Hace casi tres años que comunidades mapuche de La Araucanía se introducen en el mundo del azafrán, uno de los cultivos más rentable del mundo conocido como el “oro rojo”. Y es precisamente la innovación el motor necesario para comenzar a ver los primeros frutos desde que se plantaron los primeros 60 mil cormos (un tipo de bulbo o papa del que se extraen los estigmas de la flor) de Crocus sativus L, en la comuna de Los Sauces.
“Ahora ya podemos cosechar alrededor de 200g por agricultor y vamos a empezar a venderlo. Son cinco comunidades más la Escuela Técnica a través del municipio de Los Sauces. Dos comunidades trabajaron súper bien y una tuvo problemas con el suelo donde lo plantó y se trasladaron a otro sector donde ahora se está dando muy bien. En las otras dos el cultivo aún está en proceso. Pese a las diferencias de tiempos, es un éxito porque sigue siendo inédito esta flor en la zona sur de nuestro país, es evidente que todo inicio de una innovación conlleva ensayo y error, lo importante es que las personas están muy comprometidas y seguirán en esta travesía, dice el director ejecutivo de Kelümilla, empresa ejecutora del proyecto FIA, Cristián Holzmann.
El proyecto a la fecha contempla 15 personas de la zona que están trabajando en el cultivo del oro rojo y que han logrado cosechar más de 500g, sin embargo, se espera que los próximos años se llegue individualmente unos 600 a 800g.
“El año pasado se cosecharon unos 10g. Y este año tuvimos un avance con estos 500 gramos, lo cual nos tiene muy contentos, sobre todo a los agricultores ya que el retorno es de $1 millón por los 200 gramos en tan solo 1000m2. Además que al cultivo no hay que hacerle nada, salvo cosechar. No necesita riego y es muy resistente a la sequía, las heladas y al calor”, precisa Holzmann.
Javier y su familia
Javier Antonio Morales Vallejos (49) vive en la Comunidad Bartolo Melyn, camino a Pelehuer, uno de los sectores de Los Sauces. Su espíritu emprendedor lo lleva a iniciar esta travesía innovadora para diversificar su crianza de animales y el cultivo de cereales y maíz. Es casado, tiene cuatro hijos y una nuera igual de comprometida con la tierra que él. Juntos, los siete, sacan adelante su primer éxito con el azafrán.
“En 2019, entre enero y febrero, cultivamos 10 mil cormos en mil metros de tierra. En noviembre de 2020 cosechamos alrededor de 40 mil, es decir sólo 10g de azafrán. Esos cormos los volví a plantar en febrero de 2020 y este año coseché 173g de azafrán listo para el comercio, por lo tanto, 160g más en comparación con el año pasado. Un privilegio único. Este es un producto de innovación que dejó casi 900 mil pesos al bolsillo. Por otro lado, el gasto asociado fue casi la nada misma, creo que el riego se lo puse una vez. En contraste del cultivo del poroto, por ejemplo, que se debe regar una vez por semana y dentro de la temporada habría que regarlo unas ocho veces. Es mucho más económico producir el azafrán”, confirma Morales.
“Yo esto lo veo como algo bueno y para mejor, no demanda mucho tiempo porque la cosecha se da dentro de un mes que es la floración, ha sido bueno, me da tiempo para trabajar en otras cosas. Hay que atreverse y buscar nuevas alternativas para poder producir, sobre todo viendo los tiempos en los que estamos donde por el cambio climático se genera menos agua. Hay tantos rubros para innovar que hay que buscar algo que sea más rentable y amigable con el medio ambiente”, puntualiza Morales.
Condiciones geográficas
En cuanto a la cosecha, el proceso consiste en recoger la flor y hacer la separación de sus estigmas, los que se deshidratan y están listos para comercializar. El objetivo es que en estos mil metros plantados se lleguen a producir 2 Kg de azafrán por familia en las próximas temporadas. Una proyección bastante positiva, en comparación a lo que ha sido la primera plantación del proyecto que se realiza en el Valle de Casablanca desde el 2018.
La prospección, cuenta Holzmann, va de la mano con que objetivamente, Temuco, está a una latitud equivalente a la zona de Castilla de La Mancha, Madrid, España, donde se produce el azafrán más reconocido en el mundo.
Es esa línea, el director ejecutivo de FIA, Álvaro Eyzaguirre, sostiene que “era esperable que muchas condiciones climáticas sean más o menos similares a Europa ya que existe un invierno más largo, frío y lluvioso, en relación a Casablanca; donde por el calor, se requiere riego y sombrear el cultivo para que evite ‘dormirse’ antes de tiempo. Este es un antecedente muy importante ya que estamos viviendo fuertes cambios climáticos y por lo tanto, la diversificación productiva debe ser ejecutada con especies que sean resistentes y que además, no requieran tanta agua. Por otro lado, estamos muy felices que la comunidad de La Araucanía reciba con tanto entusiasmo este tremendo desafío para el sector que ya tiene muy buenas noticias comerciales”.
Venta y seminario
Sobre su comercialización, por el momento, se está vendiendo a proveedores de azafrán que poseen tiendas especializadas y además, al gramo a través de Mercado Libre con su especificación "azafrán chileno Kelumilla".
Sobre su calidad y avances, por estos días se envió a hacer análisis a Europa, de acuerdo a la normas ISO 2200 desarrollado por la Organización Internacional de Normalización (OIN). Los resultados de los estudios arrojaron que el azafrán es de primera calidad, clase 1, que es el mejor. Por otro lado, están en conversaciones con diferentes entidades públicas – como IICA e INDAP – para impulsar aún más el azafrán en territorio nacional.
Finalmente, a fin de entregar más detalles sobre el proceso de esta iniciativa, el martes 31 de agosto se realizará el cierre de este proyecto, espacio donde se estrenará el documental del cineasta Ricardo Montt titulado "Azafrán del mapu, y de la tierra".
“El documental, además de mostrar la belleza natural de la cultura mapuche y el territorio en que se emplaza el azafrán en La Araucanía, que es por cierto un cultivo visualmente muy bello, viene a exponer el acercamiento de Kelümilla a la cultura mapuche y la creación de una relación, económica y cultural, simbiótica y bastante exitosa, siendo un ejemplo a replicar”, señala el cineasta Ricardo Montt, director del documental.
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