En un día como hoy, hace 100 años, nacía en Río Bueno Margot Duhalde Sotomayor, la primera piloto femenina de la aviación chilena. Una mujer que marcó historia y desafío los cánones machistas de su época.
Descendiente de vascos franceses, Margot vivió sus primeros años en Río Bueno donde estudió en el Colegio Santa Cruz de esa ciudad para posteriormente estudiar en el Liceo de Osorno. En 1937 se trasladó a Santiago y estudió en el Liceo N° 3 de la capital. Según ella misma dijo en una entrevista que dio “puedo decir que fui una niña muy feliz, acompañada además de una familia muy numerosa. Era la segunda de doce hermanos”.
El 24 de agosto de 1937 fue aceptada como socia del Club Aéreo de Santiago. Una mentirilla blanca le permitió aprender a pilotear, pues uno de los requisitos era que debía tener 20 años cumplidos, pero como tenía 16 años, más la complicidad de su padre, mintió acerca de su edad. El 30 de abril de 1938 se recibió como piloto civil, convirtiéndose en la tercera aviadora del país, después de Graciela Cooper y Viola Blackburn. En 1939 apoyó durante los días del terremoto de Chillán, cooperando activamente no sólo como piloto de un avión Gipsy Moth utilizado en el lanzamiento de panfletos con comunicados a la población, sino que también en el cuidado y embarque de heridos.
POR LA FRANCIA LIBRE
En septiembre de 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial y en 1940 los alemanes entran en París, al tiempo que ponían en jaque al Reino Unido en Las Ardenas y en Dunkerke. Desde Chile, Margot se sensibiliza con el drama que ocurre en Europa y como corría sangre francesa por sus venas decide apoyar como piloto al gobierno de la Francia Libre que dirigía desde el exilio Charles de Gaulle.
Una segunda mentirilla blanca tuvo que decir Margot Duhalde a sus padres, les contó que había obtenido un trabajo como piloto en Canadá, pero en vez de eso se fue a Inglaterra.
El 11 de abril de 1941, viajaban trece voluntarios rumbo a Mendoza desde donde tomarían el tren a Buenos Aires. Dos mujeres integraban el grupo, siendo una de ellas Margot, la otra era Dora Koeppen. Luego casi a fines de mes, se embarcaban voluntarios chilenos y argentinos en el vapor RMS Rangitata para ir rumbo a Montevideo y desde ahí seguir el viaje a Inglaterra para enrolarse en las Fuerzas de la Francia Libre.
Cuando llegó a Europa se topó con otro inconveniente. Margot descubrió que había sido aceptada como piloto, porque pensaron que era hombre. Su enrolamiento realizado en Santiago aparentemente decía Marcel y no Margot y los franceses sólo le ofrecían un puesto de asistente de hospital o en la cocina. Tuvo que esperar casi cuatro meses antes de poder ser admitida para ingresar a servir en el Air Transport Auxiliary (ATA), al tiempo que se ponía al día con el idioma inglés que no dominaba. La chilena, con apenas 20 años, fue admitida como cadete en el Aeródromo de Hatfield, donde funcionaba la Elementary Flying School.
En una entrevista dada años antes de su muerte en 2018, Margot Duhalde relató: “En cuanto llegamos a Hatfield fuimos conducidos a la oficina de la comandante Pauline Gower, por Miss Curtis, la oficial quien una vez que nos presentó se retiró para que explicáramos el motivo de nuestra visita. Como Miss Gower no logró entender el idioma de nuestras manos, preguntó si hablábamos francés y, ante la respuesta afirmativa, hizo llamar a una cadete francesa para que hiciera de intérprete y a una instructora de vuelo para que me examinara”.
“CHILEAN GIRL”
Veamos los recuerdos de la piloto: “Mi primer día en el aeródromo fue horrible, porque no sabía qué hacer, ni con quién hablar. Al mediodía tenía mucha hambre y no sabía cómo conseguir almuerzo, pero por suerte una oficial me invitó, por señas, a almorzar y solucioné mi problema. Al día siguiente comenzaron las clases y allí encontré a otras dos mujeres y tres hombres vestidos de civil que eran alumnos igual que yo. La instructora de navegación era la First Officer Patterson, una de las pilotos con más experiencia de vuelo, según supe después. Empezó por preguntar nuestros nombres y cuando llegó mi turno, pronuncié el mío como de costumbre, por lo que ella no entendió nada y me pidió que lo escribiera en la pizarra, después de pensarlo por algunos segundos, me preguntó si tenía otro nombre, a lo que contesté negativamente. Entonces dijo: ya tenemos otra Margot en la escuadrilla, por lo tanto te llamaremos Chile. Así fui conocida, por “CHILE”, durante toda la guerra”.
La ATA era una organización civil militarizada encargada de transportar los aviones, tanto para la Real Fuerza Aérea (RAF) como los de la Fleet Air Arm (FAA- Rama aérea de la Armada británica) que salían desde las fábricas hacia las unidades de mantenimiento y las escuadrillas de combate.
A comienzos de 1942 fue ayudante de mecánico, mientras seguía perfeccionando el dominio del inglés y el 20 de agosto de 1942 es destinada como Piloto Taxi (transporte de pilotos), al 15 Ferry Pilot Pool en Hamble-le-Rice, localidad bastante cercana a Southampton, en donde tendrá la oportunidad de volar aviones Argus.
En 1944 y tras un arduo entrenamiento de casi veinte días en los que casi no dormía, aprueba rotundamente su capacitación y queda lista para volar todos los aviones, tanto ingleses como americanos de uno y dos motores, convencionales y triciclos. Durante el tiempo que sirvió en Air Transport Auxiliary (A.T.A.) transportó más de una cincuentena de tipos de aviones diferentes, entre cazas, bombarderos y aviones de transporte e instrucción. Voló 1.158,50 horas y sólo tuvo un accidente durante su período de instrucción.
REGRESO A CHILE
Cuando la guerra terminó, continuó trabajando para la Fuerza Aérea Francesa, viviendo en Inglaterra y más tarde en Marruecos.
Tras 6 años sin ver a su familia, Margot Duhalde regresó a Chile el 16 de julio de 1946. A su retorno se convirtió en la primera mujer controladora aérea de Chile, primera piloto comercial y primera representante de un fabricante francés de aviones. Trabajó como jefa de torre de control para la Fuerza Aérea de Chile, un puesto que mantuvo durante más de cuatro décadas. Además fue Instructora de vuelo.
La piloto volvió al sur trabajando en la empresa LIPA Sur que iniciaba sus servicios de vuelos entre Puerto Montt y la isla de Chiloé, recalando en Ancud y Castro. La empresa se fue haciendo conocida y respondiendo a un imperativo de la época, comenzó a adquirir nuevos aviones ampliando sus servicios ahora desde Santiago a Temuco, con escalas en Los Ángeles, Traiguén y Angol dos veces por semana. Estuvo con ellos hasta 1949 para asumir un nuevo desafío en la Dirección de Aeronáutica, organización dependiente de la Fuerza Aérea de Chile y que se encontraba en la etapa de formación de sus primeros controladores de tránsito aéreo.
Por cuatro décadas se desempeñó como jefe de torre de control de la FACh y también fundó su propia academia de vuelo.
Falleció el 5 de febrero de 2018 en Santiago y a lo largo de su trayectoria recibió reconocimientos en Chile y el extranjero. También dejó un relato autobiográfico “Margot Duhalde: mujer alada”.
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