“Regalona” es un guarén y es uno de los personajes principales de la granja educativa Paraizoo de Valdivia.
Tal cual como lo lees, un guarén.
Es un ratón blanco, de ojos rojos y cola rosada, como esos animales que son utilizados para experimentos.
“Regalona” es distinta. Es muy dócil, está acostumbrada a que le hagan cariño, le gustan los niños, se deja acariciar. Le encanta subirse a los hombros de su dueño y acompañarlo en los entretenidos recorridos por el recinto educativo de Paraizoo.
Esta rata es una de las favoritas de los niños que se sorprenden en este espacio creado especialmente por Johnny y su hermana Tatiana Gómez Kehsler.
“Sí, es un guarén común, un ratón grande como los que se pueden encontrar en los campos de la zona. Sólo que es blanca y muy dócil porque la criamos desde pequeña. Está acostumbrada a las personas”, cuenta Johnny Gómez.
“Dudamos al principio en tener un guarén como parte de nuestros animales, pero sabes qué, esta ratoncita se adaptó tan bien y es tan buscada por los niños que es parte importante de nuestra granja y ahí está. Los pequeños la toman con cuidado y ella se deja querer. Incluso las personas que le tienen miedo a los ratones la acarician”, agrega.
“Regalona” es una parte, sólo una pequeña parte de lo que esta granja educativa ofrece a valdivianos, turistas y delegaciones en su amplio recinto ubicado en el kilómetro 2 del sector Cabo Blanco, en la parte norte de la ciudad.
Se trata de un espacio de recreación donde grandes y chicos tienen la oportunidad de estar en contacto con la naturaleza y aprender más del cuidado y lo que es esencial para sus propietarios, del respeto a nuestro ambiente.
Este emprendimiento familiar comenzó hace siete años, de a poco. Al principio tenían un quincho el cual es arrendado para eventos y con calma fueron incorporando animales que hoy son parte de una muestra que le da vida a la granja educativa.
Así, en Paraizoo se pueden encontrar caballos, gallinas, patos, conejos, pero también burros, chivos, peces, hasta ciervos y pronto, tendrán un espacio especialmente acondicionado para anfibios y reptiles.
Al lugar llegan delegaciones de colegios e instituciones, pero también familias. Grandes y chicos conocen los animales y, además, pueden interactuar con ellos alimentándolos.
Johnny Gómez oficia de guía del recorrido y junto con las características de los animales va adornando el relato con datos interesantes y anécdotas que captan la atención del público. Ah, por cierto, con “Regalona” sobre los hombros.
Un dato curioso, muchos de los animales tienen nombres. Esta la vaca “Canela”, el chivo “Cornelio”, la chiva “Mocha”, la oveja “Heidi” el carnero “Pedro” y la yegua “Katrina”.
Los dueños los nombran así o en otras ocasiones se hacen concursos para darles sus nombres. De hecho, hay nuevos integrantes como una cabra y un burrito de 15 días que esperan tener su nombre que los distinga.
Gómez señala a Diario de Valdivia que este emprendimiento surgió como un interés por la conservación y vivir en un sector con naturaleza muy cerca de la ciudad. “Al principio teníamos el quincho y anexábamos las visitas guiadas, pero teníamos la mitad de los animales".
"Luego nos agarró la pandemia y estuvimos cerrados dos años. ¡Y obvio, los animales seguían comiendo! Así es que aguantamos como pudimos, sin recibir gente. Pedimos un préstamo y apostamos a que esta situación iba a mejorar”, relata.
“Para nosotros no era viable deshacernos de los animales. Estos fueron criados con mamaderas, pusimos especial atención en cada uno de ellos. Por eso están acostumbrados a las personas. Entonces, no era fácil venderlos. Los consideramos como parte de la familia porque los hemos visto crecer”.
Gómez cuenta que, tras ese periodo complicado, retomaron impulso y ahora están con todas las ganas de hacer cosas más grandes en el recinto de una hectárea y media.
En el lugar está el quincho, hay mesones para que las familias compartan, juegos inflables, columpios, saltarinas. Pronto esperan contar con un muro de escalada, un pequeño canopy y una slackline, esa especie de “cuerda floja” donde se trata de caminar de un extremo al otro de una cuerda sujeta a dos puntos fijos manteniendo el equilibrio.
También está en los planes acondicionar piscinas de mayor tamaño para los peces. Y lo más grande, un galpón especialmente acondicionado para reptiles y anfibios.
Durante la semana, Paraizoo recibe a delegaciones, los fines de semana a familia y grupos desde 15.30 horas. Todo agendado y coordinado al fono whatsapp +56994267752.
“Trabajamos con grupos acotados para que todos tengan la oportunidad de aprender y tocar a los animales. Recibimos a las delegaciones y se les hace la visita guiada interactiva que se prolonga por más de una hora”, acota el emprendedor.
-¿Cómo fue el inicio en Paraizoo?
“Cuando llegamos aquí estaban hechas las melgas para plantar papas. Recuperamos el lugar, hemos plantado árboles de diversas especies y la idea es volver a tener un bosque. Es increíble, pero con más plantas han llegado más aves. Entonces, es un círculo que permite recuperar la fauna. Soy ingeniero forestal y me interesa incorporar nuestras especies nativas. Buscamos darle habitabilidad al sector.
Este es un emprendimiento familiar como tal. Tatiana y Johnny se dedican a tiempo completo a esta actividad. También tienen la colaboración de sus padres y saben que de mantener la tendencia, a futuro necesitarán personas que permitan mantener el funcionamiento.
“Estamos atentos a todo. A los materiales, a la alimentación y desparasitación de los animales. Tenemos asesoría de un veterinario para sus cuidados. Estamos 100% en esto”, comenta.
-¿Cómo ven las perspectivas de crecimiento?
“Vamos a crecer. Tenemos que aprovechar la temporada de primavera-verano para generar recursos para todo el año. Esperamos tener la infraestructura para funcionar adecuadamente en invierno. Queremos agrandarnos”.
-¿Qué ha sido lo más gratificante que han vivido en este emprendimiento?
“Creo que ver cómo los niños aprenden y se sorprenden con los animales. Durante la pandemia debieron estar con resguardos en sus casas, con mascarillas y aquí ven caballos, patos, gallinas que antes sólo habían visto en fotos”.
“Se dan cuenta de que los animalitos sienten, que son integrantes de la naturaleza. Los pequeños entienden que son parte del entorno y estoy confiado en que ellos aportarán y crearán un punto de vista hacia el cambio”, destaca Gómez.
Para conocer la experiencia de Paraizoo Valdivia las delegaciones deben coordinar las visitas con Tatiana Gómez al fono +56997374393. Allí se acuerdan horarios y valores.
Del mismo modo se pueden contactar familias y personas en conocer el recinto.
Además, se puede conocer el trabajo de la granja en sus redes sociales.
Instagram Paraizoo y Facebook Paraizoovaldivia.
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