Para bien o para mal, la tarde y noche de cada 31 de octubre ya es común que los niños salgan a pedir dulces en el contexto de la llamada noche de Halloween, bajo la frase de "dulce o travesura".
La frase es una advertencia que pone de manifiesto que si no se reciben dulces, entonces los niños harán alguna travesura a cambio, un gesto en apariencia inocente.
Sin embargo, no fue tan inocente la incómoda situación que sufrió una emprendedora paillaquina que, por desconocimiento, no tenía dulces para obsequiar a tres niños que se acercaron a su local.
Alejandra Vargas trabaja en su foodtruck de comida rápida “El Chiringuito” desde hace seis meses, en calle Pérez Rosales, a pasos de la conocida La Italia. Se encontraba en sus labores habituales cuando el trío de niños enmascarados y con capuchas se acercó a ella.
“La cosa es que me preguntaron; ¿dulce o truco? y les dije “oh mis chiquillos disculpen ,pero no tengo nada de dulces” y me dijeron ¡truco entonces! y sacaron un puñado de sobres de Milo que tengo siempre en unos exhibidores”, relató Alejandra a Diario Paillaco, agregando que los niños huyeron corriendo.
“Para mí no es tanto lo que se llevaron, sino que la actitud de ellos, más de 12 años no tenían. Publiqué más que nada para que las mamás que les miran las cosas de los niños vean que tienen sobres de Milo, les hagan un llamado de atención", explica.
La emprendedora dice que tiene una excelente relación con los vecinos y en especial con los niños, que le llaman tía. “Acá tengo un montón de sobrinos porque todos me dicen tía”, comenta.
Ella sólo espera que los niños no sientan que con esta fecha pueden actuar con impunidad, que la vivan con alegría pero con respeto. “Con estas festividades los niños se aprovechan un poco", concluye Sandra.
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