Rutina, orden y limpieza. Para Sue Connolly y Chris White esos son los ingredientes -ya no tan secretos- de la fórmula para mantener un campo funcionando de la mejor manera posible. Ambos son neozelandeses, provenientes de Rotorua y Waitako en la isla norte, y llegaron a Chile hace ya 22 años inspirados por el desafío de llegar a un nuevo lugar donde pudieran aportar y desarrollar su experiencia en el campo y establecerse junto a su familia.
“Llegamos con treinta y tantos años y tres hijos de 7, 6 y 3 años. Fue una apuesta, había posibilidades de que no funcionara, pero teníamos las ganas de intentarlo. Así, vendimos todo el ganado en Rotorua y partimos a Chile buscando esta experiencia familiar”, cuenta Sue.
A su llegada al sur de Chile, el matrimonio observó un tremendo potencial en el país. “Vimos grandes posibilidades para desarrollar el negocio. En ese tiempo no se veía tanta tecnología y era posible ver que, en algunos sitios, aún se trabajaba con horquetas o yuntas de bueyes y había sitios que no contaban con electricidad. Una de las cosas que más me gusta es haber tenido la posibilidad de ver lo rápido que esto ha ido cambiando y cómo cada vez hay más tecnología e innovación para realizar las tareas de cada día’’, cuenta Sue Connolly.
El estilo neozelandés de Agrícola Dos Kiwis
El trabajo de Sue Connolly y Chris White a través de Agrícola Dos Kiwis comenzó ordeñando vacas hace ya 10 años atrás. Sue cuenta que poco a poco fueron creciendo, incorporando maquinarias y más ganado. Hoy, ya son cinco fundos arrendados los que trabajan, con 3 lecherías y 800 vacas.
Field Days Chile escogió el Fundo La Mosqueta de Agrícola Dos Kiwis para realizar esta versión del evento porque el trabajo que han desarrollado en este lugar es un buen ejemplo de la aplicación del estilo neozelandés a los campos de Chile, que se caracteriza por la incorporación de tecnologías que impulsan la eficiencia y a bajo costo.
Ubicado aproximadamente a 47 kilómetros del centro de Osorno, La Mosqueta es un fundo de lomas suaves. Las similitudes del territorio chileno con el neozelandés son amplias, como la cantidad de lluvia y las horas de sol, pero también hay diferencias que es importante considerar: “El bosque es parecido y la capacidad de usar praderas como base de alimentación para las vacas también es una similitud muy fuerte. Pero la cultura es una diferencia muy grande. Y esto es importante que lo sepa y aprenda cada persona cuando llega a Chile”, señala Sue Connolly.
Aprovechar los recursos del suelo en el que están, maximizarlo y que las vacas tengan una pradera donde puedan comer y cosechar solas, son parte de los objetivos que tiene el matrimonio al trabajar los campos. “Nosotros trabajamos codo a codo con las personas, para mostrar con el ejemplo el método para hacer las cosas y también para buscar nuevas formas de lograr eficiencia. Cada día es una oportunidad de mejorar, así es como trabajamos para aplicar lo que sabemos y lo que vamos aprendiendo diariamente’’, explica Sue. Además, destaca que, dado que el trabajo es muy rutinario, este enfoque permite aprender de los errores para no repetirlos y conocer muy bien el terreno: “esto no es Nueva Zelandia, pero tenemos un sistema que está adaptado para funcionar con nuestras vacas en nuestra casa aquí, en el sur chileno”.
Tiempo, un recurso primordial al hablar de eficiencia
“Cuando uno quiere un sistema eficiente, los productos neozelandeses funcionan de modo impecable para controlar costos y ser eficientes. Conocemos la calidad y sabemos que en su desarrollo han estado involucrados agricultores que entienden bien los desafíos y los resuelven con soluciones simples y de buena calidad, que hacen que la inversión sea de largo plazo’’, afirman Chris y Sue; y explican que las decisiones de inversión que toman pasan por la calidad y el ahorro de tiempo.
Las inversiones iniciales se enfocaron en abono, semillas y agua, para tener una buena base de alimentación para las vacas y el cerco eléctrico, para controlar la pradera. Luego fueron adquiriendo maquinaria para los fundos. Así, con el correr del tiempo, han implementado más tecnología con el fin de optimizar y disminuir el uso de un recurso tan importante como el tiempo, decisiones que se reflejan en los resultados del campo. “Hoy en las dos lecherías de 200 vacas cada una, tenemos un tractor pequeño, un carro para trasladar objetos o incluso los terneros recién nacidos y un bale buggy. Y es que ya tenemos todo centralizado. Los partos de las vacas y la crianza de estas ocurren aquí mismo”, cuentan.
Invertir en tecnología le enseñó al matrimonio kiwi que podrían ahorrar tiempo, algo tan relevante cuando se habla de sistemas eficientes como el neozelandés. Como dice Sue, “cada minuto vale”, y la eficacia en la producción de su campo lo demuestra. Agrícola Dos Kiwis no es propietaria de las tierras, pero las trabajan con una profunda dedicación: “Es nuestra manera de ser, con cualquier fundo que arrendamos lo dejamos en mejores condiciones de las que fue entregado”, comentan.
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