Uno de los tantos problemas que generan mayores tiempos de espera en los tacos de Valdivia son los denominados “vivos al volante”, es decir, conductores que, con el afán de llegar antes a sus lugares de destino, faltan a ciertos códigos viales.
Una de las conductas más generalizadas es la de usar vías segregadas o, en su defecto, circular por vías que sirven para virar, para luego, al momento de llegar el cruce, intentar colarse como se pueda a la fila más larga y, de este modo, ahorrarse varios minutos de espera.
Esta situación se ha vuelto común, especialmente en los ingresos a los puentes, donde los embotellamientos son pan de cada día. Un caso conocido por todos se da en avenida Los Robles del sector Isla Teja.
“Cuando voy al centro tomo la vía de la izquierda, mientras que otros toman la de la derecha. Algunos para dejar a sus hijos en el Colegio Alemán, pero otros se avivan justo en la esquina ya para entrar al puente, ahí es donde se arma el conflicto”, explica uno de los automovilistas que debe transitar a diario por la avenida.
“Sin embargo a esta altura del año ya se ha normalizado un poco. A principios de año, cuando todos calculábamos nuestros tiempos de viaje, algunos se avivaban más y tocábamos la bocina, nos enojábamos, gritábamos, etc. Ahora hay mayor regularidad. Si antes me demoraba 25 minutos en salir de la Teja, hoy me demoro 15”, agrega el conductor.
Este mismo problema se repite todas las mañanas desde las siete de la mañana en el puente Calle Calle, narra otro conductor que debe circular a diario por la avenida Pedro Aguirre Cerca a Diario de Valdivia.
“En dirección Pedro Montt a Las Ánimas es lo mismo, especialmente los que se meten en la fila equivocada y después quieren ingresar a avenida España”, indica.
Consultado por Diario de Valdivia respecto de esta falta de cultura vial, Carlos Huichaqueo, de la consultora Ruta Austral, traslada este problema a algo más macro.
“Yo lo establecería como falta de cultura cívica, de saber ser ciudadano. Ejemplos sobran: el conductor que moja al peatón, quienes se cambian a las vías exclusivas y ve que al lado suyo hay un bus con 50 pasajeros y a él no le importa retrasarlos, en fin. Es una suma de cosas, es un tema social”.
Sin embargo, Carlos Huichaqueo advierte que si bien la escasa cultura vial daña la movilidad urbana de la ciudad, está lejos de ser el mayor responsable.
“Es un tema estructural. Hoy, el mal conducir es una consecuencia del diseño ciudad. Cuando el diseño de tránsito esté bien hecho, y los conductores sigan conduciendo así, ahí te creería”.
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