Son distintas historias, pero todas tienen bastantes características comunes, relacionadas con la vulnerabilidad económica y social de las víctimas y también con la participación de dos mujeres claves en toda esta historia. Por un lado, la monja holandesa Gertrudis Kuijpers y, por otro, la asistente social que hasta hace un par de años se desempeñaba en el municipio de Paillaco, Minerva Silva.
Es la historia de los jóvenes de la zona sur, principalmente de la ciudad de Valdivia y Paillaco, quiénes durante la dictadura militar fueron entregados en adopción, en su mayoría, a familias europeas, sin el consentimiento explícito de sus madres, según las investigaciones periodísticas al respecto.
TESTIGO CLAVE
Esta situación fue nuevamente tema de conversación luego de un reportaje emitido durante la jornada de este martes en televisión abierta en el cual se entregan nuevos antecedentes respecto a la forma en que operaban estas redes de adopciones forzosas de niños chilenos para familias europeas, luego del relato de una mujer, quién aseguro haber trabajado en una de las guarderías donde se mantenían estos menores, tras ser arrebatados a su madres, y antes de ser enviados a las familias adoptivas, que da cuenta de cómo operaba esta red.
Según comentó la testigo a rostro cubierto en el reportaje exhibido por Meganoticias, vio personalmente cómo comenzaban sospechosamente a “morir” muchos recién nacidos, cuyas madres dudaban de esta versión. Relata que tras un año de trabajar en el hospital de Paillaco fue trasladada a una guardería que está instalada en el lugar y dónde se encargó de alimentar a los menores y también de cuidarlos. Dijo que se trataba de niños de 3 a 5 días, incluso algunos más grandes. Todos rechazados por sus madres o carenesde hogar.
Mencionó que en un solo turno pudo ver a lo menos 20 bebés llenando la sala. Luego de esto y gestionado por las dos mujeres mencionadas con anterioridad, los niños eran enviados en adopción a Europa, perdiendo toda relación con sus familias chilenas, a quiénes no se les entregaba más información respecto a su paradero.
Con el paso de los años, los jóvenes comenzaron a darse cuenta de que no habían sido entregados de manera voluntaria por sus madres e iniciaron un proceso de búsqueda que terminó con el reencuentro de varias familias que habían sido separadas por esta red.
Pese a que la vinculación de Paillaco con estos hechos ha salido a la luz en la comuna, con denuncias apoyadas incluso por el propio municipio local, no se conocían relatos tan minuciosos de la forma en que se entregaron estos menores.
Revisa el reportaje completo que sacude a la opinión pública nacional en el siguiente enlace.
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