El estudio “Beneficio Económico de la Educación Superior Técnico-Profesional respecto a la Educación Universitaria” buscaba calcular los efectos positivos de estudiar en distintos tipos de instituciones de educación superior en Chile.
En este análisis se da especial énfasis a la rentabilidad generada luego de titularse de un centro de formación técnica (CFT) o instituto profesional (IP) respecto de una universidad.
Si bien el informe asegura que siempre es mejor estudiar en la educación superior que no hacerlo, también concluye que la inversión no se recupera con la misma rapidez en todas las instituciones.
Los titulados de los IP la recuperan mucho antes que los titulados de las universidades y, al cabo de 20 años de egreso de la educación media, la proporción entre lo que invirtieron y lo que obtuvieron es en promedio igual o mayor que en 3 de cada 5 universidades. En el caso de los CFT la recuperación de los recursos invertidos en educación es aún más rápida y la proporción entre lo que se invierte y obtiene, es mayor que en 2 de cada 5 universidades.
El rector de Inacap, Lucas Palacios, explicó que “lo que aquí tenemos que debatir es cómo estamos repartiendo los recursos públicos en la educación superior. Es evidente que, si una persona se demora 6,2 años en egresar de una carrera universitaria, independiente de quién la pague, se demorará mucho más en recuperar la inversión que una persona que estudia, en promedio, 2,5 años en un Centro de Formación Técnica. Por lo tanto, es innecesario que el Estado o las familias inviertan durante más tiempo si existe un camino más corto, más rentable y con una mayor empleabilidad”.
Al respecto, se refirió el vicerrector de Inacap Valdivia, Francisco Wittwer, quien resalta que “las carreras técnicas generan una recuperación de la inversión más rápida que la mayoría de las carreras universitarias. Esto es muy relevante en una Región como la nuestra que tiene una vocación productiva y de servicios en que existe una gran necesidad de ocupaciones relacionadas a lo técnico profesional y donde algunas carreras universitarias se han ido saturando".
Al analizar la relación entre el beneficio económico y lo que invierte el Estado en cada estudiante por concepto de gratuidad, es claro que se invierte más en aquellas universidades que reciben a los alumnos con mejores puntajes, es decir, quienes menos necesitan esta inversión (considerando que, en su mayoría, los puntajes más altos se asocian a mejores condiciones socioeconómicas).
En otras palabras, las universidades donde estudian las personas de mayores ingresos del país son quienes reciben más recursos públicos por estudiante respecto a la gratuidad.
Este informe muestra, además, que las instituciones técnico-profesionales tienen un rol fundamental en la promoción de espacios de mayor justicia social y que el retorno que obtienen estudiantes TP es igual o superior al de la mayoría de las universidades del sistema y se diferencia únicamente de las universidades más selectivas.
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