A esta altura de la vida ya debe haberse dado a conocer el primer gabinete del Presidente electo Gabriel Boric, o bien todavía falta algunos minutos para que el país conozca los detalles de lo que ha estado esperando desde el momento mismo de finalizada la segunda vuelta electoral, el 19 de diciembre próximo pasado, como se decía antes.
Culmina así una etapa trascendental en la marcha institucional de la República de Chile, que generalmente viene precedida de especulaciones, morbo, angustias, satisfacciones y decepciones. Todo junto, pero no Todos Juntos, como Los Jaivas.
Todos esos elementos se reúnen porque si bien siempre hay nombres puestos, que se sabe que no van a quedar afuera de la nómina, tipo Alexis o Vidal, cuando no está sancionado por pagar patadas en la yugular de los adversarios, en la selección, es esperable la aparición de sorpresas.
Es de imaginar la angustia que devora sesos y tripas de los que se sienten casi seguros como integrantes de la formación titular, pero que también saben que el casi puede ser muy amplio. Así, una vez conocido el gabinete, cuando el mandatario dice que está lista la lista, vienen las reacciones, tanto de los partidarios como de los que pasan a la vereda de enfrente, la siempre cómoda pero picante oposición.
Para algunos llegará la hora de responder a las expectativas forjadas por la hinchada, que en ellos o ellas a las personas más adecuadas e idóneas para encabezar un ministerio o, como premio de consuelo, una subsecretaría, una dirección nacional o una delegación regional, por ejemplo.
Los designados repetirán el consabido discurso de “agradezco la confianza depositada en mi persona por el Presidente, a la que espero responder con el mayor de los empeños y lo mejor de mis capacidades”. Es lo menos que pueden decir.
Detrás estarán los que ya se veían en la foto oficial en La Moneda o Cerro Castillo, pero que cuando mucho se fueron a la banca a esperar que se lesione alguno de los titulares o que van a ir a dar a un cargo de menor relevancia, desde el que tendrán que hacer méritos para volver a la primera línea.
Por otra parte están los que miran desde afuera del círculo más íntimo del gobernante, aquellos que de antemano sabían que no vestirían la Roja contra Messi y sus pibes. De estos personajes se puede esperar frases espectaculares y dispares, dichas públicamente o en estrecha privacidad, como “que bueno que le dieron la Subsecretaría de Pesca a la Zoila Sierra Espinoza, porque es la que más sabe del rubro”, o, en su lugar, “¿cómo pudieron nombrar ministro de Defensa a Marcial Guerrero Bravo, que es un animal que no sabe si los Leopard lanzan cañonazos o mordiscos”.
No podemos olvidar el tema de la repartija según el color del cristal con que miran los elegidos, aunque por ahora no se quiere ni oír la palabra cuoteo.
En ese intríngulis están los mal acostumbrados a sacar cuentas acerca de “cuántos ministerios y subsecretarías nos tocan a nosotros y no podemos perder Hacienda y Minería porque son clave para el partido”. Peor para ellos, porque es una de las prácticas que hay que dejar de lado, en la medida de lo posible, como dijo don Pato, aunque es sabido que es una tarea difícil, por la forma en que se desarrolla nuestra visión de la política.
Ahora vamos al terreno de las regiones, porque no solo de ministros y subsecretarios vivimos los chilenos.
También flota una angustiante espera en los círculos locales por conocer los nombres que ocuparán los cargos regionales, desde delegados hasta funcionarios menores, pasando por los seremis y directores de diverso nivel.
Como especular es uno de nuestros deportes favoritos, la danza de nombres se extiende desde Putre a Villa Las Estrellas, pero nadie se atreve a sentirse ganador antes de tiempo. Es mejor así, que lo tomen con cautela, para que después no tengan que vivir la horrible experiencia de sentirse postergados, menoscabados, humillados, saqueados o heridos en lo más profundo de sus corazoncitos.
Para finalizar, voy a decir que tengo plena confianza en el criterio de nuestro joven Presidente electo y estoy seguro de que el gabinete estará formado por personas capaces, preparadas y dispuestas a hacer la pega como el país lo demanda.
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