Felipe Casanova, 30 años, es originario de Pichirropulli, comuna de Paillaco, y desde el lunes 31 de marzo engrosa oficialmente las listas de infectados de coronavirus. Es el primer y único caso, hasta ahora, en la comuna.
No obstante, la historia detrás de su contagio merece ser escuchada, ya que revela negligencia o debilidad institucional en el sistema de salud del país, además de ser prueba de la poca efectividad de los controles sanitarios que sólo miden temperatura: "yo solo tuve fiebre más alta al final", señaló este sábado a Diario Paillaco, desde una cabaña en Valdivia, su lugar de recuperación.
EN EL NORTE GRANDE
Su periplo partió en Arica, a fines de marzo, donde se encontraba trabajando para la línea de buses San Andrés. Fue en ese lejano destino cuando Felipe sintió los primeros síntomas del virus.
“El día 24 en la madrugada empezaron los síntomas; escalofríos y un poco de fiebre, seguido de una tos muy fuerte”, cuenta Felipe.
Fue entonces que decidió ir a controlarse en un policlínico en Huara, localidad norteña en las afueras de Iquique. Al salir, estaba tranquilo. El médico le dijo que no se preocupara y la tens lo despidió con una frase poco amable, pero en el fondo (falsamente) tranquilizadora para su salud: “no nos haga perder el tiempo”.
Casanova continuó trabajando en el bus durante tres días más, siempre sintiéndose mal.
“Pasé por todos los controles sanitarios, siempre consideraron mi temperatura normal y en ningún lado me dijeron nada. Trabajé en esas condiciones casi 4 días”, señala junto con precisar que tuvo la precaución de usar en todo momento mascarillas.
EL REGRESO
Finalmente, Felipe obtuvo los días de descanso que le correspondían y viajó como pasajero de Iquique a Santiago y, luego, de Santiago a Valdivia, pasando nuevamente todos los controles sanitarios y lo mismo, medición de temperatura, sin más.
“Lo único que me buscaban era la temperatura sobre 38 grados para luego decirme que no era el virus”, comenta, a pesar que el explicaba los síntomas.
LLEGADA A VALDIVIA
Felipe Casanova llegó a Valdivia el día sábado 28 de marzo, aproximadamente a las 7:00 de la mañana. Por los malestares, ya no tenia la sospecha, sino la certeza que estaba con el virus, y temeroso de contagiar a su familia y comunidad pequeña, decidió ir directo a hacerse el examen a la Clínica Alemana. Tendría que esperar los resultados hasta el lunes y se auto recluyó en una hostal ubicada frente al terminal.
Fue así como el día indicado, Felipe dio positivo por Covid -19.
Hoy él se encuentra cumpliendo su cuarentena en Valdivia, en una cabaña acondicionada con todo para pasar los días, prepararse comida, hidratarse, y a la espera de la recuperación para volver a ver a sus familiares y amigos de Pichirropulli.
No ha vuelto a abrir la puerta desde que llegó a la cabaña. Recibe diariamente llamados desde la Seremi de Salud y se comunica por internet y teléfono con sus más cercanos, esperando que pasen los días.
“Ya estoy mucho mejor, ya no tengo tos y estoy lentamente recuperando el sentido del olfato y el gusto. La peor etapa creo que fue cuando estaba trabajando” confiesa Felipe, dejando una fuerte alarma ante la posibilidad de que su caso - donde nada funcionó a pesar de la evidencia - no sea una excepción.
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