Diario de Valdivia estableció contacto con el experimentado basquetbolista, Alfonso “Chico” Yáñez Oñate, quien analizó su larga carrera deportiva y profesional de cara a un nuevo campeonato deportivo Maxibásquetbol, en Puerto Montt a realizarse del 10 al 17 de febrero.
Yáñez fue parte de la época dorada del básquetbol valdiviano, donde compartió con grandes jugadores como Carlos Zarges, Peyico Díaz, Joaquín González, Eduardo Brevis y Pedro Salvadores, y llevó a lo más alto al seleccionado local y a los clubes que defendió.
Lo más impresionante de Alfonso, puede ser el hecho de tener 80 años y continuar su carrera deportiva; sin embargo, a medida que habla de su vida y los logros que ha obtenido, la edad pasa a un segundo plano y su motivación parece no tener límites.
El basquetbolista, nacido en 1944, es nacido en Temuco, donde cursó sus estudios primarios hasta terminar su enseñanza media y egresar de Mecánica Industrial en la Universidad Técnica.
A los diez años, comenzó a jugar básquetbol en la escuela primaria y cuando cumplió los 12, fue seleccionado como mejor deportista de esta licenciatura.
Yáñez jugaba básquetbol, fútbol, practicaba atletismo, salto ornamentales en la piscina del cerro Ñielol y además, fue campeón de boxeo en los barrios. “Desde que comencé con el básquetbol, no me detuve”, comenta Alfonso.
Lo cierto es que Yáñez ha practicado el deporte de los cestos por al menos 70 años continuos. Cuando era un niño de 14 años comenzó en la liga juvenil y a los 15 ya participaba en la serie adulta. Cuando alcanzó los 16 fue llamado a la selección de Temuco, siendo en ese entonces el más joven de los integrantes del Club Deportivo Flecha donde destacó gracias a su habilidad y rapidez con el balón y compartió con grandes jugadores como Rufino Bermedo y Luis Salvadores.
El experimentado deportista reconoce que en Valdivia encontró su segunda casa y el amor, donde desarrolló una larga carrera en Salesianos y la Universidad Técnica. También en la selección de Valdivia.
En la ciudad de los ríos se casó con María Triviño y tuvo a su hija María Luisa. Ahora tiene dos nieto: Valentina y Matías, y un bisnieto llamado Cristian.
- Alfonso, de frente a este nuevo desafío. ¿Cómo se siente de salud y bienestar?
“Gracias a Dios estoy bien. La verdad es que el momento más duro fue la pandemia, porque me frenó un poco en términos de entrenamiento y constancia, pero ya me recuperé. Aunque de tanto jugar, lamentablemente tengo problemas en las rodillas. La pandemia me redujo mucho la masa corporal, pero estoy prácticamente recuperado".
- ¿A qué se dedicó en su vida laboral?
“Cuando salí de mi enseñanza media en el año 1964 me contrataron en Bata Peñaflor cuando un día recibí una llamada telefónica y era David Barriga, recordado técnico valdiviano, quien me ofreció llevarme a la Universidad Técnica a trabajar. Yo le consulté si existía la posibilidad de seguir estudiando y me dijo que sí. Así lo hice para seguir mi carrera técnica. Un colega de la misma universidad, instaló un colegio, por lo que me llevó a impartir clases de Mecánica Industrial”.
“Cuando llevaba un año en eso, postulé a una beca que daba el Ministerio de Educación junto a la Universidad Técnica en Santiago e Inacap. Gané la beca y el año 1970 me puse a estudiar Pedagogía. Fui profesor durante 41 años en Santiago. Compartí mi trabajo con el básquetbol jugando en los equipos de Vulco y Famae y participando en Nacionales”.
“Estudié y me quedé en Santiago, porque encontré trabajo inmediatamente. En Valdivia pude haber hecho lo mismo, pero no podía estudiar, así que permanecí allá. Básquetbol y docencia, esa es mi vida”.
- ¿Cómo fue jugar básquetbol en Valdivia?
“Tengo distintas etapas como basquetbolista en Valdivia. De 1964 a 1970 salí tres veces campeón nacional, también fui campeón en otras competencias internacionales y en torneos internos de Valdivia y además en los Provincias del Sur. Para el último Nacional fui a jugar a Puerto Varas desde Santiago, prácticamente sin entrenar porque recién comenzaba a estudiar. Valdivia ganó los años ‘68, ’69 y '70, en todos ellos participé”.
- ¿Sin duda el básquetbol es su pasión, hasta cuándo piensa seguir prolongando la leyenda de Alfonso “Chico” Yáñez?
“Hasta que el médico diga. Todos los años me hago el test de esfuerzo, hasta ahora no he tenido ningún problema. En ese sentido, el básquetbol me ha dado salud, también muchos amigos, pero hay que saber cuidarse y ser estructurado. No hay que exagerar en todas las cosas”.
“En Valdivia nací y maduré como basquetbolista, disfrutaba entregándoles a la gente lindos partidos y triunfos; además pude conocer grandes amigos que aún los tengo”.
Este fin de semana Yáñez enfrentará un nuevo desafío: se trata del la XXII versión del Campeonato de Maxibasquet, el que se disputará en Puerto Montt desde este sábado 10 de febrero y tendrá la participación de cientos de basquetbolistas veteranos.
Alfonso enfrentará la competencia como parte de la delegación de la Universidad de Concepción y pondrá en la cancha toda la fuerza y rapidez que demostraba en sus años mozos.
Y ya está mentalizado en ganar.
“Pude haber jugado por la categoría de 75 años, pero por ahí ya pasé. Pastelero a sus pasteles. Voy a jugar porque celebro mis 80 años y porque aún puedo jugar. Hay que cuidarse”.
- ¿Qué consejo le daría a los jóvenes que esperan a tener una larga carrera deportiva, como usted?
“Es difícil dar un buen consejo mientras el panorama no mejore, porque el básquetbol está muy bajo a nivel nacional, desde que se formaron las ligas. Hay mucha preferencia por el extranjero y no por el producto nacional”.
“Conozco muchos jugadores buenos que no ingresan a equipos porque sólo van a estar sentados. Deberíamos ser como otros países que prestan apoyo a sus deportistas. Yo he estado en competencias internacionales senior y lo cierto es que sólo van quienes pueden costearse los pasajes y demás gastos. Gracias al apoyo de mis compañeros he podido asistir, porque con el sueldo de jubilación no alcanza”.
“Se presentaron postulaciones para proyectos seniors en Santiago y respecto a preguntas de inversión y apoyo para los jugadores dijeron: “Es que la categoría senior no tiene proyección”. Eso me dejó volando”.
“A estas alturas no podemos tener proyección. Evidentemente no es la misma que un joven que tiene 20 años, pero nuestra proyección es tener salud, poder disfrutar y distraerse. Hay seniors nacionales que van a competencias internacionales como Mundiales y Panamericanos. Se obtienen segundos lugares e inclusive primeros, pero todo con esfuerzo personal, eso de cierta forma es proyección”.
- ¿Continuará entrenando para campeonatos?
“Entreno alrededor de dos veces a la semana en el club Deportivo Brisas de Santiago senior. Cuando era joven jugaba mucho más, pero ahora hay que ir midiendo el esfuerzo”.
“Debo comenzar a cuidar las lesiones. A esta edad la recuperación es complicada, con el tiempo dejaré de ir a campeonatos, pero seguiré entrenando. Esto lo he hecho toda la vida, no lo puedo dejar".
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