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Panadero valdiviano da la pelea para volver a ponerse de pie

Por Roberto Cadagán / 12 de enero de 2025 | 20:00
A ritmo acelerado se trabaja para volver a operar en la panadería. Crédito: Grupo DiarioSur.
En noviembre pasado un violento incendio consumió la panadería El Torreón. Las llamas dejaron en el suelo el esfuerzo que por años había realizado Juan Carlos Contreras, pero él no se da por vencido y con recursos propios sale adelante.

Cuando Juan Carlos Contreras vio con estupor los escombros que habían dejado las llamas de un violento incendio que consumió su panadería El Torreón en Valdivia, pensó que los 30 años de sacrificio que le había costado levantar en este local se olvidarían para siempre.

Es que las pérdidas en el tradicional local ubicado en calle Goycolea, sector Barrios Bajos de Valdivia, parecían insalvables. La estructura de la panadería, la sala de ventas, un lugar que era usado como vivienda y también una bodega, fueron dañadas por las llamas.

Tras asimilar el duro golpe, este empresario osornino, pero valdiviano de corazón, no se dio por vencido, pensó en los diez trabajadores que dependen de él y toda su familia que le ha puesto el hombro para que el negocio siguiera.

Esos 30 años de historia no podían perderse así como así.

Contreras en medio de los escombros el día después del incendio. Crédito: Grupo DiarioSur

Difícil

Aquel 21 de noviembre quedó grabado para siempre en Juan Carlos Contreras, pero pasado el tiempo le dio el empuje y las fuerzas para doblar la mano al destino y ponerse de pie.

El camino no fue fácil, reconoce a Grupo DiarioSur, pero había que caminarlo.

“Este proceso ha sido lento, pensé que iba a tener algunos algunos beneficios a favor, pero hasta el momento nada. Estamos haciendo todo con recursos propios y se están acabando. Hay que conseguir fondos para continuar y levantar esto”, comenta en las instalaciones de su panadería donde se trabaja intensamente para volver a ser lo que era.

La estructura general ya está avanzada, ahora viene la revisión de las condiciones en las que quedó la maquinaria, los hornos a leña y las conexiones eléctricas. Todo con la finalidad de que el recinto sea lo más seguro posible.

“Las máquinas son muy necesarias, son las que preparan los batidos de las masas, de lo contrario tendría que hacerse a mano, pero eso sería un trabajo titánico”, dice.

De a poco

Contreras confiesa que después de un tiempo de la tragedia se hizo necesario volver a producir. No podía estar detenida la elaboración de pan, ya que los trabajadores dependen de eso.

Es así que logró un acuerdo con la Panadería Bórquez de Isla Teja, donde prepara su pan y así tiene abastecidos a los cerca de 30 almaceneros que distribuyen el producto en Valdivia.

Contreras se muestra agradecido de ese apoyo. “Les agradezco mucho, ya que así seguimos avanzando y tenemos los medios para hacerlo los arreglos. También valoro que mis clientes y vecinos me hayan entendido. Cuando volvimos a tener pan, de inmediato vinieron a comprar. Eso lo destaco siempre”.

Después del incendio reconoce que el municipio local se hizo presente con un contenedor donde pudieron quitar los escombros. “Fue importante. De lo contrario, los costos habrían sido mayores. También vinieron representantes de la Cámara de Comercio, pero no cuentan con recursos como para ayudar”, comenta.

Ahora está preocupado por la instalación eléctrica del recinto. Necesita un acceso adecuado para la energía y permitir que continúe la reconstrucción. “Por favor, Saesa, póngase la mano en el corazón y venga y vea que los circuitos están separados. La parte que yo necesito está totalmente separada, no es que esté unida con el resto que se quemó”, indica.

Revisando la máquina amasadora. Crédito: Grupo DiarioSur.

Complicado

El empresario señala que para seguir adelante deberá gestionar crédito con alguna entidad bancaria. “No tengo otra salida”, dice.

Al momento del análisis reconoce que volver a empezar es difícil para quien no cuenta con todos los medios en el corto plazo. 

“Volver a levantarse ha sido difícil porque cada vez se van reduciendo los recursos. Los costos crecen, pero seguimos manteniendo los precios para que los clientes no se vayan. Los medios ya no son los mismos. Cada vez se hace más complicado. Usamos lo que teníamos nomás”.

Apoyo

Mientras Juan Carlos Contreras conversa con nuestro medio, la trabajadora Lidia Máfil Epuyao observa.

Al ser consultada por todo lo que han vivido en el último tiempo indica que “Fue tremendo lo que sucedió, pero el jefe está poniéndose a las pilas para ir surgiendo de a poco”, declara.

Reconoce que estuvo un tiempo sin trabajo tras el incendio. “Quedamos sin trabajo, pero después de a poco se fue recuperando este lado. Veo que el jefe se esfuerza al máximo para solventar todo lo que hay que hacer”, comenta.

En tanto, Contreras confiesa que espera tener el recinto 100 por ciento operativo en tres meses más. “Tengo fe que lo voy a dejar como a mí me gusta. De eso estoy seguro”, señala.

 

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