Por Ilse Sepúlveda
Hace poco más de una semana Valdivia experimentó un evento extremo de precipitaciones, alcanzando los 151 milímetros de agua caída en 24 horas, lo que provocó el anegamiento de numerosas calles. Sin embargo, otras zonas de la ciudad aguantaron estoicas con una gran capacidad de absorción de los suelos, esperable en la ciudad más lluviosa del país.
¿A qué se debe el comportamiento desigual de Valdivia ante un mismo fenómeno meteorológico?
Para el director regional de Onemi, Daniel Epprecht, la cifra del pasado martes 28 de junio debe ser histórica para la última década, “pero antes llovía más”, recuerda.
En términos generales, la autoridad explica que muchos de los anegamientos que hoy se registran en la ciudad se deben a una mala planificación urbana.
“No se tomaron en consideración ciertos aspectos y recomendaciones que se hicieron hace 40 años. Hubo servicios que advirtieron, pero no fueron escuchados”, asegura Epprecht.
En conversación con Diario de Valdivia afirma que la clave está en pensar mejor cómo construir los centros urbanos.
“Que exista una buena planificación para poder construir bien y que en el futuro la gente no tenga estos problemas”, puntualiza.
En este contexto, recuerda que la nueva ley 21.364, que establece el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres facilitará esa mejor planificación futura de las ciudades.
“Porque obliga a muchos servicios a contar con sus planes de Reducción de Riesgo de Desastres y también los de Emergencia, especialmente a aquellos que son organismos técnicos ante emergencias, como algunas direcciones del Mop y del Minvu”, explica.
Releva que el nuevo cuerpo legal, cuyo reglamento está en elaboración para su puesta en marcha, permitirá “instalar la reducción del riesgo de desastres desde la gobernanza, como una política país que haga posible mirar las ciudades desde otra perspectiva”.
Partiendo de la premisa “que no existe ningún sistema que esté hecho para todo evento”, Epprecht explica que otro tema relevante sobre la respuesta disímil de la ciudad ante eventos extremos de precipitaciones son los sistemas de aguas lluvia.
“En Valdivia los sistemas primarios de aguas lluvias que existen se calcularon con un retorno de 25 años, cuando por lo general se calculan a 5 años”, informa la autoridad al tiempo que reconoce que “esta red funciona bien acá, porque son parte de todo un sistema que también integran los humedales, como aliviaderos de la carga de tormentas y de aguas lluvias”.
El director recuerda que en 1997 se publicó la Ley 19.525, del Ministerio de Obras Públicas, que regula los sistemas de evacuación y drenaje de aguas lluvias.
“Ahí se estableció que las redes serían dos: la primaria y la secundaria. La primaria estaría a cargo del Ministerio de Obras Públicas, a través de la Dirección de Obras Hidráulicas, teniendo a su cargo la arteria principal de las aguas lluvias dentro de una ciudad”, puntualiza.
A nivel nacional, Epprecht explica que ya se llegó al máximo de la capacidad de esa red.
“Hoy ya se está comenzando a trabajar en nuevas redes primarias en varias ciudades. En la región, creo que en Río Bueno y con toda seguridad en Panguipulli, donde ya están en etapa de diseño”, informa.
Las redes secundarias, en tanto, están a cargo del ministerio de Vivienda y Urbanismo.
“Son más pequeñas que las primarias, pero en extensión son mucho más largas y todos los sumideros de aguas lluvias que se ven en las esquinas corresponden a esta red secundaria”, puntualiza.
Precisa que “para que todo el sistema funcione esas redes secundarias tienen que estar limpias hacia adentro” y explica que desde el sumidero hacia arriba “es el municipio el que tiene que hacer esa mantención”.
El director de Onemi Los Ríos reconoce que esa limpieza a veces falla. “Pero no solamente por la falta de limpieza que no hace el ente administrativo del Estado, sino también por la falta de empatía y de colaboración de la comunidad en general”, lamenta.
“En estos casos uno ve por un lado la desidia de algunos vecinos y por otro el espíritu de colaboración de muchos", comenta el funcionario.
A principios de mayo, Onemi lanzó a nivel nacional el Plan Invierno 2022. En esa oportunidad se dieron a conocer los 229 puntos críticos que existen en la Región de Los Ríos y se informó que las comunas que registran mayor cantidad de estas zonas vulnerables son Panguipulli, con 49, además de Valdivia y Corral, con 29 cada una.
En la capital regional estos son algunos de esos puntos críticos, que coinciden con las zonas con mayor afectación durante sistemas frontales más severos, pues en su mayoría la razón de su vulnerabilidad radica en el colapso de los colectores de aguas lluvia y/o alcantarillados e inundaciones por desborde de cauces.
Algunos de los sectores considerados por Onemi son: Beneficencia, Don Bosco, Isla Teja, Miraflores, Collico, Estación, San Martín, San Luis, Parque Krahmer, Corvi, Holzaphel, avenida Francia, O’Higgins y avenida Alemania.
En tanto, algunos otros puntos mencionados por la ciudadanía a través de redes sociales durante los últimos eventos meteorológicos son los siguientes: loteo Petersen frente al campamento Las Mulatas, pasaje Rojas, calle Bertoloto y calle Chuquicamata, en la población Norte Grande, entre otros.
Para el geólogo y profesor de la Universidad Austral de Chile, Mario Pino, no hay una respuesta tan certera respecto de los diferentes comportamientos de Valdivia ante eventos de precipitaciones extremas, como el que se registró el pasado 28 de junio.
Sin embargo, considera un par de hipótesis que comparte con Diario de Valdivia.
“Creo que lo que ocurre es que la pavimentación -que mejora la calidad de vida a las personas- genera ese tipo de problemas, porque morigera una superficie impermeable donde antes hubo percolación (paso lento de fluidos a través de materiales porosos)", explica.
Y continúa: “Las calles de tierra antes percolaban. Entonces ahora no, porque todo está pavimentado y entonces no hay percolación y por eso hay esas inundaciones de cuadras que no recuerdo que antes se inundaran”.
El académico comenta que “también ha habido mucha urbanización en torno a los humedales, transformando barrios enteros”.
Menciona puntualmente lo que ocurre en avenida Francia. “Hicieron bordes de cemento y curiosamente las calles aledañas acumulan agua, porque no dejaron la pendiente hacia el lado del humedal, que habría sido lo más lógico” expresa.
Su otro supuesto tiene que ver con si están funcionando correctamente o no las bombas de aguas servidas.
“Lo que yo sé es que las aguas servidas están manejadas hoy en día con bombeos para ser llevadas a la planta en Angachilla. Entonces si una bomba deja de funcionar, puedes tener un par de cuadras inundadas”, asegura.
Agrega que “no culparía a los suelos, porque no han cambiado".
"Son los mismos de siempre y tienen una capacidad de absorción enorme”, concluye.
Por su parte, el director de la Onemi hace un llamado a buscar estar preparados de manera colaborativa ante las copiosas lluvias.
"Para mantener nuestras propias casas en buenas condiciones la idea es que todos colaboremos y seamos empáticos con las acciones que realizamos en nuestro entorno y que pueden traer consecuencias a nuestros vecinos”, afirma.
Por lo mismo, Epprecht llama a las personas a hacerse cargo, pero no de manera pasiva. “Si no especialmente por la instrucción que cada uno de los individuos se autogenere a través de cursos online y material disponible en la web, tanto en la página de Onemi, como de otros organismos que trabajan también con la reducción del riesgo de desastres”, concluye.
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