Corte de pelo gratis.
Así decía un cartel colocado en una puerta del cuartel de la Cuarta Compañía de Bomberos de Valdivia ubicada en calle Arauco muy cerca del centro de la ciudad.
Es habitual que estos letreros aparezcan cuando culmina un taller o curso de peluquería. Se necesitan cabezas para practicar y demostrar lo que se ha aprendido.
¿Se atreve Ud. a ponerse a disposición de una peluquera que está recién aprendiendo?
Pues bien. Eso hicimos y la experiencia fue positiva.
La puerta donde estaba el cartel conducía a una escalera que llevaba a un salón de los voluntarios bomberiles. A un costado, una amplia sala recibía a las futuras peluqueras que, afanadas, cortan el pelo y peinan a al menos 15 personas damas y varones.
Todo es un servicio gratuito para que las emprendedoras –bajo la guía de la profesora Claudia Velásquez- demuestren que los conocimientos han sido bien recibidos y están listas para cortar cabello y peinar a damas y varones por cuenta propia.
Y claro, no cualquier corte, porque si bien el servicio es gratuito, todos quienes llegaron a ponerse a disposición de las nuevas peluqueras, venían con una idea concebida de qué hacerse en el cabello.
No es cosa que lleguen y les hagan lo que a la peluquera le venga en ganas. No señor.
-¿Ud. viene a cortarse el pelo?
“Claro”, respondo.
Después de un momento, la profesora determina qué peluquera me atenderá.
La nueva estilista me ofrece una silla y coloca el cobertor para recibir el pelo.
-“¿Cómo se quiere cortar?”
“No muy corto, por favor”, le digo.
Y toma una máquina para empezar con la labor. Es un regalo que le ha hecho su marido. Muy bien pensado porque le viene como anillo al dedo para esta labor.
La máquina es nueva y la peluquera avanza cortando. Lo hace con calma, lentamente, como calculando cada paso que va a dar. Prueba un peine, luego otro… comprueba el número y evita en todo momento pasarse del corte.
“La otra vez probé esta máquina con mi marido y se me cayó el peine y le hice un camino pelado para arriba, jajaja”, cuenta como anécdota.
Pienso ¡dónde me vine a meter!
Poco a poco la peluquera toma confianza y aplica los pasos aprendidos. Me coloca agua y siento cómo corre por mi cuello. Con una toalla la seca y cuenta que anteriormente un caballero se asustó cuando le echó el agua helada.
“Es que no le avisé… cómo que se asustó, jajaja”, relata.
Después de varios minutos, la profesora Velásquez se acerca, ve el trabajo realizado, pregunta si siguió todas las indicaciones y con rápidos cortes afina todos los detalles que van quedando.
No me dejaron pelado, tampoco me dieron tijeretazos… prueba superada.
Nuevo corte de pelo y más encima, gratis.
Fueron 19 las valdivianas y un valdiviano que decidieron aprender desde cero el arte de la peluquería moderna. La gran mayoría no tenía conocimientos previos, pero al final de este proceso adquirieron las herramientas para desenvolverse individualmente, ya sea en sus familias o con la intención de instalar un emprendimiento.
Esos son algunos de los objetivos de este curso financiado por la empresa Capreva y llevado a cabo de manera intensiva durante dos semanas.
“Este es un programa que se hace a través del programa Impulsa Personas. Las empresas con sus franquicias tributarias y la labor de Sence entregan los recursos a la comunidad", señala la profesora de peluquería Claudia Velásquez, quien tiene más de 26 años de experiencia en este trabajo.
“Las personas aprendieron términos y técnicas en este que fue el segundo curso. Comenzaron desde cero y en estas jornadas de práctica realizaron más de 150 cortes de cabello”, agregó.
-¿Cómo se pueden inscribir las personas interesadas en aprender?
“A través de la Otec YBM Capacitación y su página de redes sociales, también entregando sus datos en la Cuarta Compañía de Bomberos. El curso es gratuito”.
-¿Cuándo es el próximo curso?
“En enero. Puede asistir cualquier persona que tenga la habilidad y sobre todo, las ganas de cumplir el curso. Son 100 horas que se realizan en más de siete horas diarias”.
Karen Troncoso contó a Diario de Valdivia lo que fue su experiencia en el taller. “No sabía nada de peluquería. Durante la pandemia le corté el pelo a familiares, pero sin conocimientos. Ahora estoy capacitada para desempeñarme en este ámbito. Al principio se me hizo difícil por los términos que se usan, pero la profesora nos dio la confianza para perder el miedo y cortar el cabello”.
“A futuro me gustaría aprender más y desempeñarme en mi casa. Esto tiene un alto alcance, se nos da una oportunidad y es bonito”.
Del mismo modo Elena Vásquez aprendió las técnicas del corte moderno. “Estoy sin trabajo y quería aprender algo. No sabía mucho del tema, pero la idea es surgir en esto, conocer las técnicas. En mi familia están muy contentos y esperando que les corte el cabello”.
“Me gustaría tener mi clientela y generar mis propios ingresos”, dijo.
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