Mario Hermosilla es un emprendedor de aquellos. De los que nunca se da por vencido. Antes de instalarse en Frutillar, incursionaba en el rubro hotelero, con algunos hostales en el Barrio Lastarria y en Plaza Italia; pero desde octubre de 2019, lo que antes era un muy buen lugar para quedarse en Santiago, por conectividad, onda y servicios; dejó de serlo. A partir de entonces, muchos de los emprendedores de ese estratégico punto de Santiago, tuvieron que resignarse a bajar sus cortinas, reinventarse o morir. Bueno, Mario está entre los que decidió reinventarse. Vendió lo que tenía y apostó por cambiar de aire. Dejó de respirar esmog y los gases de las bombas lacrimógenas, y se vino a Frutillar por amor, siguiendo a Luciana Misi, cofundadora de Cancagua, a respirar aire limpio, tranquilidad y calidad de vida en familia.
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