Cuando empecé a trabajar era mucho menos habitual encontrar espacios que permitieran valorar a través de rankings u opiniones un producto, un servicio o el trabajo de otros. Comencemos por las compañías y hagamos un simple ejercicio: cuando compramos online o utilizamos una App como Uber o Cabify, sólo por nombrar algunas, nos encontramos con que al finalizar se nos pide calificar el servicio. Esto también ocurre con sitios de retail o cuando vamos a la oficina de telefonía móvil a solucionar un problema.
Todo eso no es al azar y obviamente ya estamos acostumbrados, pero no por ser algo habitual y asumido debemos dejar de prestarle interés. A mí me encanta ir a restoranes que están bien rankeados en TripAdvisor y asumo que desde que me encontré hace un par de años con las plataformas que te recomiendan hoteles y alojamientos nunca más compré un paquete turístico. La valoración honesta de las personas es un verdadero tesoro para las compañías.
Esta idea también corre para nosotros en nuestra calidad de trabajadores remotos. Es así como además de tener una vida real y una reputación real, cada vez que nos desenvolvemos en el medio digital, vamos alimentando nuestra reputación online, tanto o incluso más importante que la otra, si somos trabajadores remotos.
Nuestra reputación define cómo nos ve la gente y qué podremos hacer con ello. Michael Fertik, CEO de Reputation.com, publicó en 2015 un libro, The Reputation Economy (La economía de la reputación) en el que hace un análisis de cómo podemos invertir esa reputación en lo que, tanto online como offline, podremos conseguir de aquellos que perciben esa notoriedad.
Esta especie de guía de branding personal, cada día más relevante en un mundo caracterizado por los seguidores que tenemos en esta u otra red social o cualquier otro tipo de métrica captada a través de los canales digitales, ayuda a optimizar las huellas que dejamos en estas plataformas y nos intenta ayudar para ser más exitosos, sin olvidar que los datos y el big data (toda la info que dejamos con nuestro simple acto de existir en internet y usarlo a diario) son cada día más relevantes.
Otro dato interesante es que dos tercios de los encuestados por Marketing Land aseguran leer reviews online y un 90% asegura que estas influyen en su decisión de compra. Por eso, capitalizar la reputación online puede asegurar la mejora de nuestra categoría profesional, las ventas de un producto o incluso la ventaja social frente a aquellos que carezcan de ese beneficio, así como antes lo era tener un auto lujoso, vivir en una casa de aspecto acomodado o tener un apellido vinoso.
Y mucho ojo con el factor humano, porque finalmente las redes y los medios digitales son manejados y usados por personas. Entonces si usted cree que la calidad de sus productos o servicios son importantes, está en lo cierto, pero si desconoce el valor de las buenas prácticas entre personas, está completamente perdido y en esto soy categórica. El daño que hacemos a nuestra reputación faltando a nuestros compromisos, desconociendo acuerdos verbales o contractuales, siendo groseros o poco amigables, no cultivando la solidaridad y la colaboración o simplemente aislándonos sin compartir en nuestro entorno o atendiendo a las sugerencias del resto es algo irreparable.
En 9punto5 valoramos las buenas prácticas y trabajamos por un mejor ambiente para los trabajadores remotos, por eso hablamos los temas difíciles sin ponernos graves.
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