Juan Gual responde rápidamente a Diario de Valdivia: “Creo que todos estos años debo haber organizado al menos 890 competencias en distintas especialidades del atletismo”.
-Eso es todo un récord…
“Es que son más de 40 años ligado al atletismo, no solo en pista sino también en la calle, cross country y mucho más. Esto ha sido mi vida”, agrega.
890 carreras para todos los gustos. Maratón de Valdivia, competencia por el aniversario de la ciudad, por el día del hospital, por 21 de Mayo, por Fiestas Patrias, por el aniversario de El Diario Austral, por el aniversario de Carabineros, por el Día del Ejército y un largo etcétera se podrían nombrar como los eventos en que ha estado involucrado Juan Gual Mesas.
Quien sepa de fondismo en la capital de la Región de Los Ríos, conoce el nombre de Juan Gual. O por lo menos lo ha visto vistiendo y participando de las carreras o tras bambalinas con un cronómetro encargado de la organización.
Juan Gual ha estado ahí y eso se reconoce en el deporte valdiviano.
Pudo haber sido boxeador, como su padre, de quien heredó el nombre. Un valiente peso pluma que en su época llegó a ser conocido como “La maravilla del sur” por su potente pegada y elegante estilo sobre el cuadrilátero.
Su progenitor no quiso que sufriera el rigor del deporte de los puños. “Mira, mi padre nunca dejó que yo fuera boxeador. Me dijo: “sobre el ring un solo Gual. No quiero que te tiren la toalla o te saquen en camilla”. Él fue de la época dorada de ese deporte en la ciudad, pero sabía lo duro que es el arte de golpear sin ser golpeado. Es difícil”, dice.
Tampoco quería que el joven Juan fuera sometido a las comparaciones. “Es que él era muy bueno en el boxeo y obvio, si yo era su hijo lo más probable es que iba a ser comparado con él. Dirían, no es tan bueno o no tiene la misma técnica de su padre. En fin, quiso evitarme ese dolor y así me fui encantando con el atletismo de fondo”, relata.
Juan Gual Mesas es nacido y criado en el barrio de calle Baquedano. Allí, muy cerca de los Barrios Bajos, donde a mediados del siglo pasado abundaban los clubes de fútbol y de boxeo, en una época recordada del deporte valdiviano.
De niño fue travieso y con aptitudes para el atletismo, al punto que se destacó en ese aspecto en la Escuela 1 y en el Liceo de Hombres de la ciudad.
Cuando creció, el atletismo le ayudó para formar las condiciones físicas y de temperamento para seguir una carrera militar al igual que su padre. La historia lo pondría en una encrucijada en su trabajo en las fuerzas armadas, labor que dejó siendo aún muy joven.
De regreso en Valdivia retomó con fuerzas su entusiasmo por el deporte y, es más, asumió labores dirigenciales en el tradicional Club de Atletismo Manuel Plaza. Desde ahí la historia continúa con la participación y organización de cientos de competencias siempre en la ciudad de sus amores.
“Para mí el atletismo es una forma de vida, una actividad que me ha dado muchas satisfacciones y que me ha permitido conocer el país y también competir en el extranjero”, cuenta Juan Gual.
En su casa de calle Baquedano pareciera que ya no hay más espacios para colocar las medallas, trofeos y copas que respaldan una trayectoria deportiva de larga data. En un sector hay galvanos, en otro hay preseas doradas de todos los tipos, en otra área cuadros con fotografías donde se le ve corriendo y en otras, aparece junto a su familia que –reconoce- siempre ha sido un gran respaldo.
Gual confiesa 68 años de edad. Es bajo de estatura, tez morena con muy pocas arrugas de expresión, su cabello cada vez más blanco es el único indicio de que está cerca de las siete décadas.
No se le notan los años.
“A inicios de los años 80 conocí el trabajo de don Ignacio Soto. Él había sido fundador del Club de Atletismo Manuel Plaza en 1962 y falleció en 1979. Tomamos su ejemplo y junto a otros destacados dirigentes allí en la Población Perú, nos volvimos a constituir como club en 1982”.
- ¿Fue su comienzo en la labor dirigencial?
“Sí. Participaba y también organizaba pruebas de atletismo en la pista de pasto del antiguo estadio. Hicimos muchísimas corridas como la del Roto Chileno, el aniversario de la Radio Austral, Radio Pilmaiquén, el Día de la Madre, Glorias Navales, etc. Siempre teníamos actividad y con los años, lo seguimos haciendo. Paramos un poco recientemente por el tema de la pandemia, pero seguimos vigentes.
- Siempre ha sido un apasionado del atletismo…
“Sí, desde chico. Recuerdo haber participado en la Posta de Chile que por aquel entonces organizaba la Digeder. Me sumé al grupo de Canadela junto a corredores destacados como Juan Quintana, Israel Sáez, entre otros. Ganamos la posta de San José a Valdivia. Ese fue un impulso para mí. Eso me llevó a seguir en la actividad y dedicarme a las largas distancias.
Juan Gual señala con orgullo haber sido campeón de Chile en distancias de 1.500, 5 mil y 10 mil metros. Una larga trayectoria en la que ha compartido con destacados exponentes de Valdivia y el país.
“A nuestras pruebas venían a correr deportistas profesionales de todo Chile. Fue una muy buena época para el fondismo valdiviano con grandes corredores y competencias importantes como la maratón a la costa. Imagínate que hicimos varias veces esa prueba que empezaba con un circuito en el estadio y de ahí los competidores recorrían la ciudad y enfilaban hacia la costa para rematar en la playa de Curiñanco con un tramo final de tres kilómetros en arena. Era algo tremendo”, relata.
Juan Gual siguió corriendo y haciendo eventos para grandes y chicos. Hasta que llegó la pandemia. “Nos obligó a encerrarnos. No podíamos salir y estábamos complicadísimos, por eso este año cuando retomé la actividad fue algo muy emocionante, porque volví a sentir la libertad de correr sin tener que estar pendiente de la mascarilla y los controles”.
Durante el verano de este 2022, este deportista veterano tuvo un primer indicio de que algo lo estaba complicando. Sintió molestias en los meniscos de su rodilla derecha.
Se realizó tratamientos kinésicos, incluso se infiltró para enfrentar la rehabilitación.
Se preparó y se sintió en buena forma para su siguiente desafío: el maratón de Santiago.
Juan Gual participó en mayo de este año en el Maratón 50 de Santiago en la categoría de 65 a 69 años. La distancia no le era desconocida, la prueba tampoco, porque ya la había ganado en su serie con anterioridad, pero esta vez las cosas no saldrían como él las había previsto.
“Iba muy bien. Estaba concentrado en mi objetivo y avanzando a muy buen ritmo. De pronto, al llegar al kilómetro 21 sentí un fuerte pinchazo en mi rodilla derecha. Tuve que parar un momento y empecé a caminar rápido, pero tenía mucho dolor”, cuenta.
“Me atendieron en las estaciones de asistencia médica. Eran los meniscos los que me estaban dando problemas otra vez. Me aplicaron hielo en la zona, pasó el dolor y continué con el recorrido. Sabía que estaba lesionado, luego las molestias se hicieron cada vez mayores, pero no iba a detenerme”.
- ¿Pensó en abandonar?
“No, porque en esos momentos se me vinieron a la mente todos los esfuerzos personales y familiares que había hecho para llegar a esas instancias, así es que no podía renunciar así como así. Tenía que llegar a la meta. Como fuera, pero iba a llegar.
- ¿Esos momentos fueron los más complicados en su trayectoria deportiva??
“Diría que sí. Mira, siempre he sido un atleta muy competitivo. Me gustaba estar entre los que pelean las medallas, adelante, pero en esta oportunidad, como estaba lesionado, estuve más atrasado. Estuve en el grupo de personas a las que les cuesta completar la competencia.
- Lesionado y todo, seguía dando la pelea…
“Claro. Y vi que el atletismo también exige mucho. Pensé en varias cosas, en lo que había hecho y también en mi familia que me estaba esperando en la meta en el Parque O’Higgins.
- ¿Estaban preocupados?
“Sí porque mi señora y mis hijos saben el tiempo que yo hacía para los 42 kilómetros y 195 metros. Yo estaba del orden de las 2 horas y tanto, y como pasaba el tiempo se preocuparon porque yo no aparecía entre los corredores. Recién llegué a las 5 horas 24 minutos.
- Pero llegó…
“Eso es lo importante. Sentí su apoyo, superé el dolor y cuando uno recibe la medalla por completar la prueba, se siente pagado. Fue un momento especial.
- ¿Quizás lo más emocionante que le ha pasado en su carrera?
“Es que estoy en otra etapa. Tengo mis años y terminar esa competencia en Santiago fue como un desafío personal. Volví a sentir aquella emoción de terminar una carrera, tal como había sido hace 40 años.
- ¿Esa lesión lo ha hecho repensar en continuar en el atletismo?
“Claro. Esperaré a ver qué es lo que me dice el especialista. Tengo agendada una hora con el doctor Troncoso quien trata este tipo de lesiones y ahí veré qué sucede
- ¿Y si le dice que tiene que dejar el atletismo?
“Veremos. Sería complicado, pero tengo 68 años y quizás es momento de pensar en lo que viene. El atletismo para mí ha sido mi vida y no es tan fácil dejarlo. Quiero seguir corriendo, quizás no los 42 kilómetros que son mi pasión, pero por lo menos los 10 o los 21 kilómetros.
- Esa maratón de Santiago le dejó más de una lección…
“Muchas veces grandes corredores se retiran porque el orgullo los vence. Pueden llegar a la meta, pero no quieren sufrir porque no ganan. Muchos no terminan la carrera porque no soportan no llegar al podio”.
- Pero su cuerpo le está enviando un mensaje Juan…
“(Juan reflexiona un momento y responde) Es una alerta. Ese pinchazo en la rodilla fue como decir: hasta aquí llegamos, pero la formación que me dejó mi padre me obliga a enfrentar los problemas. Los obstáculos son para vencerlos y este lo voy a vencer”.
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