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Manuel Barría, el pastelero que triunfa en Valdivia

Por Redacción / 11 de agosto de 2024 | 14:02
Manuel Barría y parte de su equipo de trabajo. Crédito: Cedida
El local que posee en calle Maipú, La Passione de Manu, ofrece una pastelería de primer nivel, donde la constante es innovar y mejorar sus productos.
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Por Mario Montiel

La Passione de Manu es uno de los locales preferidos de los valdivianos por la fina pastelería que ofrecen en el local de Maipú, a un costado de Correos de Chile y a metros de la Plaza de la República.

Entrar a La Passione de Manu, es entrar a un espacio limpio, luminoso, donde los detalles hacen la diferencia, al poseer una vitrina que llama a preferir sus productos:  tortas, kuchenes, galletas, helados y un sinfín de sabores para degustar al paladar, todo acompañado con un delicioso café o chocolate caliente, entre tantas alternativas. 

“Lo que queríamos era estar en el centro de Valdivia, para llegar con una propuesta diferente, con una pastelería fina, helados y galletas artesanales”, dice Manuel Barría”, más conocido como “Manu” y agrega, “queremos ser un aporte gastronómico a la ciudad y brindar un local moderno y acogedor, por eso remodelamos este espacio con un arquitecto”, dice.

El artífice, Manuel Barría Barría, es la cara visible del local, quien después de haber trabajado 35 años en la Chocolatería Entrelagos, decide emprender su propio negocio, un sueño familiar que se hace realidad y que se concreta gracias al poder de decisión y convicción de una persona que ha dedicado toda su vida a la pastelería.

“Tuve la suerte de tener una escuela suiza, mi jefe me dio la posibilidad de aprender de cinco expertos en el área de heladería, chocolatería, pastelería, galletas finas y panadería gourmet”, señala Manu, quien agrega, que “tener esa escuela para mí fue desarrollar productos suizos por 35 años, y eso me dio el ímpetu de emprender un rumbo propio y poner en ejecución el sueño familiar de muchos años”.

Manuel Barría nació en Valdivia en 1969, su Enseñanza Básica la realizó en la Escuela F 14, y la Enseñanza Media en el Liceo Armando Robles Rivera, actual Liceo de Hombres. Su niñez la vivió en la isla Teja, lugar donde vivió junto a sus hermanos y progenitora.

Manuel viene de una familia humilde, pero trabajadora, de su madre heredó la habilidad de pastelero. “Esto nació de mi mamá, que me transmitió la pasión por la pastelería, desarrollando tortas de cumpleaños”. 

Su mamá educó a sus cinco hijos, quienes recibieron lo necesario para salir adelante, valores y mucho amor, ingredientes necesarios para enfrentar una vida de desafíos y retos, que lo tienen considerado ahora como uno de los tops de la pastelería de Valdivia y el sur de nuestro país, gracias a la preparación que tuvo en la conocida chocolatería de calle Pérez Rosales. 

Para Manu, su mamá suplió todos los vacíos que dejó el vivir sin una figura paterna, ahora se siente orgulloso y le tiene mucha admiración a su progenitora, ya que según relata, su mamá paralizó su vida para atenderlo a él y a sus hermanos. 

“Nos dio las ganas de luchar en esta vida, nos entregó el valor de la responsabilidad, amor por el trabajo y todo lo necesario para ser felices”, concluye con una especial emoción por estos gratos recuerdos. 

Angélica Sánchez y Manuel Barría. Crédito: Cedida

El reconocido pastelero, no está solo en este proyecto, su señora, Angélica Sánchez, con quien lleva 34 años juntos y 31 de matrimonio, es una de las piezas calves del éxito que ha desarrollado en este corto tiempo. “Para mí ha sido un pilar fundamental y un apoyo increíble. Creo que sin ella no lo habría logrado, es el complemento perfecto”, dice Manu, a quien conoce desde los tiempos donde trabajaron juntos en la Chocolatería Entrelagos. 

Este toque femenino que impone Angélica Sánchez se nota, no tan solo por llevar la parte administrativa del negocio, sino que en el diseño del local y la atención personalizada que le inculca al personal que labora en La Passione de Manu. También trabajan codo a codo con Manuel Barría su hija Francisca, como vendedora de mostrador y sus hijos gemelos Manuel y Miguel, quienes se encargan de la producción de helados.

En este camino de esfuerzo, pero también de éxito, la tienda pastelera tiene ahora número positivos, gracias a poseer un local que llama la atención por ser acogedor, elegante, limpio e iluminado, donde se entrega mucho amor y los detalles hacen la diferencia, como los espacios que tiene para las personas con discapacidad., quienes tienen acceso a un local inclusivo, baño para silla de ruedas y la caja que se hizo con las medidas para personas con discapacidad.

Son muchas las sorpresas que se vendrán a futuro para la Passione de Manu, ya que su equipo hace que este lugar sea un espacio agradable para quienes los visitan, la atención personalizada y estar pensando siempre en la innovación de sus productos, hacen de esta pastelería un lugar único en Valdivia.

 

 

 

 

 

 

 

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