La época de crisis que estamos viviendo, sanitaria primero y económica después, lógicamente levanta la preocupación y hasta la angustia de personas que ven cómo sus posibilidades de sobrevivencia diaria disminuyen y desaparecen, no hay ingresos por ende tampoco hay alimentos, tornando dramática la vida de gran número de familias chilenas.
Si pensamos que los discursos oficiales desde hace años ubican a Chile como país desarrollado, económicamente exitoso y orgulloso miembro de la OCDE, entonces esta nueva realidad llena de necesidades llegó tan rápido que echó abajo esos discursos. Ahora se tuvieron que activar los operativos estatales para llevar ayuda básica a las familias necesitadas, el Estado cumpliendo con un deber que se pensaba extinguido, y desde ministros hacia abajo deben salir a entregar los aportes.
En ese contexto, la ayuda se cruza con una costumbre más actual, la de publicitar lo que se hace mediante imágenes donde no falta la selfie, con el logo de gobierno o el nombre del político “consciente” bien expuesto, como para que no quede duda de quién está preocupado del bienestar de los pobres.
Esas imágenes se han multiplicado por estos días, intendentes y seremis entregando cajas para la foto, senadores y diputados entregando ayudas con su nombre bien visible previo paso a la rápida por diseño gráfico. De lágrimas derramadas por el caudal de sentimientos que les genera el contacto con los problemas reales de la gente mejor no hablar.
¿Qué lectura hacer de estas acciones? ¿Es la ayuda la prioridad? Más bien tiene carácter de campaña electoral, de cubrir con fotos los bajos números en las encuestas que golpean al gobierno, y adelantarse a las elecciones del 2021 en este ambiente que para muchos dentro de la clase política se tornó en una oportunidad de florearse, todo al mismo tiempo que el propio gobierno se llenó de ronchas e indignación cuando la palabra HAMBRE apareció en la Plaza Italia.
Queda claro que en la clase política no ha habido lecciones aprendidas en estos 6 meses críticos, las fotos ponen a las autoridades primero y la ayuda ahí, detrás, como diciendo “sonríe, vinimos a salvarte”. Esas acciones que juegan con la dignidad del que ahora necesita son las que destapan rabia contenida, que luego sale a la calle, y ahí viene la respuesta de los mismos de las fotos, con lanza aguas, garrote, y la generosa demanda en tribunales.
Aún hay tiempo de corregir, de asumir la dimensión real del problema social que se inició, para que los políticos vivan en el ahora y no en una ficticia campaña. Que a lo menos sean capaces de sobreponerse a la arrolladora tentación de ser portada gracias al hambre de otros, es una mínima exigencia, ojalá puedan.
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