Por las noches las luces bajaban desde los cerros y hasta los barcos iluminaban toda la bahía, era un refugio para el fiero mar y las risas de su gente hacían pensar en días de esplendor. Sus calles bajaban desde los cerros y se animaban con el comercio y las empresas. De repente se oían idiomas de extranjeros en sus calles, un poco de francés, algo de sueco, algo de inglés, el pueryo abrazaba a todos por igual y les daba la bienvenida. Esta escena no es del puerto de Valparaíso, era más bien lo que vivía un alegre puerto sureño en los primeros años del siglo XX, así era el movimiento en el puerto de Corral en el sur de Chile hasta que lo afectó la crisis comercial de entre guerras y el maremoto del 22 de mayo de 1960.
Los antiguos corraleños se sentían orgullosos de su puerto. ¿Para qué vivir en Valdivia si lo tenían todo? Y varios pensaban así, en especial los que vivían del movimiento portuario, por algo la gente de mar le llamaba “Pancho Chico”, en alusión a Valparaíso que aún es conocido por los navegantes como “Pancho” por la iglesia de San Francisco que se ve claramente desde la bahía del puerto principal. Corral hasta tiene cerros, igual como Valparaíso, ahí están los cerros Marina, Caupolicán, Tacna, Milagro, Belleza, Alegre y Cordillera y las locas calles que se empinan en ellos y bajan rotundamente, tal como Valparaíso
Corral, la segunda comuna más antigua de la Región de Los Ríos, siempre ha estado íntimamente ligada a Valdivia. La primera vez que los europeos llegaron a su bahía fue el 22 de septiembre de 1544 cuando llega el navegante genovés servidor de la corona española Juan Bautista Pastene.
Los lafkenches, los indígenas costeros, llamaban a esta bahía Cullamo. Según el libro “Episodios de la vida de Corral”, obra de Carlos Núñez Jara, en una descripción del reino de Chile de 1630 ya era llamada como puerto de Corral. En 1796 fue reedificado y convertido en villa el 9 de enero de 1800 al aprobarse la distribución de tierras que hacía la corona hispánica en sus colonias.
Según las publicaciones del historiador padre Gabriel Guarda el nombre de Corral se dio por el antiguo vecino valdiviano Alonso de Corral, quien en 1568 fue encomendero de Valdivia y su alcalde ordinario.
SE ALZA EL FUERTE
Un momento crucial en la historia de la comuna puerto ocurrió el 6 de febrero de 1645 cuando desde Lima llega la flota repobladora de Valdivia al mando del caballero español don Antonio Sebastián de Toledo y Leiva, quien mandó a levantar la fortificaciones de la costa para evitar que la ciudad cayera en manos inglesas u holandesas y de paso levantar a Valdivia tras la destrucción a la que fue sometida por los mapuches el 24 de noviembre de 1599.
Los primeros repobladores se instalaron en la isla de Mancera y ya en 1670 ocupan los terrenos de la actual ciudad. En Corral, en tanto, se levanta la fortaleza principal, el castillo de San Sebastián de la Cruz y se le unían el castillo de San Luis de Alba de Amargos, el castillo de la Limpia y Pura Concepción de Monfort de Lemos de Niebla y el castillo de San Pedro de Alcántara de la isla de Mancera. Más adelante se unirían las baterías de San Carlos, Aguada el inglés, Morro Gonzalo, El Molino, El Barro y Chorocamayo Bajo y posteriormente un segundo grupo de fortalezas que fueron El Bolsón, Chorocamayo Alto y en este grupo estaba el castillo de Corral. En un tercer grupo estaban el castillo de Mancera, San Francisco de Baides y las baterías anexas de Santa Rosa, El Piojo y Carboneros. Muchas de ellas ya desaparecidas.
LA TOMA DE CORRAL
El castillo de Corral y todos los demás y sus baterías fueron tomados entre el 3 y 4 de enero de 1820 por lord Thomas Cochrane, hecho bélico que anexa a Valdivia y su puerto a la República de Chile. Hay que recordar que tanto Valdivia como Niebla eran los proveedores de tropas y pertrechos de los ejércitos realistas que combatieron contra los próceres de la independencia de Chile. Se cree que sólo un 10% de los soldados realistas eran españoles peninsulares y el resto del ejército eran valdivianos y chilotes.
La toma de Corral fue posible gracias a una estrategia de Cochrane de hacer ataques por sorpresa con pocos hombres para lograr un avance rápido e incurrir en la confusión al enemigo, eso gracias a la intrepidez del mayor francés Jorge Beauchef, el capitán inglés Guillermo Vidal y del teniente peruano Francisco de Vidal hizo posible la conquista por tierra de toda la fortaleza.
El destacamento realista en su interior era una soldadesca desunida que estaba desanimada con la toma anterior del puerto de Talcahuano y cuando los hombres de Cochrane entraron con fuerza en Aguada del inglés, más las baterías de San Carlos y Amargos, los soldados abandonaban sus puestos casi sin luchar. Cuando los realistas entraron a la carrera al castillo de Corral ya de madrugada, perseguidos por los patriotas, sus defensores creyeron que los atacaba un gran ejército cuando la realidad era que las fuerzas de Cochrane apenas sobrepasaban los 300 hombres contra los casi 1.500 realistas.
El 5 de febrero Cochrane entró a Valdivia por la calle de Los Abastos (actual Libertad) y dejó a Beauchef como gobernador militar de la plaza y aquietó los rumores de saqueos que extendieron los realistas. La verdad es que Beauchef puso orden en Corral y Valdivia, al tiempo que se opuso a asonadas realistas en el combate de El Toro o al alzamiento de Calfuco, un lafkenche que apoyaba a los montoneros realistas en la llamada Guerra a Muerte, librada desde Arauco a Valdivia entre 1819 y 1827.
Cochrane sacó gran parte de los cañones de los fuertes de Valdivia y se los llevó para sus expediciones a Chiloé y posteriormente a El Callao, ambas fallidas.
LA ÉPOCA DE ORO
Corral dejó de tener importancia militar después de la toma de 1820, pero poco a poco retomó otros caminos de progreso gracias al proceso de colonización del sur de Chile.
El puerto fue punto principal para la llegada de colonos alemanes, destacando la llegada de la embarcación Herrmann a la bahía un 15 de noviembre de 1850 que trajo a un gran número de colonos, entre ellos a la familia de Karl Anwandter. Estos colonos trajeron distintas expresiones que a la larga se transformaron en desarrollo industrial a la zona.
Según el libro “Episodios de la vida de Corral” de Carlos Núñez la época de oro se vivió en la primera mitad del siglo XX. Varias familias extranjeras se asentaron en el puerto, tal como los Brimer, Buttcovich, Dervis, Fischer, Gunkel, Heusser, Kawol, Korsholm, Mayer, Norman, Seibt, Slater, Stegmeir, Strall, Vance, Wilson y varios otros. Ellos fueron fundadores o colaboradores de empresas en el puerto.
La educación adopta importancia. Ya en 1844 se crea la primera escuela de Corral, un de las más antiguas de la región. En la década del 30 del siglo XX destaca como educador Froilán Martínez Paredes, un hombre entusiasta, muy culto y de gran personalidad que crea una brigada de Boys Scout, una banda instrumental y destacó como dirigente deportivo, miembro del Rotary Club y Juez de Policía Local.
LOS BALLENEROS
Un nicho industrial que marcó época en Corral fue la industria ballenera. El libro de Carlos Núñez asegura que tuvo influencia entre la isla Santa María en el Bio Bio hasta el Golfo de Penas en Aysén.
Una sociedad entre las familias Anwandter y Benjerodt hizo posible instalar la industria con oficinas en Valdivia a fines del siglo XIX. A partir de 1910 capitales noruegos intervienen y se crea la Sociedad Ballenera de Corral con la empresa Christensen & Co. y su base se ubicó en la caleta de San Carlos. Fueron los pioneros de la industria ballenera en Chile y se cazaba especies como la ballena azul, el cachalote, simback y la seibal. Entre julio, agosto y septiembre se suspendía la cacería y se trabajaba en reparaciones o revisiones técnicas de la maquinaria.
De la ballena se aprovechaba todo, sus huesos eran utilizados como fertilizantes, se comercializaba la carne y el aceite. Este movimiento marcó el poblamiento de San Carlos, lugar donde actualmente se levanta el Hospital de Corral.
En 1948 la industria quebró y trasladó toda su maquinaria al puerto de Quintay en la región de Valparaíso.
También destacó la industria conservera con la Conservera Cambiaso S.A. de Calbuco y que comenzó en la década del 40 del siglo XX. La industria embarcaba tanto a Valdivia como a Valparaíso conservas de sierra, frutilla, espárragos, entre otros, dando trabajo a un centenar de corraleños. ¿Cómo alguien no querría vivir en Corral en aquellos años?
LOS ALTOS HORNOS
En 1907 el gobierno de Chile confirma un convenio con la empresa francesa Hauts Fourneaux Forges et Acieries du Chili, conocida por los corraleños como los Altos Hornos, empresa siderúrgica que se instala en el puerto.
La sola construcción de la empresa ya dio trabajo a 170 operarios y en los meses siguientes subió a 400. También se construyen dos muelles, los que se conocieron como los “muelles franceses”. El 1 de febrero de 1910 se encendió el primer horno en base de carbón vegetal. En 1929 el Estado ingresa como accionista mayoritaria de la compañía y el 11 de agosto de 1933, a las 6 de la mañana, el ingeniero Víctor Navarrete saca la primera colada de lingotes de hierro y se origina la planta laminadora y acerería.
Los Altos Hornos se encontraron en su apogeo en la década de los 40 y poseía laboratorio químico, maestranza, fábrica de ladrillos, taller de diésel y más de 1.900 obreros, pero la producción implicaba altos costos.
En la década de los 50 la industria pasa a la Compañía Acerera del Pacífico (CAP) y cambia el sistema de trabajo de carbón vegetal a carbón coke. En 1951 se produce el primer despido masivo. La empresa cierra en 1958.
EL MAREMOTO
Tras el cierre de los Altos Hornos Corral aún contaba con las industrias navieras, en especial de la empresa Haverbeck y Skalweit, pero el 22 de mayo de 1960 ocurre el terremoto y maremoto que fue el mazazo final a la época de oro del puerto.
Entre 1940 y 1955 la bahía estaba llena de embarcaciones y marinos y estibadores de todas las nacionalidades. Los productos que más se transportaban eran madera, cebada, afrecho, raps, avena y legumbres en general hacia Europa y Argentina.
Tanto movimiento hizo que surgieran clubes deportivos, sociales y culturales entre los obreros y empleados.
El sismo de 1960 golpeó tan fuerte a esas almas, en especial a los habitantes de Corral Bajo, sector que fue borrado el mapa por tres enormes olas. En la bahía se hundió el vapor Carlos Haverbeck, desaparecieron el remolcador Pacífico y el Chancharro y el Canelos fue arrastrado hasta quedar varado en el estuario del río.
Tras la pérdida de familias muchas familias vivieron a la intemperie en los cerros de Corral, abandonados a su suerte. Cuentan los viejos corraleños que un día de mayo aterrizó un helicóptero y se bajó de él el presidente de la República Jorge Alessandri que de inmediato fue acosado por los habitantes. Una mujer le gritó entre la multitud “presidente, perdimos a nuestros esposos, ¿qué vamos a hacer?” a lo que un incómodo mandatario le repondió “Vuelvan a casarse” y se subió de nuevo al helicóptero.
EL FUTURO
Si bien la época de oro está distante ya en Corral, a comienzos de la década de los 90 comienza a trabajar la Portuaria Corral. Pese a la pandemia, en 2019 y 2020 lograron sus récords de transferencia de carga, atendiendo 22 y 20 naves en ambos años respectivamente.
Otra aspiración es el ansiado camino costero que una a la comuna con La Unión, un circuito de insospechados alcances al desarrollo turístico y económico de la región.
Los Ríos debe seguir poniendo sus fichas al puerto de toda su historia, Corral la comuna puerto.
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