Por una acumulación de gas subterráneo, cuyo origen y composición aún no se logra identificar, 23 familias valdivianas del conjunto residencial Doña Isidora, permanecen evacuadas de sus hogares hace más de dos semanas, tras haber experimentado una explosión en la sala de bombas hidráulicas del inmueble.
El problema tuvo su episodio más crítico el pasado lunes 19 de abril alrededor de las 06.30 horas, en el conjunto residencial ubicado en calle Los Robles con Pintor Ricardo Anwandter 101, en el sector de Isla Teja, cuando los habitantes del edificio despertaron con una fuerte explosión proveniente del patio del edificio.
Las dos noches previas a la explosión, Bomberos de Valdivia tuvo que intervenir el lugar por fuertes emanaciones de gas provenientes de los alcantarillados, y cuyo origen aún no ha podido ser identificado.
Tras la explosión, se hicieron presentes en el lugar autoridades de SEC, ONEMI y las diversas empresas de gas que funcionan en la región, entre otras, sin entregar una repuesta tranquilizadora frente a la emergencia. Por su parte, los vecinos del inmueble fueron evacuados de manera preventiva por bomberos, situación que aún se mantiene, debido a la alta concentración de gas que todavía se percibe en el lugar, y porque el edificio actualmente se encuentra sin suministro de agua ni luz. Las familias afectadas denuncian que a la fecha aún no reciben ningún tipo de asistencia ni apoyo de las autoridades locales ni de quienes pudieran resultar responsables.
Frente a esto, la comunidad del edificio Doña Isidora se ha unido para dar a conocer esta situación que afecta no sólo al edificio, sino que, a los sectores aledaños a este, que también han presentado permanentes emergencias por emanaciones de gas en las últimas dos semanas.
RECURSO DE PROTECCIÓN
Producto de lo anterior, dentro de los próximos días la comunidad presentará un recurso de protección para exigir a las autoridades que se realice un estudio amplio y exhaustivo para determinar el origen del gas, problemática que se ha repetido anteriormente en el sector y cuya responsabilidad en años previos ha recaído en las empresas de gas que tienen redes en el área.
“Nos encontramos frente a una situación muy extraña- comenta Jaime Gallardo, presidente de la Directiva de Copropietarios del edificio-, en cuanto a que desde hace dos semanas el olor a gas ha sido muy patente en el sector, no sólo en el edificio, sino que en distintos puntos de las calles aledañas. Sin embargo, desde el primer día se nos dijo que el gas que había era metano, y que por lo tanto era responsabilidad del edificio sacar el gas atrapado en el subsuelo. Esta opinión de las autoridades está fundamentada en un estudio que se le encargó a la Universidad Austral, el cual no ha sido confirmado ni ratificado, mientras que se ha pasado por alto el hecho de que se han encontrado fugas en las matrices de gas del sector, y que esta situación ya ocurrió el 2018 en el mismo barrio”, aseguró.
Mientras tanto, Ana Rivera, presidenta del Comité de Emergencia del edificio, agrega que además es muy preocupante la situación de abandono en la que se ha dejado a esta comunidad, “asumiendo que es nuestra responsabilidad solucionar este problema”. Añade que poco ha importado el drama humano asociado a esta emergencia que se vive en medio de la pandemia de COVID-19. “Entre las personas afectadas y que viven en el edificio hay muchos adultos mayores, personas con movilidad reducida e incluso postrados en cama, además de familias con guaguas y niños que se han visto desplazados y desprotegidos, que no tienen familias ni redes, y que han tenido que irse de allegados a casas de conocidos o incluso arrendar otras viviendas. No hemos recibido ninguna orientación en el manejo de la emergencia, ni de cuáles son los caminos a seguir frente a un incidente de este tipo, las posibles soluciones para un retorno seguro a nuestros hogares, o los protocolos para guiar una situación como esta”, asegura Rivera.
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