El sábado 3 de abril, una vez atrasado los relojes a la media noche, y dándonos una hora más de sueño, comenzará de manera oficial el horario de invierno en el país. Este cambio, según explican los investigadores del Instituto Milenio de Biología Integrativa iBio, nos llevará a tener más luz a la hora de despertarnos, lo que es favorable para nuestro reloj circadiano.
Sin embargo, el principal problema es luego en septiembre, al insistir en adelantar nuestros relojes de pulsera al horario de verano. Este último tipo de cambio horario puede afectar considerablemente la fisiología de las personas, esto quiere decir, las funciones y mecanismos que se desarrollan dentro de un sistema vivo. ¿A qué se debe? El investigador posdoctoral del iBio, Felipe Muñoz, comenta que la evidencia científica ha señalado que los cambios de horario provocan una situación de estrés en los organismos, “lo que, por ejemplo, puede aumentar la probabilidad de sufrir algún problema cardiovascular la semana posterior al cambio de horario de invierno a verano”, detalló.
Consecuencias más fáciles de observar, son alteración de nuestros estados de alerta, los cuales se podrían notar en nuestras actividades diarias, las que le demandarán más concentración, prestar atención en clases o el trabajo, incluso manejar. “La comunidad científica respalda el no realizar cambios de horario, considerando el bajo efecto desde un punto de vista de ahorro energético, con respecto a los riesgos a la salud que traen estos cambios”, dijo el especialista, recordando el objetivo con el que nacen inicialmente estos cambios de horario.
Dormir de noche y estar despierto durante el día es un ejemplo de lo que se conoce como ritmo circadiano, “cercano a un día”. Cuando la regulación normal de estos ciclos se altera de forma severa y repetitiva, se pueden llegar a ver una serie de problemas fisiológicos, con mayor incidencia de cuadros de depresión, e incluso mayor frecuencia de cáncer.
La investigadora postdoctoral del iBio, Alejandra Goity, recuerda que, en Europa, basado en la evidencia científica se aboga por que los cambios de hora se deberían dejar de aplicar.
Por otra parte, comenta Goity, “este cambio de hora nos acerca al uso de horario que realmente le corresponde a Chile. Este cambio de hora acerca la hora en que sale el sol con la hora en que la gente realmente se despierta, lo cual es un gran beneficio”. Así, la complicación no es el horario que tendremos desde este fin de semana, sino luego nuevamente cambiarlo al horario de verano en un par de meses. Mantener un horario estándar todo el año (el que conocemos como de invierno GMT -4) sería lo recomendable.
La luz en plantas, hongos y personas
En relación al tema de los ritmos circadianos, los investigadores del laboratorio de Larrondo Lab, están tratando de entender cómo los relojes circadianos son capaces de modular las interacciones, ya sea patógenas o benéficas, entre plantas y hongos, para entender mejor cómo manipularlas y así también generar estrategias para favorecer el crecimiento de los cultivos agronómicos.
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