Sus 50 años de historia en la Diócesis de Valdivia celebrará este sábado 9 el Movimiento de Cursillos de Cristiandad y lo hará con un encuentro masivo en el Instituto Salesiano y con la participación de grupos de cursillistas que llegarán a agasajar a los valdivianos desde Iquique hasta Puerto Montt.
“Ultreya de los 50 años” será la actividad celebrativa que organiza el Movimiento de Cursillos de Cristiandad de Valdivia, un encuentro con un ambiente alegre y al mismo tiempo de reflexión. Hasta esta semana ya estaban confirmados cerca de 200 participantes que llegarán de ciudades como Iquique, Calama y Santiago y se espera un buen número de cursillistas que llegarán de casi todas las diócesis sureñas, por lo que se especula una Ultreya masiva para este sábado 9.
El Cursillo de Cristiandad es una experiencia donde la persona vive un retiro de tres días que posibilita un triple encuentro: con uno mismo, con el mensaje de Jesucristo y con el mundo. Preferentemente está destinado para mujeres y hombres de distintas realidades o condiciones, alejados de la enseñanza religiosa y que buscan conocer a la iglesia o que se sienten atraídos por la persona de Cristo. Tras los tres días muchos cursillistas deciden seguir trabajando para la iglesia y para el movimiento y también conociendo más acerca de la doctrina cristiana, basándose en la piedad, el estudio y la acción como ejes principales.
Fue en 1944 que se fundó este movimiento católico en Mallorca, España, motivado por el laico Eduardo Bonnin y apoyado por los sacerdotes Sebastián Gayá y Monseñor Juan Hervás, quienes después de los horrores de la Guerra Civil Española veían que la sociedad vivía “de espaldas a Cristo”. Bonnin creó un método, mediante un retiro de tres días, donde hizo posible la vivencia y el compartir cristiano, a través de un mensaje transformador y basado en la heterogeneidad de cada viviente de la experiencia, pero con un factor en común: Jesús.
A partir de la década de los cincuenta, Cursillo de Cristiandad se esparce por casi toda Europa y en 1958 llega a América, específicamente a Colombia. A Chile llegó en 1963 y el primer cursillo se vivió en Temuco y desde ahí pasó a Santiago y otras ciudades.
HISTORIA JUNTO AL CALLE CALLE
Fue el padre Ivo Brasseur el pilar fundamental de la llegada de Cursillo a Valdivia. Él mismo recordó hace unos años que en 1964 el padre Juan Baud, quien era párroco en Corral, fue con tres corraleños a Temuco a vivir la experiencia de Cursillos y quedó tan entusiasmado que lo motivó a él para ir también a conocer y vivir la experiencia.
En 1965 el padre Ivo fue invitado a vivir cursillo a Temuco por el director del hogar de menores “Fundación Mi Casa” de Valdivia, quien había vivido cursillo unos meses antes en Temuco y comenzó a invitar a algunos amigos que cooperaban con el hogar, entre ellos, el sacerdote. A fines de ese mismo año, el sacerdote belga fue invitado a formar parte del equipo que iba a organizar el Cursillo en Temuco. Desde aquella experiencia, Brasseur no paró de trabajar para seguir enviando participantes a vivir cursillos en Temuco, invitando laicos de las distintas parroquias de Valdivia, especialmente de la Catedral, entre ellos al mismísimo Obispo de Valdivia de ese tiempo, Monseñor José Manuel Santos.
El 8 diciembre de 1967 se inaugura la Casa de Ejercicios de Valdivia y se realiza el primer cursillo de la diócesis con un equipo venido desde Temuco, con el padre Ivo como director espiritual, Rolando Rocha como su primer rector y el padre Marcos Uribe.
Tras el golpe militar de 1973 se prohibieron las actividades masivas y se vivió un receso hasta que en 1977 se retoman los contactos con el Secretariado del Movimiento de Cursillos de la Araucanía y con equipos de esa diócesis se realiza un cursillo de hombres y uno de mujeres en Valdivia al año siguiente. Desde 1978 a la fecha se han efectuado cursillos todos los años, salvo en 2010 en que no se realizó. En 2008 se celebraron tres cursillos, dos de varones y uno de mujeres. Hasta ahora ya se han efectuado en Valdivia 45 cursillos de varones y 39 de mujeres.
Actualmente el movimiento es encabezado por el matrimonio de presidentes formado por María Angélica Torres y Manfred Scheu, acompañados por el padre José Miguel Prieto, párroco de la parroquia San Conrado de Futrono. En la diócesis de Valdivia también funcionan comunidades cursillistas en Los Lagos, surgidos bajo la mano del padre Enrique Boisson (QEPD) , y en Lago Ranco, que se iniciaron gracias al trabajo misionero de la hermana María Loreto Larraín.
Este año el movimiento se hizo presente en el Corso Fluvial de la Noche Valdiviana y ganó el concurso de las embarcaciones medianas y también se presentó con un carro alegórico para el Carnaval de la Primavera.
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