Opinión

Chile, entre pactos y arreglines

Por Pablo Santiesteban / 1 de diciembre de 2021
Columna de opinión del periodista Víctor Pineda Riveros.
Atención: esta noticia fue publicada hace más de 3 años

Como todos sabemos, el país se encuentra sumido entre las preocupaciones de los dos candidatos a la Presidencia de la República, el temor a la llegada de una nueva variante del bicho maldito que nos tiene sufriendo desde hace dos años y, como si fuera poco, en otros problemas, menos vistosos, pero igualmente inquietantes, como la inflación, la situación de los inmigrantes, la violencia delictual, y hasta los enredos del fútbol.

Los postulantes a La Moneda están enfrascados en la lucha por conseguir los apetitosos -y posiblemente decisivos- votos- de los que se ubicaron al centro durante la primera vuelta. Boric y Kast, desde sus respectivas esquinas, han tenido de moderar sus discursos, han coincidido en declarar que sus programas de gobierno no están escritos en piedra, para hacerles cambios sin que se note mucho, y en buena medida han logrado que a poco más de dos semanas del Armagedón a la criolla, los bandos no parezcan tan distanciados como ocurría hace algunos días. Esto es bueno, porque lo peor que nos puede pasar es tener un país dividido en dos bandos intransigentes y cabezaduras.

Para avanzar en lo anterior, ambos han tenido que abrirse a aceptar, aunque sea con los dientes apretados, sugerencias y también una que otra exigencia de parte de los que les condicionan su apoyo. Buee…, así es la política. Sin quejarse ni llorar.

Al que gane lo esperan varios problemas, aunque marzo, momento de la asunción de la nueva autoridad, se vea ancho y ajeno. Lo más probable es que se siga discutiendo si habrá más retiros de las AFP, la economía estará rumbo a las vacas flacas, los derrotados no se van a rendir tan fácil, y, para peor, la variante Ómicron del virus ya va a estar instalada entre nosotros, agravada por los antivacunas y antitodo que reniegan de cualquier tipo de medida sanitaria.

Estuve mirando estadísticas relacionadas con la realidad de la pandemia en África, especialmente la subsahariana, y los números son para dejar inquieto al más indiferente. Hay varios países que ¡no llegan a 1%! de la población vacunada, la mayoría con suerte llega al 10 por ciento y solo en los países árabes de norte hay algo más de progreso. Y nosotros que nos quejamos porque a Valdivia lo mandaron de vuelta a la Fase 3, una medida que se veía venir hace semanas y que resulta imposible cuestionar. Lamentablemente, ni el patito de hule que flota en el río Valdivia ha servido de mucho, porque las aglomeraciones en su entorno, con cero distanciamiento y desprecio por la mascarilla en muchos de sus admiradores, solo ayuda a poner más feo el panorama. 

Y si hablamos de panoramas feos, tenemos que tocar el tema de las plazas frente a la municipalidad y el paseo peatonal Libertad, donde las obras paralizadas, tienen a esos espacios públicos convertidos en una especie de Stalingrado después de la batalla, justo cuando comienzan a llegar los turistas preveraniegos.

¿Hasta cuándo van a seguir así? Ojalá que cuanto antes por lo menos vuelvan a poner los cercos que la gente ya rompió para acortar camino entre los escombros.

Cambio radicalmente de tema para despedirme por estos días. Habíamos hablado de pactos, transacciones, arreglos y arreglines como los que se están llevando al frente político para captar votos de los indecisos, pero no son los únicos.

¿Qué les parece lo que está pasando con el fútbol chileno? Ya no se juega en las canchas, sino en esos tribunales propios que tiene la sucursal local de la FIFA. No sabemos si los cruzados o los colocolinos van a presentar su propia demanda cuando se sepa quién es el campeón, porque en la parte baja de campeonato y en las categorías inferiores del mal llamado profesionalismo criollo vale más una pareja de buenos abogados que un arquero, un central, un par de volantes y un trío de hombres en punta, ya que los títulos, descensos y posiciones intermedias se definen más en las oficinas que en el rectángulo verde o casi verde que otrora consagraba a las estrellas o les daba el título de patadura a aquellos negados con la redonda en sus pies. 

Ahí si que hay arreglines entre cuatro paredes- Hasta los más avezados y despiertos políticos podrían ir a aprender de ellos cómo ganar por secretaría y pasar por encima de los hinchas o partidarios.

 

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