“Cuando la necesidad aprieta, sale a relucir el ingenio”, dice un dicho que el llifenino Octavio González conoce muy de cerca, pues, aburrido del polvo, desarrolló un invento para regar la calle de su sector que no se encuentra pavimentada, aliviando un poco el suplicio que enfrentan él y sus vecinos cada verano.
Fue así que ideó un sistema de riego que le permite cubrir una extensión aproximada de 400 metros, incluyendo en este tramo la cuesta de acceso a playa Huequecura.
Para ello, instaló un tambor de 200 litros de capacidad en su camioneta, el que a está conectado con un armazón de pvc y madera que va dejando caer el agua de manera uniforme sobre el ripio.
Esta labor voluntaria y desconocida por muchos, la comenzó a realizar desde el pasado lunes 15 de enero, pues le preocupa la calidad de vida de su familia, de sus vecinos y también de los turistas que llegan al sector de vacaciones y a arrendar las cabañas que abundan en este sector.
“Ya estamos cansado de vivir así y ahora ya es mucho, ni siquiera podemos colgar ropa porque hasta camiones pasan por aquí ahora y mientras nuestras autoridades no tomen cartas en el asunto, no queda de otra. Además, la cuesta está en pésimas condiciones, apenas suben los vehículos y tiran más polvo todavía”, dijo.
El agua la obtiene a pulso desde el lago, donde al menos dos veces al día llena el estanque y lo sube a su camioneta para realizar una labor que claramente no le corresponde, porque más allá de lo curioso o simpático que parezca su invento, las autoridades deben hacerse cargo de la realidad que viven los vecinos del sector.
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