La importancia que tiene la mujer en la construcción de este nuevo Chile que estamos generando no debiese ser objeto de dudas, desde la Convención Constitucional la figura de la mujer indígena se ha posicionado con fuerza al interior de este órgano, muestra de ello es la figura de la lamgen Elisa Loncon como Presidenta de este proceso.
En mi caso soy mujer mapuche, heredada de mi madre, mis hijos son mapuche, me considero una zomo champurria (mujer mestiza), formo parte de las miles de familias mapuche que fueron forzados a no tener Lof (comunidad), por ello digo que soy de los habitantes del lof (comunidad mapuche) de los sin lof, como lo señala el escritor Javier Milanca.
En mi condición de champurria represento a la Región de los Ríos en la convención constitucional, tanto a mis hermanas mapuche, como también a las campesinas, a las pescadoras y a todos los habitantes de este hermoso territorio.
En mi calidad de primera alcaldesa mapuche que ejercí por 3 periodos en mi querida comuna de Paillaco, promoví el rescate y la difusión de la cultura mapuche, también fundando y siendo parte de la primera Asociación de Municipalidades con Alcalde Mapuche (AMCAM) generando espacios de participación de la mujer en la política, promoviendo la inclusión de los Escaños Reservados que actualmente se encuentran en la Convención.
Es por ello que desde mi experiencia ayudaré a consagrar la plurinacionalidad, interculturalidad y la multiculturalidad como principios básicos para el buen vivir en la Nueva Constitución, porque el Estado de Chile debe asumir y resolver la gran deuda que tiene con los pueblos originarios de este territorio.
Mi principal labor como mujer mapuche constituyente, es asegurar una democracia paritaria en todas sus aristas, enfoque que la actual constitución no posee en cuanto a derechos humanos y el respeto hacia ellos. Debemos garantizar el valor a la diversidad, inclusive con los derechos de las personas afrodescendientes que llegan a vivir a nuestro país. Hay que consagrar el derecho a la salud, a la educación, al trabajo y a la vivienda digna, que no existan comités de vivienda que esperen 16 años para resolver la necesidad de su vivienda definitiva.
Por todo ello, en este día, más que celebrar, las mujeres mapuche y chilenas seguiremos luchando para emparejar la cancha, para que el Estado garantice derechos básicos a toda la población de cada rincón de nuestro país, a las niñas, niños y adolescentes, y el respeto a la naturaleza, para que con orgullo, asumamos nuestra hermosa morenidad.
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