Durante esta entrevista José Luis Birke León (72) se emociona y lágrimas brotan de sus ojos. Las palabras se le entrecortan y no puede seguir hablando.
“Soy lo más llorón que hay”, reconoce.
Es una emoción genuina, sana, que le nace del alma al hacer un recuerdo de todo el camino recorrido para levantar lo que es hoy la empresa Entrelagos, una compañía que es sinónimo de chocolates y mazapanes de calidad, de café y repostería de gran nivel, pero que por sobre todo, es parte del patrimonio de Valdivia.
Entrelagos es sinónimo de la ciudad de los ríos, se le puede ver así en el logo de la empresa; es reconocida nacionalmente como hija de esta Valdivia lluviosa. Es más, no sólo en nuestro país se le conoce, sino que internacionalmente ha llevado el nombre y el sabor de esta ciudad a la que Birke León le ha entregado gran parte de su vida.
Decir que comenzó en los años 70 en compañía del recordado empresario Tiglat Montecinos, es sólo parte de la historia de esta empresa que Birke ha visto crecer como uno más de sus hijos y que ahora, cuando el empresario sobrepasa los 70 años, ha decidido soltarlo de la mano y dedicarse a sí mismo.
El hijo creció, puede andar por sí solo… es momento de dejarlo ir.
Así lo entiende este osornino de nacimiento, pero valdiviano hasta la médula. Es momento de retirarse, en un buen momento, con el trabajo hecho y con la meta alcanzada.
José Luis Birke deja Entrelagos a sus nuevos dueños.
“No quiero ser como el boxeador que no sabe cuándo retirarse o como el cantante que sigue cantando aún cuando no le da la voz… No, no estoy para eso”, señala convencido a Grupo DiarioSur.
Es un día de semana con lluvia –para variar- en el otoño valdiviano. El café Entrelagos ubicado en calle Pérez Rosales, recibe a sus clientes con una sala cálida inundada por el aroma del café y el chocolate.
Entre conversaciones, risas y charlas, los valdivianos y visitantes disfrutan del calor del cafecito y el dulzor de las tortas que el establecimiento pone a su disposición.
En un alto en su ajetreada mañana, José Luis Birke hace un análisis en este paso al costado que ha decidido dar, dejando a Entrelagos bajo una nueva administración Sociedad Entrelagos S.A. “Vendí lo mío y quedó en buenas manos. Eso me da tranquilidad”, comenta.
Recuerda con cariño a Tiglat Montecinos, quien fue su impulsor en este emprendimiento que en un comienzo esperaba ser un apoyo al patrimonio e identidad chocolatera de Valdivia. “Las ciudades tienen identidad y la de Valdivia se relaciona con chocolates y cerveza. Hemos contribuido a reforzar esa identidad, porque ya existía”, señala.
Comenzó de a poco, vendiendo calugas y mazapanes; luego fueron los chocolates, la repostería final y el salto a un local más grande; posteriormente a otro aún mayor y en el largo plazo el salto al comercio nacional.
Hoy Entrelagos es una empresa que está presente en todo el territorio nacional y es parte de vitrinas y estantes de prestigiosos establecimientos comerciales. Ah y es un actor principal del duty free del aeropuerto internacional de Santiago, donde sus chocolates son muy apreciados por turistas que se quieren llevar un pedazo de Chile a sus países.
He trabajado desde los 18 años, imagínate, toda la vida y hoy tengo 72. Recuerdo que tenía 26 cuando comencé junto a Tiglat Montecinos con el proyecto Entrelagos y llegamos a tener más de 100 trabajadores. Como comprenderás, ha pasado una vida en esto y soy de las personas que piensan que los seres humanos vamos cerrando círculos”.
“De niños somos muy irresponsables y felices porque no tenemos compromisos, luego vas creciendo, ganando amigos, te casas, nacen los hijos y asumes obligaciones que nunca dejas de tener. Cuando terminas la vida laboral, llegas a un punto donde dices basta, ya se han ido cerrando los círculos y ahora me corresponde descansar… de lo contrario la vida no tendría sentido”, dice Birke.
Y se emociona.
Se emociona porque habla con la satisfacción de lo realizado. Y ve que su esfuerzo valió la pena.
“Miro hacia atrás y veo el camino que se ha hecho. Lo que queda es sentir satisfacción y alegría. Esta es una etapa rica donde quiero volver a ser el irresponsable que fui de niño… ser ahora un viejo irresponsable”.
-¿En qué se refleja eso?
“Ahora quiero permitirme cosas que antes no pude hacer. Siempre fui un esclavo del reloj, del calendario. Hoy digo ya no más. Si quiero hacer algo lo hago, si no, no nomás. Hay tantas cosas que dejé en el camino y que quiero aprovechar. Me refiero a estar más con la familia, a salir a hacer las cosas que me gustan como pescar, leer más, por ejemplo. Ahora lo tengo que hacer”.
-¿Qué es lo que le ha producido más satisfacción de Entrelagos?
“Ser parte de la identidad de Valdivia, que reconozcan a esta empresa como valdiviana y que quienes vengan a la ciudad quieran conocerla. Aquí hemos tenido a Presidentes de la República, ministros de Estado, artistas de todas las tendencias, deportistas, etc. Incluso fuimos los encargados de preparar un presente especial al Papa Juan Pablo II cuando visitó nuestro país en 1987. Entrelagos está lleno de historia y para mí eso es satisfactorio”.
-¿En lo personal hay un sentimiento especial?
“Sí. En este último tiempo he pensado mucho que he ayudado a la construcción de algo que va a quedar. Algo que la gente aprecia y le tiene mucho cariño”.
-Lo que hay que señalar es que Ud. comenzó esta empresa con muy poco. Ese es el camino del emprendedor…
“Así es. Al comienzo te cuestionas porque vez que las cuentas no dan y no alcanza para alimentar a la familia, pero con los años fuimos saliendo adelante (se emociona otra vez)… y creo que voy a ver a Entrelagos en unos años más como una gran empresa, inmensa de grande”.
-¿Pero, está listo para irse a casa?
“Sí, me he preparado. Me va a costar un poco, aunque desde el año pasado la chocolatería ya tiene otra administración y me quedé con el café, pero con el tiempo me di cuenta que ya es tiempo de dejarlo. Les informé esta decisión a mis hijos Andrea (48), Marie Claire (42) y José Luis (35) y a mi señora Pilar, y me apoyaron”.
Pero como todo emprendedor, si bien deja Entrelagos, Birke señala que ya tiene entre cejas tres proyectos que va a desarrollar. Para eso se metió de lleno en el mundo de la computación e internet, algo que había dejado de lado y que ahora lo tiene muy motivado.
Tranquilo no se va a quedar.
“Internet me abre el mundo. Ahora tendré más tiempo para seguir descubriéndolo”, remata con convicción.
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