Los barrios de Valdivia están llenos de historia, pero podría decirse que uno de los más antiguos es la isla Teja, ínsula unida a la ciudad desde 1954 cuando se levantó el actual puente Pedro de Valdivia.
Valdivia, previo a la llegada de los españoles era un poblado de indígenas del pueblo huilliche denominado Ainilebu y el río era denominado como Ainil. El 9 de febrero de 1552 se funda la ciudad como Santa María la Blanca de Valdivia y el conquistador Pedro de Valdivia otorga encomiendas a sus más valiosos capitanes. Entre esos hombres se encontraba un soldado de alta cuna, proveniente de la región de Andalucía, se trata de Francisco Pérez de Valenzuela.
Valenzuela, considerado por los historiadores, como el primer aristócrata que se asienta en Chile, sirvió desde 1550 en la Capitanía General y afrontó varias batallas contra los mapuches. Regresa a Perú y allá se entera de la muerte de Pedro de Valdivia en 1555.
Decide retornar a Chile en 1557 y participa en la batalla de Biobío el 7 de noviembre de 1557 y después en los encuentros de Lebu y Millarapue. Fue mayordomo de la catedral de Santiago en 1559, y se avecindó en Valdivia desde la década de 1560, siendo alcalde en 1563, corregidor en 1569 y contador real en 1571.
Este conquistador fue el primer propietario de la isla Teja a la que se le conoció como isla de Valenzuela entre 1560 a 1774. Francisco Pérez de Valenzuela murió en Valdivia el 24 de noviembre de 1599, defendiendo la plaza, durante el ataque de los toquis Pelantaru y Anganamon que destruyeron la ciudad, dejándola abandonada por 45 años, hasta el retorno de los españoles en 1645.
Al regreso de los españoles la isla siguió siendo denominada como isla de Valenzuela, en recuerdo del encomendero.
Ya en el siglo XVIII, llega a Valdivia el ingeniero irlandés Juan Garland, responsable de los trabajos en los fuertes de la costa y de los torreones. Garland asumió la gobernación de Valdivia entre 1768 a 1773 y es él quien toma la decisión de instalar en la isla de Valenzuela las Reales Fábricas de tejas y ladrillos.
Según investigaciones del padre Gabriel Guarda y difundidas en su libro Nueva Historia de Valdivia de 2001, la Real Fábrica tenía importantes dimensiones en relación con el tamaño de la colonia y cinco años después de su instalación, en 1770, ya producía 400.000 ladrillos mensuales.
En 1766 también levantó una segunda fábrica de ladrillos en el Castillo de Niebla, aunque de menor envergadura que la de Teja
Esta fábrica de tejas y ladrillos se hizo tan famosa entre los habitantes de Valdivia que recurrían constantemente a ella para levantar casas e iglesias. Fue así que en el vocabulario de los valdivianos del siglo XVIII nació la denominación de “isla de tejas” y que con los años se conoció como isla Teja.
Tras pasar por diferentes propietarios, la Municipalidad de Valdivia adquirió la isla en 1850, año importante de la llegada de colonos alemanes a la ciudad.
De inmediato se procede al loteo de terrenos de la isla y uno de los colonos que se asienta en ella es Carlos Anwandter que posteriormente instala su fábrica de cerveza.
También se sumaron otras familias alemanas que instalaron sus propias fábricas y la isla se convirtió en un barrio con un carisma industrial que le entregó provecho comercial a la ciudad. Así las familias Weiss y Rudloff instalaron sus fábricas de zapatos y muchos de sus botines fueron vendidos para las tropas chilenas que combatieron en la Guerra del Pacífico.
También se instaló la familia Prochelle, familia dedicada a la agricultura y que en 1902 levantan la actual Casa Prochelle, sede del Gobierno Regional de Valdivia. En 1924 se levanta la Casa Prochelle II, originalmente destinada para Óscar Prochelle, hijo de don Gustavo, construida por el arquitecto Otto Oettinger, y que estaba al lado de un parque que la familia alemana hizo en la isla, plantando varias especies arbóreas.
El auge industrial también significó la llegada de obreros a vivir en la isla, tal como ocurrió en el barrio Collico. En las décadas del 30 y 40 se crea el barrio Seguro Obrero, una obra que fue gestionada por la Caja del Seguro Obrero Obligatorio para atender las necesidades de la familia obrera, en tiempos del “paternalismo industrial” donde las empresas construían poblaciones para sus trabajadores.
A cargo de esta obra se contó con uno de los mejores arquitectos que ha tenido la historia urbana de Chile, Luciano Kulczewski. Entre 1939 y 1940 concretó este proyecto estatal que procuró viviendas dignas para una clase trabajadora en situación de extrema precariedad y Kulczewski utilizó las tejuelas características del sur y mezcló ese detalle con la historia de la misma isla Teja.
Esta población es la más antigua del barrio y posteriormente, entre las décadas del sesenta y setenta fueron construyéndose varias poblaciones, destacando los Altos de la Teja, levantados entre fines del siglo XX e inicios del siglo XXI.
En 1938 se inicia el proyecto de construcción de un puente que uniría la isla con la ciudad de Valdivia, obra que obligó a que el parque Prochelle quede separado de las casas patrimoniales de esta familia.
Fue el ingeniero Federico Wiesse, el mismo a cargo de levantar el puente Calle Calle, quien proyectó el puente el que estuvo listo y abierto a la comunidad en 1954 y que fue inaugurado formalmente el 12 de marzo de 1955 por el Presidente de la República Carlos Ibáñez del Campo.
El puente hizo que disminuyeran los tradicionales balseos que se realizaban hacia la isla o desde ella hacia la ciudad.
También ese año 1954 se funda, en septiembre, la Universidad Austral en un antiguo fundo que en sus primeros años fue propiedad de club de golf de Valdivia. Así, Isla Teja, además de su pasado industrial se transforma en un polo de la educación y que se afianzó con el Campus Isla Teja de la emblemática universidad valdiviana.
En isla Teja también están el Museo Histórico, la antigua casa de Carlos Anwandter, y el Museo de Arte Contemporáneo, levantado en la antigua fábrica de cerveza Anwandter, que aún está en etapa de reparaciones y que, lamentablemente, sus avances siguen estancados. Igualmente está el Museo de Exploración.
En isla Teja también se instaló la antigua cárcel a fines de los años sesenta e inaugurada en 1973, lugar que fue centro de tortura durante el gobierno de Augusto Pinochet. En 2018 fue declarada Monumento Nacional.
En el último tiempo la isla ha ido adoptando un ambiente bohemio con la instalación de restaurantes y pubs que le brindan un nuevo aire a la característica industrial o residencial que tuvo y tiene hasta hoy.
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