Por tres años, Tomás Mandiola Lagos fue el Seremi de Educación de Los Ríos. De forma inesperada, a mediados de mes dejó la titularidad de la cartera para ser candidato a constituyente en las elecciones del próximo 11 de abril.
Abogado de la Universidad Católica, magíster en Derecho Público de la Universidad Austral de Chile y ex profesor municipal por la fundación Enseña Chile, Mandiola fue uno de los secretarios ministeriales más jóvenes de la región nombrados por el Presidente Sebastián Piñera. Milita en Evópoli desde 2017, tienda por la que competirá en el desafío por redactar la nueva Constitución Política de Chile.
-¿Ir de constituyente fue algo de último minuto o le venía dando vueltas?
Desde que se firmó el acuerdo del 15 de noviembre (de 2019) pensaba que ser parte de este proceso histórico era algo de lo que me gustaría ser parte, por lo relevante que su resultado será para la legitimidad del orden político y el futuro de nuestro país. Pero lo pensaba de manera muy lejana, muy distante, nada concreto. Mi foco estaba puesto 100% en mi trabajo en el Ministerio.
Cuando como chilenos decidimos tener una nueva Constitución, esta posibilidad se fue haciendo más real y cercana, especialmente cuando distintas personas, de distintos ámbitos, me pidieron que fuera de candidato, que por mis estudios y experiencia de trabajo tenía un perfil apropiado para un desafío como éste y que no podía restarme de un momento tan trascendental para el país.
-Se le veía cómodo en educación, ¿por qué dejar esa comodidad para ir a un cargo de elección popular?
Me encantaba mi trabajo, estaba feliz de poder aportar en mejorar la calidad educativa para los niños y niñas de nuestra región, habíamos consolidado los equipos de trabajo y habíamos logrado grandes avances, destacando a nivel nacional en varias materias. Obviamente me tocó una etapa extremadamente compleja, especialmente desde octubre de 2019 con el estallido social y luego con la pandemia, pero aún, a pesar de las dificultades, amaba hacer mi pega y estar en contacto con las comunidades educativas.
Por ello es que la decisión fue muy difícil de tomar, porque abandonaba un trabajo que me encantaba. Pero sentía que el desafío constitucional era algo demasiado delicado y fundamental para Chile.
Sé que con esto uno asume riesgos importantes y deja de lado la seguridad y la estabilidad, pero esa nunca han sido las cosas que me han movido a tomar decisiones en mi vida.
-A su juicio, ¿qué es lo más urgente de reformar en la actual Constitución?
Hay aspectos muy relevantes relacionados a la descentralización. Las constituciones tratan fundamentalmente de la constitución, distribución y limitación del poder del Estado, y existe aún un desafío pendiente con la distribución territorial del poder, lo cual tiene un origen en el actual Estado unitario que consagra la actual Constitución. Hay que avanzar hacia un Estado descentralizado, como planteamos en la propuesta constitucional que hemos trabajado en el centro de estudios Horizontal.
Y en esa descentralización inteligente, que debemos establecer en el proceso constituyente, es fundamental potenciar el área Municipal, ya que son quienes están más cerca de la ciudadanía y que conocen mucho mejor los problemas concretos de las personas que el gobierno central.
Tenemos que avanzar con fuerza hacia una educación y una salud pública que no tenga nada que envidiarle a la privada, para que los objetivos sociales que establezca la nueva Constitución puedan realmente concretarse y no sean meras declaraciones de buenas intenciones escritas en un papel. Por ello, es fundamental que desde la Constitución, se establezcan lineamientos claros y exigentes sobre la función pública, a fin de que tengamos un Estado realmente meritocrático, al que lleguen los mejores servidores públicos y no los que tengan más “pitutos”.
Otro punto clave para nosotros es la prioridad de la primera infancia, donde proponemos establecer el deber del Estado de adoptar todas las medidas legislativas y administrativas idóneas para proteger a niñas, niños y adolescentes contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, garantizando así su bienestar, desarrollo e integridad física y psíquica.
-Se ha cuestionado la idoneidad de quiénes podrían participar en este proceso. ¿Qué puede aportar un abogado de regiones a la redacción de la carta fundamental?
Aquí no se trata de que algunos tengan más derecho a participar porque tengan tal o cual título, será la ciudadanía quienes al momento de votar le den la importancia que ellos estimen a la formación y experiencia que tenga cada candidato.
Pero para tener una constitución que realmente sea exitosa en la práctica, no bastan las buenas intenciones, sino que hay que tener los conocimientos, experiencias y capacidades para que el texto final sea armónico y logre articular adecuadamente el poder estatal y un sistema de gobierno que realmente funcione, sea representativo pero que no pase a llevar los derechos de las minorías. Es un desafío nada simple de concretar.
De todas maneras, yo creo que la formación jurídica y la experiencia de trabajar dentro del Estado dan una base de conocimientos que es muy importante para redactar esta nueva carta magna.
No debemos olvidar que la Constitución es una Ley al final del día. Una ley suprema, que está por sobre todo el orden jurídico del país y que establece la organización fundamental de los poderes del Estado, sus límites y los derechos y libertades fundamentales de las personas. Es la norma más importante de un país y tiene aspectos muy técnicos y complejos, que tienen siglos de evolución.
-Cree posible llegar a acuerdos en el proceso constituyente?
El quórum que se nos exige para llegar a acuerdos en la Convención es altísimo (2/3), lo cual implica que todos los que tengamos la chance de participar ahí debemos ir con una voluntad de diálogo real, de recuperar esa amistad cívica que muchas veces parece haberse perdido en el debate público actual. Si no llegamos a acuerdos con quienes piensan distinto, no tendremos un proceso exitoso y eso sería un escenario muy peligroso que no podemos permitir que ocurra.
Cuando uno ve personas que quieren, más que plasmar una Constitución que represente los puntos de encuentro de las distintas visiones, implantar una determinada visión ideológica o un programa de gobierno en la Constitución, significa que no han entendido la esencia de este proceso. Aquí se trata de ser muy humildes, de escuchar en serio y generar confianzas con los otros constituyentes, especialmente con quienes piensan muy distinto, a fin de que podamos tener una hoja de ruta común, que sea un punto de unión y no de división. Ese punto es central en este proceso y estoy seguro de que la Convención logrará ese cometido.
-Cuál es el sello que puede aportar “Evópoli” a una nueva Constitución?
Evópoli es un partido nuevo, que viene a introducir una visión moderna, social y reformista a la centroderecha, combatiendo con mucha fuerza el populismo y la demagogia, del lado que venga. Fuimos el primer partido en presentar una propuesta constitucional, en un trabajo coordinado desde el centro de estudios Horizontal, el cual fue compartido y retroalimentado por las regiones, cuestión que no ha realizado ningún otro partido. Ello es prueba de la seriedad y responsabilidad con que nos hemos tomado este proceso, teniendo una propuesta seria y consensuada con las regiones para este proceso constituyente.
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