En un día como hoy, hace 476 años, los ojos de los europeos se deslumbraron por primera vez con los bellos parajes de la bahía de Corral y de bellos ríos: habían descubierto lo que en el futuro sería la ciudad de Santa María la Blanca de Valdivia. Esta es la historia de Juan Bautista Pastene, su descubridor, y de la primera expedición naval de la historia de Chile.
El siglo XVI fue un siglo de despertares y con el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492 las ganas de hacer aventuras y lograr riquezas azuzaban la imaginación de los europeos que escuchaban con curiosidad las noticias del nuevo mundo.
En los puertos de España era típico ver a gente intentando subirse a un barco o tratando de escuchar las historias que contaban los marineros acerca del nuevo mundo y de las riquezas que podía proporcionar a “pobres diablos” y/o “ganapanes” que querían hacerse un nombre. Había que tener espíritu de aventurero para surgir y arriesgarlo todo en dicha empresa, ese era el talante de Juan Bautista Pastene, marino genovés -al igual que Cristóbal Colón-, que se puso al servicio de la corona española y que logró la hazaña de ser el primer navegante a surcar gran parte de las costas del naciente Reino de Chile y, en especial, de descubrir la bahía de San Pedro, en la actual provincia de Osorno, y ser el primer europeo en llegar hasta la bahía de Corral y navegar por los bellos ríos de la actual ciudad de Valdivia.
Fue un 22 de septiembre de 1544 que con Pastene al timón una fuerza española llegó hasta los territorios de lo que hoy es la actual capital de la Región de Los Ríos, junto al capitán Gerónimo de Alderete. Según Carlos Tromben Corbalán en su libro “La Armada de Chile, una historia de dos siglos”, con la expedición de Pastene y Alderete “se inicia en propiedad la historia naval chilena porque este avezado marino (Pastene) inició una interesante actividad exploradora por encargo del gobierno local”.
EL MARINO
Pastene llegó a América en 1526 navegando en su propio navío y con apenas 19 años. Su primera parada fue Honduras. Como participó en muchas exploraciones marítimas se le designó por la Audiencia de Panamá como piloto mayor del Mar del Sur, nombre que se le daba al océano Pacífico en esa época.
En 1536 se dirigió a Perú para ponerse a disposición de Francisco Pizarro, conquistador del imperio inca.
El rey Carlos V ordenó, por medio de una real cédula, la exploración del sur de Chile. Esta tarea fue otorgada por el Virrey del Perú Cristóbal Vaca de Castro a Juan Bautista Pastene, por lo que, en 1543, se le otorga el título del primer general de la Mar del Sur. El genovés llega por primera vez a Chile a mediados de 1544 a Valparaíso con el navío San Pedro, transportando mercaderías para las tropas de Pedro de Valdivia, quien hacía cuatro años había emprendido su aventura conquistadora.
Valdivia nombró al genovés su teniente y capitán general en el mar el 8 de agosto de 1544 y le encomendó la orden que emanaba del mismo rey de España. La idea de Valdivia era que Pastene alcanzara hasta el mismísimo Estrecho de Magallanes.
LA EXPEDICIÓN
El 4 de septiembre de 1544 zarparon desde Valparaíso los navíos San Pedro y Santiaguillo rumbo al sur, sin embargo llegaron hasta la bahía de San Pedro, latitud 41° sur. Desde ahí decidieron regresar, sin antes descubrir la bahía de Corral, recalar en la bahía de Penco hasta volver a Valparaíso el 30 de septiembre.
Pastene y Alderete descubrieron la bahía de Corral. Era un bello paraje con un puerto que servía muy bien de fondeadero. Vieron los ríos y se preguntaron por qué no entrar y navegarlos, era el 22 de septiembre de 1544. Ambos quedaron maravillados con el paisaje que se abría ante sus ojos, era un paraíso que ni en Europa habían visto con tanta magnificencia.
Jerónimo de Alderete realizó un acto de posesión a bordo del navío; él mismo relata cómo ocurrió en el acta de posesión que escribió: “Venimos navegando costa a costa hasta un río grande llamado Ainilebo (el río Valdivia), y a la boca del está un gran pueblo que se llama Ainil y está a la altura de treinta y nueve grados y dos tercios. Aquí pusimos nombre a este río, el río y puerto de Valdivia”.
En el relato Alderete añade que también se tomó posesión de la isla Guiguacabin (Mancera) “a la boca de un río grande llamado Collecu (el Tornagaleones) donde tenía su casa y adoratorio el cacique Leochengo", gran señor de toda la provincia.
Pastene y Alderete quedaron tan impresionados que a su regreso le hablaron a Pedro de Valdivia de la bahía y ríos descubiertos y le recomendaron fundar ahí una ciudad que, además, tenía un puerto natural de aguas tranquilas y amplia bahía. Debieron pasar 7 años y 5 meses más para que la ciudad sea fundada por Pedro de Valdivia un 9 de febrero de 1552. El conquistador comprobó con sus ojos de las bondades del descubrimiento de Pastene, por algo le puso su propio apellido a la ciudad de los ríos.
ECHA RAÍCES
Juan Bautista Pastene volvió a Perú en 1545 por encargo de Valdivia para buscar víveres y pertrechos y regresó a Chile en 1547. El conquistador pareció tenerle en estima, pues en una carta que envió al rey Carlos V de España lo catalogó como “una persona de prudencia, experiencia y autoridad”.
En 1550 Pastene recibió de manos de Valdivia una encomienda de indios y se asentó en un valle cerca de lo que hoy es Melipilla. Se casó con Ginebra de Seixas, con quien tuvo cinco hijos, y entre su descendencia destaca su bisnieto Mateo de Toro y Zambrano quien un 18 de septiembre de 1810 fue presidente de la Primera Junta Nacional de Gobierno que marcó el inicio de la Independencia de Chile.
El marino genovés falleció alrededor de 1580, pero no hay registros claros de su deceso.
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