
Si bien la Casa Fourniel era para los riobueninos un centro de encuentro social y cultural desde hace muchos años, el objetivo de la reconstrucción es que la futura infraestructura sea el Centro Cultural Casa Fourniel.
La casa se reconstruirá respetando la fachada original que diseñó en 1906 Martín Ohaco, pero su interior será funcional a lo que requiera la municipalidad.
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