El pasado 6 de junio se cumplieron 184 años del asesinato del ministro Diego Portales el político que le dio carácter a la república en los primeros años después de lograr la independencia.
La figura del ministro resultó polémica en su tiempo y hasta contradictoria, pues en su trabajo político forjó una república autoritaria, pese a que en su vida privada era más bien liberal. Su carácter fuerte le hizo ganar enemigos que urdieron su muerte con una traición y posterior fusilamiento. Lo que poco se habla de ese oscuro episodio de la historia de Chile es que entre los asesinos estaba un valdiviano, el teniente Santiago Florín, quien dirigió el pelotón de fusileros y remató a sablazos a Portales en su agonía.
UN “JOVEN BIEN”
Mariano José Santiago Florín y Palma había nacido en Valdivia un 26 de agosto de 1813, hijo del comerciante valdiviano Juan Florín y Vives y de Valentina Palma Fernández. Lamentablemente el padre fallece en 1819 cuando Florín era muy niño. Algo pasó en este niño que tras la muerte del padre se convirtió en alguien pendenciero y con muy mal carácter, según relata la revista “Corre Vuela” de 1908, en un artículo que habla de él.
La madre contrae nuevas nupcias con el militar José Antonio Vidaurre en 1828 y éste trata al joven como un padre y lo hace cadete en Valdivia y posteriormente finaliza sus estudios en el Liceo de Chile en Santiago.
La crónica de la revista Corre Vuele habla de Florín como un hombre “atrayente, más bien alto y delgado y con faz engañadora; porte desenvuelto, elegante y nervioso, locuaz y astuto”, aunque añade otros epítetos que no lo dejan muy bien parado.
El joven Florín ingresó nuevamente al ejército en el Batallón Maipú, en 1831, y después se suma con el grado de teniente del Regimiento Valdivia.
CARÁCTER IRASCIBLE
Según la antigua publicación, la muerte de Portales no fue la primera en la que Florín se vio involucrado. Cuando tenía 18 años se inmiscuyó en una pelea donde ultimó a un clérigo de apellido Villagrán y fue condenado a tres años de cárcel, aunque siempre protegido por la figura de su padrastro el coronel Vidaurre.
En 1835 protagonizó otro hecho de sangre, esta vez en la isla Quiriquina, cuando en una noche de jolgorio asesinó a su cuñado Fernando Carvallo de un sablazo, supuestamente por “un lío amoroso”.
EL MOTÍN
El 3 de junio de 1837, mientras el ministro Portales realizaba una revista de los soldados que irían a combatir a la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, el padrastro de Florín, el coronel José Antonio Vidaurre se amotina en Quillota y apresa al hombre fuerte del gobierno del presidente José Joaquín Prieto. La insurrección pretendía poner fin a la participación de Chile en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana que había impulsado Portales y era una especie de venganza por las medidas adoptadas por el gobierno en contra de la oposición liberal, derrotada en la guerra civil que se dio entre 1829 y 1830.
Los connotados de Valdivia tenían ideas cercanas al liberalismo en aquellos años, por lo mismo no era difícil manipular al regimiento contra el gobierno.
A Florín se le ordenó custodiar al ministro, saliendo de Quillota el 4 de junio con el prisionero encadenado al interior de un carruaje. Cuando se aproximaba a Valparaíso, en el cerro Barón, Florín ordenó fusilar a Portales. Aparentemente, y según su propia versión, había recibido órdenes del comandante Vidaurre para tal cometido, pero esta cuestión nunca fue probada en su totalidad, por lo que cabe la posibilidad de que Florín haya decidido esto por su cuenta.
En Valparaíso, las tropas leales al gobierno dirigidas por el marino Manuel Blanco Encalada enfrentaron a las tropas rebeldes de Vidaurre.
EL CRIMEN
Florín llevó al ministro Portales y al coronel Eugenio Necochea desde Quillota a Valparaíso en su carruaje y llegan al sector Tabolango, donde pasan la noche. En el dia 5 siguen su camino y sólo se detienen al mediodía en Viña del Mar para comer.
A las 3 de la mañana del 6 de junio la caravana llega al lugar La Cabritería, cerca del cerro Barón. Florín ordena “que baje el ministro”, pero Portales pide que lo ayuden a bajar, pues estaba engrillado, cuando lo bajaron y lo dejan en el suelo. Con dificultad el ministro se pone de rodillas, al tiempo que el oficial valdiviano ordena a seis soldados fusilarle. El grupo vaciló, provocando el enojo de Florín, hasta que un soldado avanzó y apuntó su fusil a la cara de Portales, este quiso desviar el arma con la mano, pero el soldado disparó y el tiro voló el dedo pulgar y le atravesó la mandíbula. Hubo un segundo disparo por la espalda. Enseguida Diego Portales fue abatido a bayonetazos y sablazos por Florín y los soldados. Le dejaron 35 heridas.
EL CASTIGO
En Valparaíso, Blanco Encalada derrotó a los sublevados y evitó que el Regimiento Valdivia estuviera del lado de los insurrectos.
El comandante Vidaurre y el teniente Florín fueron apresados y ambos fueron fusilados en la plaza Orrego (actual Plaza Victoria) el 4 de julio de 1837.Por esas coincidencias de la vida, el corazón de Portales descansa en la Catedral de Valparaíso que está justo al frente del lugar en que fueron castigados sus asesinos.
Nunca quedó claro si Vidaurre le ordenó a su hijastro asesinar al ministro o si todo se urdió en la violenta mente del valdiviano Santiago Florín, quien pasó a ser uno de los peores malvados de la historia de Chile.
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