“No ha disminuido el ataque de lobos a los cisnes en el humedal. Es una situación que se mantiene”, dijo con claridad al ser consultado el Dr. Eduardo Jaramillo, académico de la Universidad Austral de Chile y encargado del Programa de Monitoreo del Santuario de la Naturaleza Río Cruces y Chorocamayo, Sitio Ramsar Carlos Anwandter.
La extraña práctica de los lobos llamó la atención durante el invierno del 2018, luego de que se hiciera público un video del ataque y depredación de un lobo marino subadulto (Otaria flavescens) a un cisne de cuello negro (Cygnus melancoryphus). Algo nunca antes visto.
Desde esa fecha a la actualidad, se lleva el registro de los cuerpos de cisnes muertos o carcasas que se encuentran en el humedal. La depredación por lobos fue detectada por primera vez por guardaparques de CONAF durante julio 2018 y se extendió hasta diciembre del mismo año. “Desde enero 2019 hasta mayo del mismo año no se observaron carcasas; desde mayo 2019 y hasta este mes de febrero 2020, la ocurrencia de carcasas ha sido recurrente en los sectores ubicados en los sectores más sureños del humedal o cercanos a Valdivia. Debido a esto, durante los meses que la depredación por lobos es mayor (mediados del invierno a mediados de la primavera), se ha observado un desplazamiento de los cisnes hacia sectores más septentrionales del humedal”, relató el Dr. Jaramillo.
En ese sentido, los expertos explican que el periodo de ataque a los cisnes se ha ampliado y también se han identificado heridas diferentes, además que durante los últimos meses los lobos han atacado también a pollos de cisnes, cosa no observada durante el año 2018 y parte del 2019.
Los datos indican que el año 2018 hubo 268 carcasas de cisnes y en el 2019, 306; durante el mes de enero se encontraron 11 carcasas, durante enero del verano pasado nada. Esas cifras no implican que no existan más hallazgos ya que solo reflejan el número de carcasas frescas y no incluyen el de carcasas descompuestas. “Esto, porque nos interesa conocer los lugares de ataque de los lobos, cosa que no indican las carcasas descompuestas ya que debido al tiempo que han estado en el agua, podrían haber sido arrastradas por las corrientes más allá de los sitios donde han ocurrido los ataques” explicó el encargado del Programa de Monitoreo del Santuario de la Naturaleza Río Cruces y Chorocamayo.
Una aclaración importante, es que, según las investigaciones lideradas por los académicos de la UACh, no se puede predecir estadísticamente que mientras más lobos adultos, subadultos o juveniles se observen en la costanera de Valdivia, aumentarán los ataques a los cisnes. “Sin embargo, lo que sí sabemos, es que, a mayor número de juveniles y adultos de lobos dentro del humedal, hay mayor número de carcasas. Es decir, y tal como planteado durante el año 2018, los lobos que depredan sobre los cisnes son una fracción de la población de lobos presentes en la costanera de Valdivia”.
Para Jaramillo, una pregunta importante dice relación con que la mayoría de los ataques de los lobos han ocurrido en los sectores inferiores o más sureños del humedal, que es justamente el área de mayor nidificación de cisnes. “Si la situación continúa, esto es un tema relevante ya que el desplazamiento de los cisnes durante los períodos de mayor depredación por lobos podía afectar de algún modo la viabilidad de los huevos eventualmente abandonados por los padres que se alejan” concluyó.
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